Es difícil empezar este escrito, porque ni yo misma sé lo que quiero decir.
Esa es la verdad, no sé muy bien que hago aquí, solo que un impulso me ha traído a este lugar, con gran fuerza, como un vendaval… no sé lo que voy a hacer mañana, ni tan siquiera sé lo que he hecho hoy… y por supuesto ya olvidé lo que hice ayer.
Me tomé una o dos cañas, o tres o cuatro, ya no recuerdo… pero no voy borracha, ni voy en el metro, ni he hablado con nadie de esto, quizá solo es falta de sueño. De un desgaste o de un cúmulo de sentimientos no exteriorizados que se convierten en un agotamiento incesante.
Voy teniendo recuerdos de cosas que no he vivido, imágenes en las que no sale nadie y soledades que se pueblan de repente en una bonita pero triste habitación.
Llevo todo el día paseando por la ciudad, ciudad melancólica pero familiar.
Los adoquines de las calles van tropezando con mis pasos torpes, inseguros.
La luz de las farolas, tenues, apenas alumbran más de lo que lo hace la lámpara que ilumina esta mesa en la que escribo.
Y ese lado de la cama que está vacío, no es más que una cueva, cerrada a cal y canto, donde retumba el eco de tu respiración en un intento de hacerme el boca a boca para que no me falte el aire.
Para que no me ahogue ese silencio sepulcral de tu boca al que me obligas.
Para no sufrir un paro cardíaco… voy respirando.
Sigo respirando.
He tenido tiempo de observar a un millar de gente, un sinfín de arrumacos, dedos entrelazados, besos varios y conversaciones interesantes… y no he podido hacer nada más que anhelar algo que ya no tengo con la única satisfacción de saber, que aunque me faltas, aún te guardo dentro.
Suena triste, pero es que lo es…
Vivir a base de recuerdos, que se van perdiendo por momentos, que pasan al olvido con la misma rapidez que fueron vividos.
Y en mi cabeza hay algo que golpea, que me quita el sueño, pero que no me deja quieta y que va versionando mi reflejo aunque no quiera.
Y me maldigo a mi misma por estar diciendo todo esto.
Por dejarme llevar así.
Por perder los papeles de esta forma, incongruente, pero es que si no lo digo, reviento.
Lo siento.
Pero no te puedes imaginar lo mucho que te echo de menos.
Yo y esta maldita manía de garabatear todo lo que voy sintiendo, aún sabiendo que prometí no hacerlo y aún sabiendo que las cartas al cielo no llevan matasellos.
Mírame y no sientas lástima, al igual que yo observo a esta gente totalmente desconocida mientras me hacen sentir familiar una ciudad que no es la mía.
Y cada vez es más grande la certeza, de que olvidar es toda una proeza.
Y no me gusta jurar, pero casi te prometo que lo intento…
Y que en eso se queda.
En algo banal y circunstancial mientras yo me aseguro.
Me convenzo.
Y juro que no existe el olvido, aunque ya no estés aquí conmigo.
Y pongo todo mi esfuerzo, para que esa pena me haga sonreír aún sin ganas.
Y escribo, escribo sin parar, en un intento de acercarte a mi mientras yo misma me alejo.
No quiero que te importe, no quiero que te duela, no es un siempre todavía que espera su hora.
Y aún sabiendo que jamás leerás estas líneas, te sigo escribiendo y recordándote en familia.
Mientras tengo dos opciones.
La primera no me interesa.
La segunda no me convence.
Así que sigo en cero, nada tengo.
Y también tengo una idea, que sumada a la falta de salida que encuentro, se diluye como si nada… nadando en un pequeño charco de agua.
Y ahí intento mantenerme a flote, ensuciando mis zapatos nuevos.
Y hoy me pareció verte entre la gente, aún sabiendo que un nunca más es lo mismo que un jamás.
Y quise ser nombre en tu boca, esperanza rota, un simple recuerdo que descoloca, una fugaz mirada hacia la nada, un paseo atropellado, una sonrisa malvada, un silencio por fin hablado, un quiero volver a verte aún sabiendo que eres un imposible…
He querido ser tantas cosas sin sentido…
Que me he perdido por el camino.
¿Sabes?
En la tele acaban de decir que no creen que la situación mejore en mucho tiempo.
Yo, tampoco.
No busques poesía tradicional en este blog. Esto es lo más parecido a un poema que soy capaz de escribir.
MIS COSITAS
martes, 27 de diciembre de 2011
martes, 13 de diciembre de 2011
Nuevos planes, idénticas estrategias.
Como un borrador a lápiz, que poco a poco se va difuminando, la tinta corrida se va aplastando sobre las yemas y va ensuciando los demás papeles en blanco…
Esa es la comparación que te encuentro, en estos momentos que de nuevo hacen que escriba y que de nuevo me traen tu recuerdo.
Ese recuerdo que hablábamos y que no sabíamos muy bien el porque habíamos olvidado así sin más.
A veces pasamos página demasiado rápido.
Y es en ese preciso momento, en el que involuntariamente nos negamos cualquier tipo de satisfacción, quizá porque pensamos que no la volveremos a tener… cuando nos dejamos ir en vez de dejarnos llevar.
Hoy recuerdo y me vienen imágenes…
Y te veo, aunque en la más absoluta oscuridad, clara intimidad.
Vuelvo a sentir que sigo viva.
Y es que las horas contigo, las pasadas, han regenerado mis ganas.
Y quiero más, no me lo niego, los desperfectos los pulimos a besos.
Y sacamos punta al lápiz, que la brocha fina define mejor los trazos…
Y en el boceto que me planteo, voy dibujándote pausada…
Aún recuerdo tu espalda, tu movimiento, tu jadeo…
La respiración que sale de entre tus dientes, tu puerta entreabierta…
La lengua húmeda, tibia..
El labio inferior carnoso y el superior amenazante…
van mordiendo poco a poco lo que me queda de palabra, hasta dejarme muda a mi también…
Pero es que llevo días en los que solo oigo tu respiración y lo poco que dejas de la mía.
Y que le voy a hacer si en tu aliento encuentro la mayor de mis desgracias…
La debilidad.
Y es que he sido viento, espacio, aire que se evapora si lo tocan, soy ganas, sonrisa, un tiempo que dedican, una canción que gusta, una nana a destiempo que no duerme, un atajo que desvía, un sueño del que privan, un café que no despierta, una hora que no llega…
Puedo ser tantas y tantas cosas, con solo abrir la puerta.
A veces volver a lo mismo, no es sinónimo de recaer sino de reencontrarse.
La técnica es siempre la misma, solo cambiamos de persona.
Y volver atrás la vista y retroceder en el tiempo, nos hace quizá sentirnos más imponentes, a algo que no es capaz de causar el más mínimo miedo… pero que nos hace temblar.
Y quiero despertar tu intriga al igual que levantar tus pasiones.
Mientras que son tantas las cosas que ya no huelen a limpio que es difícil darle una exclusividad a algo que ya ha sido de muchas… igual que darle sentido a unas palabras que por la boca ya han salido, aunque los oídos que escuchen sean distintos…
Es tan fácil, como darse cuenta de esto y que no llegue a paralizarte.
Porque en ese recuerdo que pasea por mi mente, el tiempo no te ha cambiado, sigues igual que antes… y no debo ni buscar ni darte explicaciones a lo que tu ya sabes de antemano.
Es natural, sale todo así de bien. Es conciso. Por fin.
Tu sabes, yo sé y no nos importa.
Y des-importándonos estamos, como en una segunda adolescencia.
Como en una segunda y mejor parte.
Esa es la comparación que te encuentro, en estos momentos que de nuevo hacen que escriba y que de nuevo me traen tu recuerdo.
Ese recuerdo que hablábamos y que no sabíamos muy bien el porque habíamos olvidado así sin más.
A veces pasamos página demasiado rápido.
Y es en ese preciso momento, en el que involuntariamente nos negamos cualquier tipo de satisfacción, quizá porque pensamos que no la volveremos a tener… cuando nos dejamos ir en vez de dejarnos llevar.
Hoy recuerdo y me vienen imágenes…
Y te veo, aunque en la más absoluta oscuridad, clara intimidad.
Vuelvo a sentir que sigo viva.
Y es que las horas contigo, las pasadas, han regenerado mis ganas.
Y quiero más, no me lo niego, los desperfectos los pulimos a besos.
Y sacamos punta al lápiz, que la brocha fina define mejor los trazos…
Y en el boceto que me planteo, voy dibujándote pausada…
Aún recuerdo tu espalda, tu movimiento, tu jadeo…
La respiración que sale de entre tus dientes, tu puerta entreabierta…
La lengua húmeda, tibia..
El labio inferior carnoso y el superior amenazante…
van mordiendo poco a poco lo que me queda de palabra, hasta dejarme muda a mi también…
Pero es que llevo días en los que solo oigo tu respiración y lo poco que dejas de la mía.
Y que le voy a hacer si en tu aliento encuentro la mayor de mis desgracias…
La debilidad.
Y es que he sido viento, espacio, aire que se evapora si lo tocan, soy ganas, sonrisa, un tiempo que dedican, una canción que gusta, una nana a destiempo que no duerme, un atajo que desvía, un sueño del que privan, un café que no despierta, una hora que no llega…
Puedo ser tantas y tantas cosas, con solo abrir la puerta.
A veces volver a lo mismo, no es sinónimo de recaer sino de reencontrarse.
La técnica es siempre la misma, solo cambiamos de persona.
Y volver atrás la vista y retroceder en el tiempo, nos hace quizá sentirnos más imponentes, a algo que no es capaz de causar el más mínimo miedo… pero que nos hace temblar.
Y quiero despertar tu intriga al igual que levantar tus pasiones.
Mientras que son tantas las cosas que ya no huelen a limpio que es difícil darle una exclusividad a algo que ya ha sido de muchas… igual que darle sentido a unas palabras que por la boca ya han salido, aunque los oídos que escuchen sean distintos…
Es tan fácil, como darse cuenta de esto y que no llegue a paralizarte.
Porque en ese recuerdo que pasea por mi mente, el tiempo no te ha cambiado, sigues igual que antes… y no debo ni buscar ni darte explicaciones a lo que tu ya sabes de antemano.
Es natural, sale todo así de bien. Es conciso. Por fin.
Tu sabes, yo sé y no nos importa.
Y des-importándonos estamos, como en una segunda adolescencia.
Como en una segunda y mejor parte.
martes, 1 de noviembre de 2011
Atea
Quisiera tener…
palabras facundas,
desenvolverme bien,
sentirme segura…
pero es que a veces,
inmunda…
no articulo frases,
con atisbos de cordura,
bisbiseos entre dientes,
como quien reza amilanado,
al no creer en ese algo…
impuesto
y desmesurado…
Y comedida,
vivo en el desdén,
disociando mis ideas
y tolerando mis creencias,
amilanada ante la madre de todas las sectas,
exacerbada,
mutada,
piel por hojalata…
mientras los latidos,
hacen eco,
y poco a poco se van perdiendo.
Y aplaudo el plagio,
lúcida,
elocuente…
riéndome de lo que dicen,
sabiéndome insulsa,
de lo que los curas recitan,
y yo con apego,
desprecio inculta.
palabras facundas,
desenvolverme bien,
sentirme segura…
pero es que a veces,
inmunda…
no articulo frases,
con atisbos de cordura,
bisbiseos entre dientes,
como quien reza amilanado,
al no creer en ese algo…
impuesto
y desmesurado…
Y comedida,
vivo en el desdén,
disociando mis ideas
y tolerando mis creencias,
amilanada ante la madre de todas las sectas,
exacerbada,
mutada,
piel por hojalata…
mientras los latidos,
hacen eco,
y poco a poco se van perdiendo.
Y aplaudo el plagio,
lúcida,
elocuente…
riéndome de lo que dicen,
sabiéndome insulsa,
de lo que los curas recitan,
y yo con apego,
desprecio inculta.
miércoles, 26 de octubre de 2011
De sumas y restas
He ido sumando a tu cuerpo,
las caricias de mis dedos,
uñas cortas que afilé mordiendo,
he ido sumando al paso del tiempo,
la rutina,
el deseo,
nuestro ir creciendo.
He reciclado tu aroma,
envasándolo al vacío….
pequeñas dosis de aire,
bocanadas de alivio,
que destapo cuando siento que me asfixio,
cuando creo que no hay nada,
que me traiga de nuevo al olvido.
He ido sumando esa pereza,
de querer cambiar las cosas,
de no saber como hacerlo,
de no encontrar el amparo,
ni nada con lo que poder cambiarlo.
He ido sumando al ayer…
un antes,
un posible después,
para que me quede un todavía,
que sea difícil romper,
anclado a lo que fue nuestra vida,
que se va llenando de reproches,
de podrías…
de malditas dulzuras…
Mientras el hoy,
nos olvida,
el futuro,
no llega,
y este mientras tanto que parece que no cesa,
no avanza,
nos deja quietas,
nos sumó
y ahora…
parece que solo nos resta.
las caricias de mis dedos,
uñas cortas que afilé mordiendo,
he ido sumando al paso del tiempo,
la rutina,
el deseo,
nuestro ir creciendo.
He reciclado tu aroma,
envasándolo al vacío….
pequeñas dosis de aire,
bocanadas de alivio,
que destapo cuando siento que me asfixio,
cuando creo que no hay nada,
que me traiga de nuevo al olvido.
He ido sumando esa pereza,
de querer cambiar las cosas,
de no saber como hacerlo,
de no encontrar el amparo,
ni nada con lo que poder cambiarlo.
He ido sumando al ayer…
un antes,
un posible después,
para que me quede un todavía,
que sea difícil romper,
anclado a lo que fue nuestra vida,
que se va llenando de reproches,
de podrías…
de malditas dulzuras…
Mientras el hoy,
nos olvida,
el futuro,
no llega,
y este mientras tanto que parece que no cesa,
no avanza,
nos deja quietas,
nos sumó
y ahora…
parece que solo nos resta.
domingo, 23 de octubre de 2011
Frío
Tirita el cuerpo,
entumecido,
en esta noche fría…
que no entiende de abrigo.
Y mío es tu espacio,
mía es tu presencia,
mía es la sombra que desprende mi rareza.
Tirita el cuerpo,
sombrío…
bajo una manta…
que solo da frío.
entumecido,
en esta noche fría…
que no entiende de abrigo.
Y mío es tu espacio,
mía es tu presencia,
mía es la sombra que desprende mi rareza.
Tirita el cuerpo,
sombrío…
bajo una manta…
que solo da frío.
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martes, 11 de octubre de 2011
Asilo
Y en ese asilo obsoleto,
de artrosis mal doliente,
sus paredes silenciosas,
pronuncian nanas mientras duermen,
a esos oídos que escuchan,
cada noche el mismo cuento…
y cada noche,
les parece nuevo.
Cuerpos enardecidos,
oídos sordos,
memorias olvidadas,
almas casi disecadas,
arrugadas.
La catastrófica soledad,
que arrasa todo a su paso,
haciendo del abuelo,
un recuerdo olvidado.
Mecedoras incansables,
que hacen del vaivén,
un columpio de emociones,
un va y viene de ilusiones,
mientras ellos estáticos,
apenas…
no se mueven.
Y los cuerpos irrisorios,
que poco a poco se van arrugando,
encogidos por el frío y el hastío continuo,
tedio infinito,
de aquel que quiso con locura...
y que ahora ya, no se siente querido.
Ventanas que dan al patio,
al jardín de la alegría,
y que a través de ellas,
solo se observa melancolía.
Se recuerda todo lo que se fue,
todo lo que se es…
y todo lo que ya,
no se podrá ser.
Mientras las batallas se suceden,
en la memoria histórica de algunos,
que viven el presente,
anclados a su pasado,
y sin poder avanzar a ningún futuro.
Y es así,
triste y desolador cuando acontece,
no hay tiempo,
no hay espacio,
ni nada que pueda pesarlo,
no hay baremo,
no hay esquemas,
nada que pueda medir la espera.
Llega la primavera,
y con ella pasa el verano,
caen las hojas del otoño
y bajo la manta les resta el invierno.
Estaciones del olvido,
que pasan veloces,
rápidas e incansables,
ante sus ojos dormidos,
mientras tiemblan de enfermedad,
y desde hace tiempo,
su memoria,
poco a poco...
los olvida.
de artrosis mal doliente,
sus paredes silenciosas,
pronuncian nanas mientras duermen,
a esos oídos que escuchan,
cada noche el mismo cuento…
y cada noche,
les parece nuevo.
Cuerpos enardecidos,
oídos sordos,
memorias olvidadas,
almas casi disecadas,
arrugadas.
La catastrófica soledad,
que arrasa todo a su paso,
haciendo del abuelo,
un recuerdo olvidado.
Mecedoras incansables,
que hacen del vaivén,
un columpio de emociones,
un va y viene de ilusiones,
mientras ellos estáticos,
apenas…
no se mueven.
Y los cuerpos irrisorios,
que poco a poco se van arrugando,
encogidos por el frío y el hastío continuo,
tedio infinito,
de aquel que quiso con locura...
y que ahora ya, no se siente querido.
Ventanas que dan al patio,
al jardín de la alegría,
y que a través de ellas,
solo se observa melancolía.
Se recuerda todo lo que se fue,
todo lo que se es…
y todo lo que ya,
no se podrá ser.
Mientras las batallas se suceden,
en la memoria histórica de algunos,
que viven el presente,
anclados a su pasado,
y sin poder avanzar a ningún futuro.
Y es así,
triste y desolador cuando acontece,
no hay tiempo,
no hay espacio,
ni nada que pueda pesarlo,
no hay baremo,
no hay esquemas,
nada que pueda medir la espera.
Llega la primavera,
y con ella pasa el verano,
caen las hojas del otoño
y bajo la manta les resta el invierno.
Estaciones del olvido,
que pasan veloces,
rápidas e incansables,
ante sus ojos dormidos,
mientras tiemblan de enfermedad,
y desde hace tiempo,
su memoria,
poco a poco...
los olvida.
martes, 27 de septiembre de 2011
No me canso
Es cierto que nunca me canso,
de tocar con mis manos tu sexo,
hasta empaparme,
sintiendo el liquido viscoso entre los dedos,
mientras respiro ese olor,
que desprendes a impunidad y pecado,
entre las cuatro paredes del cuarto.
No,
no me canso,
de golpear mi cuerpo contra el tuyo,
en actos casi violentos,
mientras que nunca dejan de ser tiernos,
tu lo sabes…
No me canso,
de tener tu clítoris a un palmo,
embadurnado,
vestido de fiesta,
nacido para matarme a espasmos.
Lleno de tantos detalles olvidados,
de agasajos hibernados,
de cuidados reclamados…
No me canso…
De hacértelo en la cama, contra la pared, en el baño…
De meterte mano en la cocina, en el sofá, en la piscina…
De acurrucarme a ti y quedarme dormida…
No me canso…
No me canso,
de deslizar mi lengua por tu espalda,
de erizarte todo a su paso,
de morder con cuidado tus hombros,
pequeños bocados de piel,
conteniéndome para no arrancártela de cuajo.
No me canso,
de tumbarme sobre tu espalda,
de acorralarte,
de saber que no te escapas.
De agarrar tus manos,
como esposas que atan,
de verte sumisa,
de observarte tan solo un lado,
cuando muerdes y besas las sabanas.
No me canso,
de tus gemidos incautos,
de notar que se te escapan,
de sentir que me los trago,
de no poder hablar,
de tan solo poder gritar.
No me canso,
de la vergüenza,
esa que es pasajera,
que a veces nos saluda,
que siempre nos colorea.
No me canso,
de que quieras ser la única y primera,
en acercarte y ver,
como yo misma me lo hago,
mientras que saco fuera,
la zorra que llevo interna.
No me canso,
de esta pasión,
que a veces se esconde,
miedosa de si misma,
y que sale hoy,
sin miedo a que tu te escondas.
No me canso,
de estos espacios vacíos,
de estos cuerpos solitarios,
que van flotando siempre por nuestro aire.
de tocar con mis manos tu sexo,
hasta empaparme,
sintiendo el liquido viscoso entre los dedos,
mientras respiro ese olor,
que desprendes a impunidad y pecado,
entre las cuatro paredes del cuarto.
No,
no me canso,
de golpear mi cuerpo contra el tuyo,
en actos casi violentos,
mientras que nunca dejan de ser tiernos,
tu lo sabes…
No me canso,
de tener tu clítoris a un palmo,
embadurnado,
vestido de fiesta,
nacido para matarme a espasmos.
Lleno de tantos detalles olvidados,
de agasajos hibernados,
de cuidados reclamados…
No me canso…
De hacértelo en la cama, contra la pared, en el baño…
De meterte mano en la cocina, en el sofá, en la piscina…
De acurrucarme a ti y quedarme dormida…
No me canso…
No me canso,
de deslizar mi lengua por tu espalda,
de erizarte todo a su paso,
de morder con cuidado tus hombros,
pequeños bocados de piel,
conteniéndome para no arrancártela de cuajo.
No me canso,
de tumbarme sobre tu espalda,
de acorralarte,
de saber que no te escapas.
De agarrar tus manos,
como esposas que atan,
de verte sumisa,
de observarte tan solo un lado,
cuando muerdes y besas las sabanas.
No me canso,
de tus gemidos incautos,
de notar que se te escapan,
de sentir que me los trago,
de no poder hablar,
de tan solo poder gritar.
No me canso,
de la vergüenza,
esa que es pasajera,
que a veces nos saluda,
que siempre nos colorea.
No me canso,
de que quieras ser la única y primera,
en acercarte y ver,
como yo misma me lo hago,
mientras que saco fuera,
la zorra que llevo interna.
No me canso,
de esta pasión,
que a veces se esconde,
miedosa de si misma,
y que sale hoy,
sin miedo a que tu te escondas.
No me canso,
de estos espacios vacíos,
de estos cuerpos solitarios,
que van flotando siempre por nuestro aire.
sábado, 24 de septiembre de 2011
Invierno
Se acerca el invierno, me vigila desde hace días.
Guarda en sus cajones la ropa sombría y el vaho en mi boca empaña el cristal por el que miro.
Un café, caliente.
Y un cigarro que consumo entre dientes, mientras juego a dibujar formas en el aire, aire que bien podría cortarse con un cuchillo.
En la calle el afilador, me saluda con la mano, mientras hace sonar su lija al son de una campana que avisa de que trabaja.
Suena metálico, con su moto de hojalata mientras nadie le hace caso.
Suena el teléfono, me avisa de que más allá de estas cuatro paredes, también hay vida.
Lo dejo sonar, perdí las ganas de hablar, es este un momento único, irrepetible…
De estar a gusto como nunca, o como siempre… no sé.
Me despisto sin parar, bucle de emociones que no encuentran final…
Anochece y solo una triste bombilla desvela mi casa.
Y no puedo dejar de pensar en ti…
Hace frío, mis pies buscan las zapatillas que perdí en algún sitio, rescato la manta de mama, esa que tardo años en hilvanar, la misma que siempre me tapa, que me protege, un escudo de lana, que no forja lanza, mientras me acurruco y me enredo, como si nada malo pudiese traspasarla.
Intentando olvidar lo que no me hace bien,
aunque a veces lograrlo, me parece imposible.
Intento encontrar un punto de equilibrio,
entre mi bien y mi mal,
entre tu y yo,
pero me resulta difícil, cuando se que no estás.
Y estos diablos internos,
que ven la luz ante tan magna oscuridad,
son el resultado de aprender del pasado,
aún no queriendo ver lo que a veces está tan claro.
Por saberme ignorante de la maldad de los demás y no llegar a conocer nunca la mía.
En el silencio de mi casa, en la soledad de esta pobre alma,
que inquieta intenta buscar algo que le dé calma.
Sentada aquí, en esta silla de cuatro patas, de espaldas a un abismo, abstraída, ausente, dejando que mi propia melancolía me ciegue y me absuelva de mi propio juicio.
Con la mirada dirigida a unos pies que me he aprendido de memoria y con los dedos en unas teclas que van solas.
Ganas de acostarme.
Guarda en sus cajones la ropa sombría y el vaho en mi boca empaña el cristal por el que miro.
Un café, caliente.
Y un cigarro que consumo entre dientes, mientras juego a dibujar formas en el aire, aire que bien podría cortarse con un cuchillo.
En la calle el afilador, me saluda con la mano, mientras hace sonar su lija al son de una campana que avisa de que trabaja.
Suena metálico, con su moto de hojalata mientras nadie le hace caso.
Suena el teléfono, me avisa de que más allá de estas cuatro paredes, también hay vida.
Lo dejo sonar, perdí las ganas de hablar, es este un momento único, irrepetible…
De estar a gusto como nunca, o como siempre… no sé.
Me despisto sin parar, bucle de emociones que no encuentran final…
Anochece y solo una triste bombilla desvela mi casa.
Y no puedo dejar de pensar en ti…
Hace frío, mis pies buscan las zapatillas que perdí en algún sitio, rescato la manta de mama, esa que tardo años en hilvanar, la misma que siempre me tapa, que me protege, un escudo de lana, que no forja lanza, mientras me acurruco y me enredo, como si nada malo pudiese traspasarla.
Intentando olvidar lo que no me hace bien,
aunque a veces lograrlo, me parece imposible.
Intento encontrar un punto de equilibrio,
entre mi bien y mi mal,
entre tu y yo,
pero me resulta difícil, cuando se que no estás.
Y estos diablos internos,
que ven la luz ante tan magna oscuridad,
son el resultado de aprender del pasado,
aún no queriendo ver lo que a veces está tan claro.
Por saberme ignorante de la maldad de los demás y no llegar a conocer nunca la mía.
En el silencio de mi casa, en la soledad de esta pobre alma,
que inquieta intenta buscar algo que le dé calma.
Sentada aquí, en esta silla de cuatro patas, de espaldas a un abismo, abstraída, ausente, dejando que mi propia melancolía me ciegue y me absuelva de mi propio juicio.
Con la mirada dirigida a unos pies que me he aprendido de memoria y con los dedos en unas teclas que van solas.
Ganas de acostarme.
jueves, 22 de septiembre de 2011
Día raro
A veces tengo la sensación de luchar contra un infinito, de no tener aliados en una guerra que desconozco, de tener más de un rival que me ataca por la espalda y de no tener con qué defenderme, tan solo la palabra.
Palabras que pueden herir pero que no arañan, que pueden dañar pero que no sangran.
Palabras que el viento se puede llevar y que solo el tiempo sana.
A veces tengo la sensación de que no conozco rey, que la ley se hizo para poder incumplirla y que no hay bufón que consiga en esta burla arrancarme una sonrisa…
A veces pienso que el manjar se puso sobre la mesa para poder sentar mal y que el vino con el que poder brindar no levanta mano ni copa.
A veces creo que el cuento, a mi, en vez de darme me quita el sueño.
Mientras quiero encontrar ese plano, ese mapa, donde garabatear mi fuga.
Y no por cobarde, solo para poder jugar, experimentar y ensayar mi muerte en vida sin sufrir daño.
A veces ya no sé quién quiero ser, guerrera, princesa, burlona o reina.
Palabras que pueden herir pero que no arañan, que pueden dañar pero que no sangran.
Palabras que el viento se puede llevar y que solo el tiempo sana.
A veces tengo la sensación de que no conozco rey, que la ley se hizo para poder incumplirla y que no hay bufón que consiga en esta burla arrancarme una sonrisa…
A veces pienso que el manjar se puso sobre la mesa para poder sentar mal y que el vino con el que poder brindar no levanta mano ni copa.
A veces creo que el cuento, a mi, en vez de darme me quita el sueño.
Mientras quiero encontrar ese plano, ese mapa, donde garabatear mi fuga.
Y no por cobarde, solo para poder jugar, experimentar y ensayar mi muerte en vida sin sufrir daño.
A veces ya no sé quién quiero ser, guerrera, princesa, burlona o reina.
Los días raros / Vetusta Morla
miércoles, 31 de agosto de 2011
Quiero que te quiero...
Estas vacaciones han dado mucho de sí, infinitas ideas devastando mi cabeza, así… una detrás de otra, tal cual han pasado por ella… dispongo:
Quiero que mi sobrino siga diciéndome por mucho tiempo, así como de carrerilla “tequieroadiósbuenasnochesunbesotepasoalayaya” cada vez que lo llamo.
Como también quiero que mi sobrina no pueda guardar y se le escapen todos los secretos.
Eso me facilita el camino…
También quiero que los dos se sigan creyendo mis historias por mucho tiempo, para así poder tomarles el pelo, su cara cuando se dan cuenta es tan divertida, mientras fruncen el ceño y se les escapan las sonrisas.
También quiero no perder nunca la imaginación, darles juego, contarles cuentos.
Dos cajitas, una de clips y la otra llena de besos.
Quiero que las siete de la tarde sea la hora en la que mi cuerpo se despierta y que las once de la mañana siga siendo la hora en la que mi cuerpo se levanta.
Quiero seguir teniendo un centímetro más largos los dedos de las manos.
Y un poquito más pequeños los dedos de los pies, para seguir andando despacio.
Quiero tener un poco más de pelo, que se me ha caído de tanto tomármelo.
Quiero ser un poco menos cabezona y un tanto menos orgullosa.
Quiero que mis amigas sigan siendo perfectas aún con todos sus defectos.
Y que su Laurita nunca les falle.
Quiero querer queriendo y que me sigan queriendo querer.
Quiero tu nombre y el mío en el buzón.
Quiero que quieras que nos casemos algún día.
Quiero que me sigas dando un beso cuando te vas y no me entero, porque se que me lo das aunque no me entere.
Y que me sigas escribiendo el buenos días… aunque tarde tres horas en contestarte, sabes que es lo primero que hago.
El “toma ya” me hace reír y a ti te hace especial.
Nadie me comprende cómo tú, nadie te quiere como yo.
Quiero que ni me falten ni me sobren los te quiero, ni los yo tampoco.
Quiero que suspires con las croquetas de mi madre porque están hechas con mucho cariño…
Quiero que sigas teniendo tu rincón en mi sofá, si a mi me sigues dejando el mío en tu cama.
Quiero que tus pies sigan buscando los míos aún dormidos.
Quiero un hola, a todas horas.
Quiero volver a fijarme en ti cuando cualquier noche estemos por ahí.
Y entre toda la gente, mirarte y pensar que daría lo que fuese por conocerte… otra vez.
Y buscar tu mirada entre la gente y ponerme nerviosa si me la devuelves.
Y un poco interesante, que ya sabes que me sale…
Y todo esto, que pase, mientras me siguen temblando las piernas….aún sabiendo que
nos iremos juntas a casa.
Como aquel primer día.
Quiero que no sea el momento toda la vida.
Quiero seguir admirándote allá arriba a la derecha tanto como aquí abajo y donde sea.
Quiero que me quieras, como yo quiero que me quieras.
Quiero quererte como tu quieres que te quiera.
Quiero despertarme cada mañana con la fuerza que me contagias.
Quiero que sigas siendo grande, cada vez que te haces pequeña.
Quiero que me mires y que con la mirada me lo digas todo sin decirme nada.
Quiero seguirte sin llegar a ser tu sombra.
Quiero que te quiero… y vuelvo a quererte.
Quiero quererte tanto que necesites gritar en algún momento ¡basta! Sin ser bruta el significado de la palabra.
Quiero seguir preguntándome ¿Por qué te quiero tanto?
Para seguir llenándome de miles de respuestas.
Quiero que pienses que sin mi ya nada vale la pena, que yo te convenceré de lo contrario.
Y que sea 15 de abril por segunda vez…
Y que no haya más 7 de Noviembres…
Y borrar del calendario el 25 de agosto.
Quiero que aquél al que le dije “que estés donde estés que estés bien” siga aquí aunque no esté.
Quiero seguir echándole de menos esperando a que algún día sea capaz de echarle de más.
Y quiero que papá y mamá, sigan siendo como son, aunque me gustaría que supieran demostrarlo mejor.
Ciertos días, ciertas cosas.
Por querer, quiero..
Que mis latidos latan y se pierdan en la abundancia.
Quiero la tolerancia a mis ideas aunque sean intolerables.
Quiero el respeto de lo irrespetable.
Quiero seguir escuchando que me quieren, hasta que dejen de hacerlo.
Quiero que el silencio aún marque según que momentos.
Quiero sentirme importante, aunque eso no signifique nada.
Quiero seguir queriéndome mucho, pero sin pasarme.
Quiero que el libro de mi vida, de mi presente, de mi hoy, de mi ahora, siga abierto de par en par, escrito en ambas páginas y acabando en un punto y final.
Quiero seguir teniendo ideas de vez en cuando y que de vez en cuando no valgan la pena.
Quiero que los planes que aún están por hacer, salgan bien.
Y que los que no tienen que salir bien, pues que no salgan bien…
Que le vamos a hacer…
Quiero que todo esto que pienso, siga pasando.
A su debido tiempo, a su debida forma.
Y quiero dejar de pedir, porque veo que hoy no tengo fin…
Quiero que mi sobrino siga diciéndome por mucho tiempo, así como de carrerilla “tequieroadiósbuenasnochesunbesotepasoalayaya” cada vez que lo llamo.
Como también quiero que mi sobrina no pueda guardar y se le escapen todos los secretos.
Eso me facilita el camino…
También quiero que los dos se sigan creyendo mis historias por mucho tiempo, para así poder tomarles el pelo, su cara cuando se dan cuenta es tan divertida, mientras fruncen el ceño y se les escapan las sonrisas.
También quiero no perder nunca la imaginación, darles juego, contarles cuentos.
Dos cajitas, una de clips y la otra llena de besos.
Quiero que las siete de la tarde sea la hora en la que mi cuerpo se despierta y que las once de la mañana siga siendo la hora en la que mi cuerpo se levanta.
Quiero seguir teniendo un centímetro más largos los dedos de las manos.
Y un poquito más pequeños los dedos de los pies, para seguir andando despacio.
Quiero tener un poco más de pelo, que se me ha caído de tanto tomármelo.
Quiero ser un poco menos cabezona y un tanto menos orgullosa.
Quiero que mis amigas sigan siendo perfectas aún con todos sus defectos.
Y que su Laurita nunca les falle.
Quiero querer queriendo y que me sigan queriendo querer.
Quiero tu nombre y el mío en el buzón.
Quiero que quieras que nos casemos algún día.
Quiero que me sigas dando un beso cuando te vas y no me entero, porque se que me lo das aunque no me entere.
Y que me sigas escribiendo el buenos días… aunque tarde tres horas en contestarte, sabes que es lo primero que hago.
El “toma ya” me hace reír y a ti te hace especial.
Nadie me comprende cómo tú, nadie te quiere como yo.
Quiero que ni me falten ni me sobren los te quiero, ni los yo tampoco.
Quiero que suspires con las croquetas de mi madre porque están hechas con mucho cariño…
Quiero que sigas teniendo tu rincón en mi sofá, si a mi me sigues dejando el mío en tu cama.
Quiero que tus pies sigan buscando los míos aún dormidos.
Quiero un hola, a todas horas.
Quiero volver a fijarme en ti cuando cualquier noche estemos por ahí.
Y entre toda la gente, mirarte y pensar que daría lo que fuese por conocerte… otra vez.
Y buscar tu mirada entre la gente y ponerme nerviosa si me la devuelves.
Y un poco interesante, que ya sabes que me sale…
Y todo esto, que pase, mientras me siguen temblando las piernas….aún sabiendo que
nos iremos juntas a casa.
Como aquel primer día.
Quiero que no sea el momento toda la vida.
Quiero seguir admirándote allá arriba a la derecha tanto como aquí abajo y donde sea.
Quiero que me quieras, como yo quiero que me quieras.
Quiero quererte como tu quieres que te quiera.
Quiero despertarme cada mañana con la fuerza que me contagias.
Quiero que sigas siendo grande, cada vez que te haces pequeña.
Quiero que me mires y que con la mirada me lo digas todo sin decirme nada.
Quiero seguirte sin llegar a ser tu sombra.
Quiero que te quiero… y vuelvo a quererte.
Quiero quererte tanto que necesites gritar en algún momento ¡basta! Sin ser bruta el significado de la palabra.
Quiero seguir preguntándome ¿Por qué te quiero tanto?
Para seguir llenándome de miles de respuestas.
Quiero que pienses que sin mi ya nada vale la pena, que yo te convenceré de lo contrario.
Y que sea 15 de abril por segunda vez…
Y que no haya más 7 de Noviembres…
Y borrar del calendario el 25 de agosto.
Quiero que aquél al que le dije “que estés donde estés que estés bien” siga aquí aunque no esté.
Quiero seguir echándole de menos esperando a que algún día sea capaz de echarle de más.
Y quiero que papá y mamá, sigan siendo como son, aunque me gustaría que supieran demostrarlo mejor.
Ciertos días, ciertas cosas.
Por querer, quiero..
Que mis latidos latan y se pierdan en la abundancia.
Quiero la tolerancia a mis ideas aunque sean intolerables.
Quiero el respeto de lo irrespetable.
Quiero seguir escuchando que me quieren, hasta que dejen de hacerlo.
Quiero que el silencio aún marque según que momentos.
Quiero sentirme importante, aunque eso no signifique nada.
Quiero seguir queriéndome mucho, pero sin pasarme.
Quiero que el libro de mi vida, de mi presente, de mi hoy, de mi ahora, siga abierto de par en par, escrito en ambas páginas y acabando en un punto y final.
Quiero seguir teniendo ideas de vez en cuando y que de vez en cuando no valgan la pena.
Quiero que los planes que aún están por hacer, salgan bien.
Y que los que no tienen que salir bien, pues que no salgan bien…
Que le vamos a hacer…
Quiero que todo esto que pienso, siga pasando.
A su debido tiempo, a su debida forma.
Y quiero dejar de pedir, porque veo que hoy no tengo fin…
lunes, 1 de agosto de 2011
Tancat
Todo empieza así sin más…
Te pasas todo un año esperando que llegue este mes y de golpe, aquí se planta y empieza la cuenta atrás, contrarreloj día si día también… pero el estrés que produce para nada molesta, es algo así como saber que acaban de empezar y que ya casi se te acaban… para qué enfadarse… la triste vida del trabajador, si quieres lo aceptas y si no te das contra la pared… y los pocos días que tienes los pasas en el hospital.
Y ahora que empieza lo bueno, estoy nerviosa.
No es de extrañar, una amiga mía me dice: tu te pones nerviosa hasta para ir al cine.
Así que entenderme, el tener las entradas de ese festival de verano desde hace más de seis meses, me hace sentir MUY tranquila…
Duermo estupendamente….
El que me tenga que morder la lengua con Edreams… tampoco ayuda mucho, de momento solo os digo, que mejor no compréis nada a esta compañía… su servicio post venta es de lo más abrumador.
Eso sí, lo primero disfrutar de ese magnifico viaje (si nos dejan, claro), lo segundo que nos devuelvan el dinero de lo que nos han cobrado por error (suyo) y que hace dos meses que va volando de aquí para allá y que no acaba de aterrizar nunca en nuestra cuenta y lo tercero cuando todo esto haya pasado, mi carta de agradecimiento con mis más sinceras palabras….
1,2,3... Yo me calmaré….
Y esta Laura de quita y pon, de callejera viajera, que muere de ganas de volar y aterrizar, se despide de vosotr@s por lo que queda de mes…
La vuelta será de lo más intensa, con nuevas fotos y aventuras que contar, con un copia y pega de mi carta para que sepáis lo que es una carta amistosa sin necesidad de plantilla… con un moreno de lo estupendo y sobre todo con muchísimas ganas de volver a pasear por mis calles.
See you soon.
Te pasas todo un año esperando que llegue este mes y de golpe, aquí se planta y empieza la cuenta atrás, contrarreloj día si día también… pero el estrés que produce para nada molesta, es algo así como saber que acaban de empezar y que ya casi se te acaban… para qué enfadarse… la triste vida del trabajador, si quieres lo aceptas y si no te das contra la pared… y los pocos días que tienes los pasas en el hospital.
Y ahora que empieza lo bueno, estoy nerviosa.
No es de extrañar, una amiga mía me dice: tu te pones nerviosa hasta para ir al cine.
Así que entenderme, el tener las entradas de ese festival de verano desde hace más de seis meses, me hace sentir MUY tranquila…
Duermo estupendamente….
El que me tenga que morder la lengua con Edreams… tampoco ayuda mucho, de momento solo os digo, que mejor no compréis nada a esta compañía… su servicio post venta es de lo más abrumador.
Eso sí, lo primero disfrutar de ese magnifico viaje (si nos dejan, claro), lo segundo que nos devuelvan el dinero de lo que nos han cobrado por error (suyo) y que hace dos meses que va volando de aquí para allá y que no acaba de aterrizar nunca en nuestra cuenta y lo tercero cuando todo esto haya pasado, mi carta de agradecimiento con mis más sinceras palabras….
1,2,3... Yo me calmaré….
Y esta Laura de quita y pon, de callejera viajera, que muere de ganas de volar y aterrizar, se despide de vosotr@s por lo que queda de mes…
La vuelta será de lo más intensa, con nuevas fotos y aventuras que contar, con un copia y pega de mi carta para que sepáis lo que es una carta amistosa sin necesidad de plantilla… con un moreno de lo estupendo y sobre todo con muchísimas ganas de volver a pasear por mis calles.
See you soon.
jueves, 21 de julio de 2011
Silencio
El silencio se cobró la vida que no supiste hablar.
Porque con el silencio muere todo lo que no se dice.
Y en el vacío quedan las palabras, los gestos, los grandes sentimientos…
Estancados, perdidos, dando vueltas sobre si mismos.
Porque lo que no se dice y dentro se queda, pudre lo que se ve y que está fuera.
Porque con el silencio muere todo lo que no se dice.
Y en el vacío quedan las palabras, los gestos, los grandes sentimientos…
Estancados, perdidos, dando vueltas sobre si mismos.
Porque lo que no se dice y dentro se queda, pudre lo que se ve y que está fuera.
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miércoles, 13 de julio de 2011
1+1 no siempre son dos
Necesitaba un beso y me lo diste.
Necesitaba un abrazo y de cemento te volviste.
Necesitaba que tu cuerpo encorvado se prolongara en línea recta…
Necesitaba tus dedos y está de más decir que hiciste con ellos.
Necesitaba todo aquello que te pedí…
y que sin quejarte me entregaste…
Y ahora que me diste todo lo que necesité,
sé que aún puedo pedirte mucho más…
y también sé,
que no tengo fin…
cuando me pongo a pedir….
Es así..
¿Podríamos repetir?
Dime que sí.
Y empezamos a repetir,
en cuanto quieras…
porque no hay cosa que me guste más…
que suplicar tu espera…
Bajo la manta nos ha restado el invierno,
veloces estaciones del olvido,
que pasan rápidas e incansables,
ante nuestros ojos dormidos.
Necesito del calor,
que desprende tu cuerpo,
ese que me hace sudar
y del que no me sé quejar.
Y es que llegados a este punto,
de un año casi eterno,
necesito desconectarte conmigo
y empezar de nuevo en cero.
Siempre vas a más,
en vez de ir a menos…
y yo no sé donde iremos a parar…
si seguimos así y con esto…
Empieza la cuenta atrás…
¿Sabes sumar?
Necesitaba un abrazo y de cemento te volviste.
Necesitaba que tu cuerpo encorvado se prolongara en línea recta…
Necesitaba tus dedos y está de más decir que hiciste con ellos.
Necesitaba todo aquello que te pedí…
y que sin quejarte me entregaste…
Y ahora que me diste todo lo que necesité,
sé que aún puedo pedirte mucho más…
y también sé,
que no tengo fin…
cuando me pongo a pedir….
Es así..
¿Podríamos repetir?
Dime que sí.
Y empezamos a repetir,
en cuanto quieras…
porque no hay cosa que me guste más…
que suplicar tu espera…
Bajo la manta nos ha restado el invierno,
veloces estaciones del olvido,
que pasan rápidas e incansables,
ante nuestros ojos dormidos.
Necesito del calor,
que desprende tu cuerpo,
ese que me hace sudar
y del que no me sé quejar.
Y es que llegados a este punto,
de un año casi eterno,
necesito desconectarte conmigo
y empezar de nuevo en cero.
Siempre vas a más,
en vez de ir a menos…
y yo no sé donde iremos a parar…
si seguimos así y con esto…
Empieza la cuenta atrás…
¿Sabes sumar?
miércoles, 6 de julio de 2011
Tangible
Es tan real,
tu cuerpo sobre el mío…
como una sombra que adquiere forma,
a medida que se acerca…
tan caliente…
tan tangible y admirable…
que apenas pesa…
ni se nota…
Tu piel…
siempre tu piel,
esa piel que me quebranta,
que me hace dueña de nada…
que me da lo que luego me quita,
a la que he escrito tantas veces…
y que tantas veces me da la espalda…
Esa piel iridiscente,
que alumbra en la sombría,
que es capaz de anochecer el día,
siempre en combustión continua,
que aún mojada no se apaga,
ni su llama causa herida.
Es tu piel,
una atracción misteriosa,
que imanta cual imán,
hasta hacer chocar…
tu polo,
el mío,
uno contra uno,
inducidos…
los opuestos por fin juntos…
magnetizados y abducidos,
que no pueden separarse,
porque quieren estar unidos.
Y la verdad es,
que no puedo quererte más…
ni tampoco sé…
quererte un poco menos.
tu cuerpo sobre el mío…
como una sombra que adquiere forma,
a medida que se acerca…
tan caliente…
tan tangible y admirable…
que apenas pesa…
ni se nota…
Tu piel…
siempre tu piel,
esa piel que me quebranta,
que me hace dueña de nada…
que me da lo que luego me quita,
a la que he escrito tantas veces…
y que tantas veces me da la espalda…
Esa piel iridiscente,
que alumbra en la sombría,
que es capaz de anochecer el día,
siempre en combustión continua,
que aún mojada no se apaga,
ni su llama causa herida.
Es tu piel,
una atracción misteriosa,
que imanta cual imán,
hasta hacer chocar…
tu polo,
el mío,
uno contra uno,
inducidos…
los opuestos por fin juntos…
magnetizados y abducidos,
que no pueden separarse,
porque quieren estar unidos.
Y la verdad es,
que no puedo quererte más…
ni tampoco sé…
quererte un poco menos.
miércoles, 29 de junio de 2011
38
Una hoja en blanco y algo que decir, aunque aún no sé muy bien el qué.
Unas ganas locas de crear algo, que tenga sentido, que sea sentido…
Y es que el mes de Junio, se me antoja triste, sombrío…
Si, ya sé, esas malditas fechas a recordar y que aún queriendo olvidar no puedo olvidar.
Como flechas clavadas en una diana.
Pero es así, vienes y te vas, pero nunca te quedas.
Y muy a mi pesar, en el intento de no olvidar, cada día lo hago un poco más.
Maldita suerte la mía.
Maldita dulzura la tuya.
Y tus ojos marrones,
camaleónicos verdes…
que hacían perder el sentido…
Bonitos, si…aunque apenas los recuerdo ya.
Y me ayudo con fotos para no olvidar su color, para no olvidar tu cara.
Quisiera que una imagen me recordara tu carcajada, enlatada, para abrirla cuando me diera la gana.
Contagiada.
Para reír juntos.
Si, ya sé, suena fatal…
suena a desastre…
suena a lo que soy…
Pero aquí siempre digo lo que pienso, lo que siento, como si nadie leyera, como si nadie opinara….como si nadie sintiera pena, solo yo.
Y sé que no es así…y no es que me de igual, solo hablo por hablar.
Digo lo que necesito sacar y ya.
Descargo la ira, la rabia, lo que me da la real gana.
Porque eternas son las horas, en las que poder divagar…e inútil a veces el poder crear.
No hay tiempo,
no hay espacio,
ni nada que pueda pesarlo.
No hay baremo,
no hay esquemas,
nada que pueda medir la espera.
No hay bote, ni pequeño ni grande, donde meter el aire que se deja de respirar.
Y me viene a la mente, desde hace días, un cuento de los que contar.
El de aquel reloj parado a las siete.
http://geneura.ugr.es/~jmerelo/atalaya/print.cgi?id=/historias/6934&nombre=xdreus
Y yo como aquel reloj, dos veces al día siento que me dan cuerda, que estoy en sintonía…
Y otras dos siento al ralentí, la cuerda se para, no hay cucos, ni campanas.
Ni nadie que nos diga que demonios pasa.
Pero es que hay horas, hay días, hay fechas, en las que todo gira.
Y hay otras en las que el tiempo se para, hasta la vida se detiene por vaga.
Hace días que desperté de aquel mal sueño,
letargo de dolor incesante,
que a veces duerme y otras hace que el tiempo pase demasiado rápido.
Controversia de opiniones que divide en dos mi propio yo.
Y es que aquella pesadilla que se repetía por las noches, dejo de visitarme.
Solo tenía miedo a una cosa y era a no verte…
Y he tenido que aprender a no hacerlo.
¿Sabes?
No necesité perderte para darme cuenta de cuanto te quería.
Mientras tú seguirás allí y yo no me moveré de aquí…
Y te seguiré hablando de vez en cuando creyendo que me escuchas, mientras soy consciente de que quizá no lo haces, no porque no quieras si no porque no sabes…
Gracias por hacerme olvidar y hacerme recordarte.
Que estés donde estés, que estés bien.
Ya sabes.
Ya sabéis.
Unas ganas locas de crear algo, que tenga sentido, que sea sentido…
Y es que el mes de Junio, se me antoja triste, sombrío…
Si, ya sé, esas malditas fechas a recordar y que aún queriendo olvidar no puedo olvidar.
Como flechas clavadas en una diana.
Pero es así, vienes y te vas, pero nunca te quedas.
Y muy a mi pesar, en el intento de no olvidar, cada día lo hago un poco más.
Maldita suerte la mía.
Maldita dulzura la tuya.
Y tus ojos marrones,
camaleónicos verdes…
que hacían perder el sentido…
Bonitos, si…aunque apenas los recuerdo ya.
Y me ayudo con fotos para no olvidar su color, para no olvidar tu cara.
Quisiera que una imagen me recordara tu carcajada, enlatada, para abrirla cuando me diera la gana.
Contagiada.
Para reír juntos.
Si, ya sé, suena fatal…
suena a desastre…
suena a lo que soy…
Pero aquí siempre digo lo que pienso, lo que siento, como si nadie leyera, como si nadie opinara….como si nadie sintiera pena, solo yo.
Y sé que no es así…y no es que me de igual, solo hablo por hablar.
Digo lo que necesito sacar y ya.
Descargo la ira, la rabia, lo que me da la real gana.
Porque eternas son las horas, en las que poder divagar…e inútil a veces el poder crear.
No hay tiempo,
no hay espacio,
ni nada que pueda pesarlo.
No hay baremo,
no hay esquemas,
nada que pueda medir la espera.
No hay bote, ni pequeño ni grande, donde meter el aire que se deja de respirar.
Y me viene a la mente, desde hace días, un cuento de los que contar.
El de aquel reloj parado a las siete.
http://geneura.ugr.es/~jmerelo/atalaya/print.cgi?id=/historias/6934&nombre=xdreus
Y yo como aquel reloj, dos veces al día siento que me dan cuerda, que estoy en sintonía…
Y otras dos siento al ralentí, la cuerda se para, no hay cucos, ni campanas.
Ni nadie que nos diga que demonios pasa.
Pero es que hay horas, hay días, hay fechas, en las que todo gira.
Y hay otras en las que el tiempo se para, hasta la vida se detiene por vaga.
Hace días que desperté de aquel mal sueño,
letargo de dolor incesante,
que a veces duerme y otras hace que el tiempo pase demasiado rápido.
Controversia de opiniones que divide en dos mi propio yo.
Y es que aquella pesadilla que se repetía por las noches, dejo de visitarme.
Solo tenía miedo a una cosa y era a no verte…
Y he tenido que aprender a no hacerlo.
¿Sabes?
No necesité perderte para darme cuenta de cuanto te quería.
Mientras tú seguirás allí y yo no me moveré de aquí…
Y te seguiré hablando de vez en cuando creyendo que me escuchas, mientras soy consciente de que quizá no lo haces, no porque no quieras si no porque no sabes…
Gracias por hacerme olvidar y hacerme recordarte.
Que estés donde estés, que estés bien.
Ya sabes.
Ya sabéis.
sábado, 21 de mayo de 2011
Iglesia
Hay un oficio que acaba en ceremonia,
una celebración de culto ante personas,
que agachan la cabeza,
que pecan y después confiesan,
que perjuran al profeta,
mientras cantan sus saetas.
Esa iglesia que viste a la mona de seda,
de blanco a la novia,
y de negro a la tristeza,
mientras adorna con flores sus pasillos,
a cien euros la gran corona…
Penitentes devotos…
que necesitan el visto bueno,
a unirse con alguien y no separarse jamás,
aunque no se den felicidad.
Ilusos que necesitan creer en algo,
porque ese algo lo es todo,
castos,
benditos santos,
fieles,
creyentes…
que se dejan castrar…
sin rechistar…
mientras que el voto de castidad,
se sitúa bajo faldas y alguna que otra sotana,
por la que algunos nos excomulgarían
y otros muchos nos bendecirían.
Y si existe el exorcismo,
con censura incluida,
que entierra a los vivos
y honra a los idos,
¿Porque no puede existir?,
una veneración a quien cada uno quiera,
sin tener que llamarle Dios.
Y no intento profanar,
lo que ya está prostituido,
no rezo, no creo,
no quiero formar parte de lo que considero ridículo.
Pero que yo me mantenga al margen,
parece que a ellos les hace crecer,
lo sé…
Ya no solo en poderosos
y en ricos de la viña del señor,
si no que forman parte del gobierno,
crean sus propias leyes,
tachan de enfermos a los que como yo,
sentimos de manera diferente,
llamémonos homosexuales…
leprosos del siglo XXI,
que merecemos el descenso a los infiernos,
mientras en el cielo toman nespresso…
Pero no hablan de su pederastia…
de sus abusos imperativos,
a lo largo de la historia…
simplemente…
porque no lo consideran tan grave…
Y dictan sobre el aborto,
sin mirar con lupa cada caso,
deberían de criar ellos a aquel niño,
que en una violación fue engendrado…
cuando ríe, cuando llora, cuando mama…
y a la madre le recuerda al desgraciado…
Porque esta claro,
ellos alimentan con cien panes,
a todos los niños que pasan hambre…
que mueren de frío
y necesitan cariño.
Y no critico la devoción,
que cada uno pueda sentir,
(mi madre incluida)
critico la condena a la que me somete,
la mayor de las sectas.
Beneplácito obligado,
a una leyenda que podría ser inventada,
debido a la necesidad que todos tenemos de creer en algo.
Critico que extiendan la mano,
mientras se llenan los bolsillos,
con la poca calderilla que algunos tienen,
para ellos no dejar de ser ricos.
Si dios es amor sobre todas las cosas,
porque ellos van bañados en oro,
cuando hay quienes…
no pueden ni bañarse en agua.
Agua santa no hace falta,
tan solo agua clara.
Y no es que ande falta de fe,
ni de esperanza o de milagros,
creo en mi propio credo
y en mis vicios que a nadie hacen daño.
Sé que es posible execrar,
a partes iguales los dos bandos,
no conceder perdón a unos cuantos,
no nos librará de otros tantos.
Porque en la vida real,
cada uno decide si perdonar,
cada uno ofrece lo que tiene
y compra lo que puede.
Porque no hay baratijas que salgan caras,
ni ofertas que sean regaladas,
pague dos y lleve tres,
pero no robe hermano…
que ya sabe que eso es malo…
A mí que me den la comunión y el santo perdón,
porque pienso seguir pecando,
por los siglos de los siglos…
Que profecía la mía
y que condena la suya…
Ave María purísima…
una celebración de culto ante personas,
que agachan la cabeza,
que pecan y después confiesan,
que perjuran al profeta,
mientras cantan sus saetas.
Esa iglesia que viste a la mona de seda,
de blanco a la novia,
y de negro a la tristeza,
mientras adorna con flores sus pasillos,
a cien euros la gran corona…
Penitentes devotos…
que necesitan el visto bueno,
a unirse con alguien y no separarse jamás,
aunque no se den felicidad.
Ilusos que necesitan creer en algo,
porque ese algo lo es todo,
castos,
benditos santos,
fieles,
creyentes…
que se dejan castrar…
sin rechistar…
mientras que el voto de castidad,
se sitúa bajo faldas y alguna que otra sotana,
por la que algunos nos excomulgarían
y otros muchos nos bendecirían.
Y si existe el exorcismo,
con censura incluida,
que entierra a los vivos
y honra a los idos,
¿Porque no puede existir?,
una veneración a quien cada uno quiera,
sin tener que llamarle Dios.
Y no intento profanar,
lo que ya está prostituido,
no rezo, no creo,
no quiero formar parte de lo que considero ridículo.
Pero que yo me mantenga al margen,
parece que a ellos les hace crecer,
lo sé…
Ya no solo en poderosos
y en ricos de la viña del señor,
si no que forman parte del gobierno,
crean sus propias leyes,
tachan de enfermos a los que como yo,
sentimos de manera diferente,
llamémonos homosexuales…
leprosos del siglo XXI,
que merecemos el descenso a los infiernos,
mientras en el cielo toman nespresso…
Pero no hablan de su pederastia…
de sus abusos imperativos,
a lo largo de la historia…
simplemente…
porque no lo consideran tan grave…
Y dictan sobre el aborto,
sin mirar con lupa cada caso,
deberían de criar ellos a aquel niño,
que en una violación fue engendrado…
cuando ríe, cuando llora, cuando mama…
y a la madre le recuerda al desgraciado…
Porque esta claro,
ellos alimentan con cien panes,
a todos los niños que pasan hambre…
que mueren de frío
y necesitan cariño.
Y no critico la devoción,
que cada uno pueda sentir,
(mi madre incluida)
critico la condena a la que me somete,
la mayor de las sectas.
Beneplácito obligado,
a una leyenda que podría ser inventada,
debido a la necesidad que todos tenemos de creer en algo.
Critico que extiendan la mano,
mientras se llenan los bolsillos,
con la poca calderilla que algunos tienen,
para ellos no dejar de ser ricos.
Si dios es amor sobre todas las cosas,
porque ellos van bañados en oro,
cuando hay quienes…
no pueden ni bañarse en agua.
Agua santa no hace falta,
tan solo agua clara.
Y no es que ande falta de fe,
ni de esperanza o de milagros,
creo en mi propio credo
y en mis vicios que a nadie hacen daño.
Sé que es posible execrar,
a partes iguales los dos bandos,
no conceder perdón a unos cuantos,
no nos librará de otros tantos.
Porque en la vida real,
cada uno decide si perdonar,
cada uno ofrece lo que tiene
y compra lo que puede.
Porque no hay baratijas que salgan caras,
ni ofertas que sean regaladas,
pague dos y lleve tres,
pero no robe hermano…
que ya sabe que eso es malo…
A mí que me den la comunión y el santo perdón,
porque pienso seguir pecando,
por los siglos de los siglos…
Que profecía la mía
y que condena la suya…
Ave María purísima…
jueves, 5 de mayo de 2011
En tu día...
Hoy quisiera susurrar un secreto a los cuatro vientos,
la emoción que sentí con este regalo,
que también es tuyo,
que no me canso de mirar y que lo siento como algo muy tuyo, muy mío, muy nuestro…
Eres un regalo, dentro del propio regalo…
¡Felicidades!
miércoles, 27 de abril de 2011
Ausencia
Y esa ausencia,
que hace mi camino…
a veces un tanto extraño…
otras un tanto duro…
Y es esa ausencia,
a día de hoy…
la que nunca se reemplaza,
pero es que nadie,
puede ni podrá…
ocupar tu lugar…
Esa ausencia,
que va de digna,
mientras me quebranta,
a la que con desdoro tacho de furcia,
maldita hija de puta…
Es esa ausencia,
que menosprecio…
que aún así me acompaña…
día a día,
mañana tras mañana…
Porque sigues siendo,
de lo primero en lo que pienso…
quiera o no quiera…
Puta tragedia.
Es esa ausencia desmemoriada,
la que hace que a días vaya olvidando tu cara,
no es que con ella venga el olvido,
ni mucho menos que yo así lo acepte…
solo es que empiezo a confundir el recuerdo,
de todo lo que es tuyo,
incluso el sonido de tu risa,
que se torna débil al instante…
mientras que suplico para que no se apague…
mientras te despido con una mano y con la otra cierro trato, con el mismísimo diablo.
“Y ya no se si es un recuerdo…
o el recuerdo de un recuerdo lo que me va quedando”
que hace mi camino…
a veces un tanto extraño…
otras un tanto duro…
Y es esa ausencia,
a día de hoy…
la que nunca se reemplaza,
pero es que nadie,
puede ni podrá…
ocupar tu lugar…
Esa ausencia,
que va de digna,
mientras me quebranta,
a la que con desdoro tacho de furcia,
maldita hija de puta…
Es esa ausencia,
que menosprecio…
que aún así me acompaña…
día a día,
mañana tras mañana…
Porque sigues siendo,
de lo primero en lo que pienso…
quiera o no quiera…
Puta tragedia.
Es esa ausencia desmemoriada,
la que hace que a días vaya olvidando tu cara,
no es que con ella venga el olvido,
ni mucho menos que yo así lo acepte…
solo es que empiezo a confundir el recuerdo,
de todo lo que es tuyo,
incluso el sonido de tu risa,
que se torna débil al instante…
mientras que suplico para que no se apague…
mientras te despido con una mano y con la otra cierro trato, con el mismísimo diablo.
“Y ya no se si es un recuerdo…
o el recuerdo de un recuerdo lo que me va quedando”
miércoles, 23 de marzo de 2011
Yo tampoco
Debilidades que en el espacio que nos rodea, se tornan autóctonas.
Y despierto, sin habla, sin cordura, sin demasiada energía…
Y dentro de ese posible sueño que estoy viviendo, sigo desperezando el cuerpo, como si pudiese echarme a volar en cualquier momento.
Entra poca luz, la justa, la necesaria para poder ver que tus ojos también están hinchados y la suficiente para poder entender todas tus largas explicaciones sin palabras.
El bon día, de cada día.
El dulce tono de tu voz… el tacto de tus palabras… finas y delicadas, susurrándome al oído, tanto que apenas puedo escucharlas.
Asiento con algo más que con la cabeza.
Si a todo.
Me dejo llevar.
Tus besos, las caricias que repartes por doquier… sin control ni miramiento.
Haces de esa media hora de ternura la más dulce de las despedidas.
Y la fuerza del imán que me atrae de nuevo al lado opuesto…
No es más que la necesidad aplastante que me entra por querer volver a verte, cada vez que me separo.
Empiezo a necesitarte a todas horas y todas las horas me parecen buenas.
Y cortas.
Muy cortas.
Y camino del año y esto no se para.
Aumenta a cada paso…
Mientras que mis pies siguen siendo puntuales…
Y esta ilusión cada vez más grande.
Y hay noches… algunas noches, que la odisea del recuerdo me lleva a través del tiempo y me hace extrañarte en cantidades industriales.
¿Como puede ser que eche de menos los besos que aún no me has dado?
Mientras pierdo la noción de las horas, sufro el descanso, mi reloj parece pararse y la vigilia se me hace eterna…
Y no pido más que algo de tiempo para poder tener tiempo y poder verte de nuevo.
Y es que me acostumbraste a tu abrazo nocturno y cuando no estás siento que me falta algo.
Como a un niño que no le cuentan un cuento antes de dormir y necesita algo de luz para paliar los miedos que giran alrededor de un armario que no tiene fondo.
Y a sustos voy, sin remedio.
Mientras me escondo tras la almohada y hago mi trinchera con la sabana.
Esa que pide cambio, cada dos o tres días… debido a ya sabes tu qué…
Y no hay ruidos, ni gemidos, ni nada que cree miedos…
Silencio absoluto bajo estas cuatro paredes, bajo la tela que cubre mi cuerpo desnudo y un tanto frío…
Anocheció sin permiso,
se dejo caer la oscuridad,
el frío,
esa soledad…
Hoy si, hoy existe el frío.
Pero me das frío cuando lo necesito y calor cuando lo necesito pero no te lo pido.
Así que no existe la queja, solo algo de pena.
Por pedir lo que creo que es mío… y que por ser mío, lo necesito.
Mientras que no puedo dejar de pensar en ti, en tus mañanas, en tus tardes, en tus noches y en tus agitadas madrugadas.
Yo no sé que ocurre ni qué me pasa… ando idiotizada.
Pero es que tus dedos se mueven rápidos y mi vista quizá cansada, no puede seguir el ritmo que marca el piano.
Y esta cabeza que apenas retiene nada, no puede olvidar tu cara.
Está infinitamente grabada.
He dibujado con mis dedos un círculo alrededor de tu ombligo y tu lo has convertido en algo vicioso y adictivo.
Así sin más…
¡Descarada!
Dime como has podido….
Como te has atrevido…
¿podrías repetirlo?.
¡Uno al día, que maravilla!
A ti te gusta el sexo y a mi me gusta tu sexo.
Tándem perfecto.
Y callo de golpe toda mi verborrea para enseñarte lo que se hacer con esta lengua que no es hablar.
Paso de hablar más.
Porque a veces calladita, estoy más guapa… y a ti, algún día, te voy a comer enterita…
No te fíes.
Que vendré por la espalda.
Que a mi ya no hay quien me pare… ni siquiera tu.
Ni tan siquiera yo.
Pero es que no me canso, no me cansas.
El “yo tampoco” , me suena mejor que el “yo también”.
Y tu ya sabes el porque…
Y despierto, sin habla, sin cordura, sin demasiada energía…
Y dentro de ese posible sueño que estoy viviendo, sigo desperezando el cuerpo, como si pudiese echarme a volar en cualquier momento.
Entra poca luz, la justa, la necesaria para poder ver que tus ojos también están hinchados y la suficiente para poder entender todas tus largas explicaciones sin palabras.
El bon día, de cada día.
El dulce tono de tu voz… el tacto de tus palabras… finas y delicadas, susurrándome al oído, tanto que apenas puedo escucharlas.
Asiento con algo más que con la cabeza.
Si a todo.
Me dejo llevar.
Tus besos, las caricias que repartes por doquier… sin control ni miramiento.
Haces de esa media hora de ternura la más dulce de las despedidas.
Y la fuerza del imán que me atrae de nuevo al lado opuesto…
No es más que la necesidad aplastante que me entra por querer volver a verte, cada vez que me separo.
Empiezo a necesitarte a todas horas y todas las horas me parecen buenas.
Y cortas.
Muy cortas.
Y camino del año y esto no se para.
Aumenta a cada paso…
Mientras que mis pies siguen siendo puntuales…
Y esta ilusión cada vez más grande.
Y hay noches… algunas noches, que la odisea del recuerdo me lleva a través del tiempo y me hace extrañarte en cantidades industriales.
¿Como puede ser que eche de menos los besos que aún no me has dado?
Mientras pierdo la noción de las horas, sufro el descanso, mi reloj parece pararse y la vigilia se me hace eterna…
Y no pido más que algo de tiempo para poder tener tiempo y poder verte de nuevo.
Y es que me acostumbraste a tu abrazo nocturno y cuando no estás siento que me falta algo.
Como a un niño que no le cuentan un cuento antes de dormir y necesita algo de luz para paliar los miedos que giran alrededor de un armario que no tiene fondo.
Y a sustos voy, sin remedio.
Mientras me escondo tras la almohada y hago mi trinchera con la sabana.
Esa que pide cambio, cada dos o tres días… debido a ya sabes tu qué…
Y no hay ruidos, ni gemidos, ni nada que cree miedos…
Silencio absoluto bajo estas cuatro paredes, bajo la tela que cubre mi cuerpo desnudo y un tanto frío…
Anocheció sin permiso,
se dejo caer la oscuridad,
el frío,
esa soledad…
Hoy si, hoy existe el frío.
Pero me das frío cuando lo necesito y calor cuando lo necesito pero no te lo pido.
Así que no existe la queja, solo algo de pena.
Por pedir lo que creo que es mío… y que por ser mío, lo necesito.
Mientras que no puedo dejar de pensar en ti, en tus mañanas, en tus tardes, en tus noches y en tus agitadas madrugadas.
Yo no sé que ocurre ni qué me pasa… ando idiotizada.
Pero es que tus dedos se mueven rápidos y mi vista quizá cansada, no puede seguir el ritmo que marca el piano.
Y esta cabeza que apenas retiene nada, no puede olvidar tu cara.
Está infinitamente grabada.
He dibujado con mis dedos un círculo alrededor de tu ombligo y tu lo has convertido en algo vicioso y adictivo.
Así sin más…
¡Descarada!
Dime como has podido….
Como te has atrevido…
¿podrías repetirlo?.
¡Uno al día, que maravilla!
A ti te gusta el sexo y a mi me gusta tu sexo.
Tándem perfecto.
Y callo de golpe toda mi verborrea para enseñarte lo que se hacer con esta lengua que no es hablar.
Paso de hablar más.
Porque a veces calladita, estoy más guapa… y a ti, algún día, te voy a comer enterita…
No te fíes.
Que vendré por la espalda.
Que a mi ya no hay quien me pare… ni siquiera tu.
Ni tan siquiera yo.
Pero es que no me canso, no me cansas.
El “yo tampoco” , me suena mejor que el “yo también”.
Y tu ya sabes el porque…
Comptine d'un autre Été, L'après-Midi / Yann Tiersen
martes, 1 de marzo de 2011
Incendios de nieve y calor
Bajo la atenta mirada de tus pupilas, encuentro escondite donde perder la vergüenza.
El despojo de mis sonrojos, que cada vez pierdo con más frecuencia, se tornan descarados cuando la luz se vuelve tenue y la ropa interior se amontona en el suelo de la habitación.
Nos miramos.
Sonreímos.
Y callamos.
Silencio en la boca, que siempre apoya.
El beso que pones, mientras lo escondes.
Mientras me buscas y no se que esperas encontrar.
Tus manos frías buscando siempre el calor que albergo en mi interior.
Las caricias de tus dedos, erizan a su paso cada palmo de mi cuerpo,
envejeciéndolo por momentos, arrugando la corteza que acaba mudando en piel.
Mientras que esa piel adquiere de nuevo su textura sedosa,
nos vamos olvidando de ese frío que no es frío, sino un escalofrío revertido.
Erizada tu piel,
también,
al paso de mi susurro…
Hablándote bajito para que apenas puedas oírlo.
Tu cuerpo destemplado,
me contagia de nuevo el frío,
mientras que poco a poco vamos sintiendo el calor y vamos fundiendo el hielo,
ya sabes… incendios de nieve y calor…
calor...
Buscas y al final encuentras.
De palabra y deseo fácil que apenas sabe negarse.
No te avergüences,
no,
no te avergüences nunca de eso…
Estás tan bonita…
tan,
tan bonita…
…
El despojo de mis sonrojos, que cada vez pierdo con más frecuencia, se tornan descarados cuando la luz se vuelve tenue y la ropa interior se amontona en el suelo de la habitación.
Nos miramos.
Sonreímos.
Y callamos.
Silencio en la boca, que siempre apoya.
El beso que pones, mientras lo escondes.
Mientras me buscas y no se que esperas encontrar.
Tus manos frías buscando siempre el calor que albergo en mi interior.
Las caricias de tus dedos, erizan a su paso cada palmo de mi cuerpo,
envejeciéndolo por momentos, arrugando la corteza que acaba mudando en piel.
Mientras que esa piel adquiere de nuevo su textura sedosa,
nos vamos olvidando de ese frío que no es frío, sino un escalofrío revertido.
Erizada tu piel,
también,
al paso de mi susurro…
Hablándote bajito para que apenas puedas oírlo.
Tu cuerpo destemplado,
me contagia de nuevo el frío,
mientras que poco a poco vamos sintiendo el calor y vamos fundiendo el hielo,
ya sabes… incendios de nieve y calor…
calor...
Buscas y al final encuentras.
De palabra y deseo fácil que apenas sabe negarse.
No te avergüences,
no,
no te avergüences nunca de eso…
Estás tan bonita…
tan,
tan bonita…
…
miércoles, 23 de febrero de 2011
Ave de vuelo inerte
Romper el silencio no es más,
que romper los labios,
sin necesidad de sangrar.
Labios cortados,
resecos,
agrietados ante la escasez de agua,
por culpa de una saliva convertida en ácida que al ser tragada,
se vuelve corrosiva dentro de la garganta.
Ansias,
tras tus dedos,
impaciencia,
tras tus pasos.
La semana de sequía,
llega a su fin,
te encuentra,
bebe, se sacia de ti.
El cuerpo se eriza,
a escondidas,
no pide permiso,
mientras tirita.
Me acostumbro rápido al tacto,
ese que desprende tu piel,
mientras haces del frío calor,
derritiendo mi ser.
Hoy me amas como nunca antes lo hiciste,
hoy desvanezco como nunca antes pensé que pudiese llegar a hacerlo…
Hoy todo lo dicho, lo pensado, lo vivido,
es solo el principio…
de esa historia a la que llamamos nuestra,
esa que hace de mi,
lo que ahora mismo soy…
un ave de vuelo inerte,
que busca nido en tu corazón.
que romper los labios,
sin necesidad de sangrar.
Labios cortados,
resecos,
agrietados ante la escasez de agua,
por culpa de una saliva convertida en ácida que al ser tragada,
se vuelve corrosiva dentro de la garganta.
Ansias,
tras tus dedos,
impaciencia,
tras tus pasos.
La semana de sequía,
llega a su fin,
te encuentra,
bebe, se sacia de ti.
El cuerpo se eriza,
a escondidas,
no pide permiso,
mientras tirita.
Me acostumbro rápido al tacto,
ese que desprende tu piel,
mientras haces del frío calor,
derritiendo mi ser.
Hoy me amas como nunca antes lo hiciste,
hoy desvanezco como nunca antes pensé que pudiese llegar a hacerlo…
Hoy todo lo dicho, lo pensado, lo vivido,
es solo el principio…
de esa historia a la que llamamos nuestra,
esa que hace de mi,
lo que ahora mismo soy…
un ave de vuelo inerte,
que busca nido en tu corazón.
lunes, 31 de enero de 2011
Compro
Compro la sonrisa sincera, esa que cuenta verdad, la dedicada, la robada, la tímida y la que habla sin apenas decir nada.
Compro la risa, la carcajada, esa a la que llaman exagerada y que a veces se acompaña hasta con lágrimas, la que incluye gritos, la del hipo, la tonta, la nerviosa y la mejor, esa que contagia.
Compro la felicidad, la buscada, la encontrada, la escondida, la propia y la de los demás, esa que se da, que se regala y que a cambio no espera nada.
Compro la mirada, la de deseo, la que viaja a través del tiempo, la que es capaz de rescatarte de un agujero, la tierna, la achinada, la negra, la castaña, la verde y la azulada.
Compro detalles, inesperados, esos que de tan pequeños se hacen inmensos, los que te dejan sin saber que decir, los que te emocionan de la manera mas tonta y te hacen sonreír.
Compro una pequeña porción de lágrimas, de esas que cuando caen regeneran las ganas.
Compro la voz, la que no se olvida, la que produce una inmensa alegría, la que se echa en falta, la que provoca la risa, esa que te recuerda a una vida.
Compro a los amigos, a los que están, a los que no están, a los que están pero no están, a los que no están pero si están, a los que están aún cuando no pueden estar y a los que quieren estar pero no pueden estar.
Compro la música, la que transporta, la que te invade melancólica, la que te hace ponerte a brincar como loca... y la que aún sin saber su letra, te hace mover la boca.
Compro la creencia, a poder creer en algo o en alguien, si es que existe ese algo o ese alguien, se llame Dios o vete tú a saber como se llame.
La fe no la compro, porque no sé lo que es.
Compro los besos, los lentos, los fogosos, los eternos y los de ya no hay tiempo, los de chocar la boca de un niño y los de abuela que hacen tanto ruido.
Compro un sueño, fácil o difícil, cada uno verá hasta donde puede llegar, al menos uno hay que tener, para poder tener algo por lo que luchar.
Compro la esperanza, la ilusión, la pasión, la comprensión, la empatía, la humildad, la lealtad y todo aquello que me pueda ayudar a ser más accesible a los demás.
Compro caricias, de esas que se hacen con la mano abierta, de las que erizan, de las que giran, de las que hacen cosquillas y de las que acompañan mientras se tirita.
Compro el aquí, el ahora, el nada más me importa.
Compro el hoy, ese hoy que se transforma siempre en un todavía.
Porque el mañana ya vendrá, el pasado ya no está y el futuro quizá, no llegará.
Compro un poquito de por favor, un gracias, un no hay de qué y un a sido un auténtico placer.
Compro el silencio, ese que descansa, que te hace sentir en calma, ese que va bien para escucharse a una misma y poder así curar el alma.
Compro el poder sentirme siempre inspirada, con ideas nuevas que llenen toda esta cabeza, el innovar, el materializar, el perfeccionar cada pequeña obra maestra, el no ser conformista, el no volverme egocéntrica y tener siempre la suficiente autocrítica.
Compro las manos frías, para poder notar siempre, un corazón caliente.
Compro un recuerdo, aquel que sobrevive al paso del tiempo, ese que revives una y otra vez como si fuese el mismísimo ayer, el que te hace volver, ese que te hace crecer, el que te hizo ser y el que te deja poder ser.
Compro el aprender, el no volver a caer, el caminar siempre hacia adelante para no retroceder, el poder equivocarme y el perdón a dicha equivocación, el no errar doblemente, el conocer todos mis defectos, no justificarlos y aprender a lidiar con ellos, pero sobretodo compro, el no tener que recordarme a mi misma cuales son mis virtudes porque ya las tengo más que aprendidas.
Compro todo lo que me ayude a ser mejor persona, al igual que ya hace algún tiempo vendí, todas las malditas sobras.
http://mipasacalles.blogspot.com/2010/11/vendo.html
Compro la risa, la carcajada, esa a la que llaman exagerada y que a veces se acompaña hasta con lágrimas, la que incluye gritos, la del hipo, la tonta, la nerviosa y la mejor, esa que contagia.
Compro la felicidad, la buscada, la encontrada, la escondida, la propia y la de los demás, esa que se da, que se regala y que a cambio no espera nada.
Compro la mirada, la de deseo, la que viaja a través del tiempo, la que es capaz de rescatarte de un agujero, la tierna, la achinada, la negra, la castaña, la verde y la azulada.
Compro detalles, inesperados, esos que de tan pequeños se hacen inmensos, los que te dejan sin saber que decir, los que te emocionan de la manera mas tonta y te hacen sonreír.
Compro una pequeña porción de lágrimas, de esas que cuando caen regeneran las ganas.
Compro la voz, la que no se olvida, la que produce una inmensa alegría, la que se echa en falta, la que provoca la risa, esa que te recuerda a una vida.
Compro a los amigos, a los que están, a los que no están, a los que están pero no están, a los que no están pero si están, a los que están aún cuando no pueden estar y a los que quieren estar pero no pueden estar.
Compro la música, la que transporta, la que te invade melancólica, la que te hace ponerte a brincar como loca... y la que aún sin saber su letra, te hace mover la boca.
Compro la creencia, a poder creer en algo o en alguien, si es que existe ese algo o ese alguien, se llame Dios o vete tú a saber como se llame.
La fe no la compro, porque no sé lo que es.
Compro los besos, los lentos, los fogosos, los eternos y los de ya no hay tiempo, los de chocar la boca de un niño y los de abuela que hacen tanto ruido.
Compro un sueño, fácil o difícil, cada uno verá hasta donde puede llegar, al menos uno hay que tener, para poder tener algo por lo que luchar.
Compro la esperanza, la ilusión, la pasión, la comprensión, la empatía, la humildad, la lealtad y todo aquello que me pueda ayudar a ser más accesible a los demás.
Compro caricias, de esas que se hacen con la mano abierta, de las que erizan, de las que giran, de las que hacen cosquillas y de las que acompañan mientras se tirita.
Compro el aquí, el ahora, el nada más me importa.
Compro el hoy, ese hoy que se transforma siempre en un todavía.
Porque el mañana ya vendrá, el pasado ya no está y el futuro quizá, no llegará.
Compro un poquito de por favor, un gracias, un no hay de qué y un a sido un auténtico placer.
Compro el silencio, ese que descansa, que te hace sentir en calma, ese que va bien para escucharse a una misma y poder así curar el alma.
Compro el poder sentirme siempre inspirada, con ideas nuevas que llenen toda esta cabeza, el innovar, el materializar, el perfeccionar cada pequeña obra maestra, el no ser conformista, el no volverme egocéntrica y tener siempre la suficiente autocrítica.
Compro las manos frías, para poder notar siempre, un corazón caliente.
Compro un recuerdo, aquel que sobrevive al paso del tiempo, ese que revives una y otra vez como si fuese el mismísimo ayer, el que te hace volver, ese que te hace crecer, el que te hizo ser y el que te deja poder ser.
Compro el aprender, el no volver a caer, el caminar siempre hacia adelante para no retroceder, el poder equivocarme y el perdón a dicha equivocación, el no errar doblemente, el conocer todos mis defectos, no justificarlos y aprender a lidiar con ellos, pero sobretodo compro, el no tener que recordarme a mi misma cuales son mis virtudes porque ya las tengo más que aprendidas.
Compro todo lo que me ayude a ser mejor persona, al igual que ya hace algún tiempo vendí, todas las malditas sobras.
http://mipasacalles.blogspot.com/2010/11/vendo.html
lunes, 10 de enero de 2011
Buscando tu piel
Me paso parte del día pensando en desnudarte.
En poder sentir en mis torpes manos el calor que desprenden tus pequeños volcanes.
Debajo, muy por debajo… creo reconocer el latido constante que anuncia tu erupción.
Tu piel, siempre caliente.
Tu vientre, siempre suave.
Tus dedos, siempre fríos.
Tu mirada siempre incesante.
Bajo la sabana, todo lo que no seas tu, me molesta.
Anhelo dormir encima tuyo, tu medio presa por mis piernas, que te aprietan con fuerza, mientras agarro tus montañas y pasas tu brazo acurrucándolo…
Me quedo inmóvil, me quedo exhausta, amnésica de recuerdos que me hagan ser consciente de que caí rendida en tus brazos.
Pero es así, me convierto en débil cada vez que me tocas.
Cada vez que te desnudas, cada vez que te acercas… me quedo indefensa.
Esa piel que me prestas, esa de la que a veces me dejas ser dueña, esa que a escondidas me calienta, esa que siempre me vuelve egoísta de tu cuerpo y vampira de tu cuello…
Siempre pienso en tu piel…
En la piel que te viste y te desnuda la fachada.
Y voy buscando tu cobijo…
Es en el único lugar, en el que siento que no paso frío.
Ese amor mío imponderable, que no se evapora en el aire, espacio etéreo llenado de besos que rebosan por los cuatro costados del cuerpo.
Hazme el amor y hazme la cama conmigo dentro.
Que no pueda escaparme de ese sueño…
Ni de ese escondite perfecto.
En poder sentir en mis torpes manos el calor que desprenden tus pequeños volcanes.
Debajo, muy por debajo… creo reconocer el latido constante que anuncia tu erupción.
Tu piel, siempre caliente.
Tu vientre, siempre suave.
Tus dedos, siempre fríos.
Tu mirada siempre incesante.
Bajo la sabana, todo lo que no seas tu, me molesta.
Anhelo dormir encima tuyo, tu medio presa por mis piernas, que te aprietan con fuerza, mientras agarro tus montañas y pasas tu brazo acurrucándolo…
Me quedo inmóvil, me quedo exhausta, amnésica de recuerdos que me hagan ser consciente de que caí rendida en tus brazos.
Pero es así, me convierto en débil cada vez que me tocas.
Cada vez que te desnudas, cada vez que te acercas… me quedo indefensa.
Esa piel que me prestas, esa de la que a veces me dejas ser dueña, esa que a escondidas me calienta, esa que siempre me vuelve egoísta de tu cuerpo y vampira de tu cuello…
Siempre pienso en tu piel…
En la piel que te viste y te desnuda la fachada.
Y voy buscando tu cobijo…
Es en el único lugar, en el que siento que no paso frío.
Ese amor mío imponderable, que no se evapora en el aire, espacio etéreo llenado de besos que rebosan por los cuatro costados del cuerpo.
Hazme el amor y hazme la cama conmigo dentro.
Que no pueda escaparme de ese sueño…
Ni de ese escondite perfecto.
sábado, 8 de enero de 2011
Enséñame
El rencor, bastardo y cobarde…
maldito ladrón del tiempo,
que nos hace perderlo…
El perdón, dulce y benevolente…
para aquel que no necesita ofrecerlo…
porque olvida lo que para nada sirve
y vive feliz con lo que tiene.
maldito ladrón del tiempo,
que nos hace perderlo…
El perdón, dulce y benevolente…
para aquel que no necesita ofrecerlo…
porque olvida lo que para nada sirve
y vive feliz con lo que tiene.
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