No busques poesía tradicional en este blog. Esto es lo más parecido a un poema que soy capaz de escribir.

sábado, 26 de diciembre de 2020

Balance(o)

Es momento de hacer balance.

O de columpiarme sobre un año, que más que traerme experiencias…

lo que me ha dejado ha sido muchas reflexiones.

Y preguntas, dudas y una infinita incertidumbre.

Pero ya es hora de volver a la importancia de las cosas que sí importan.

Aunque siempre he dicho que las cosas más importantes de esta vida no son cosas.

Y voy a intentar explicar en esta entrada, algunas de las "cosas" que he pensado

durante este fugaz e interminable año.

 

Pienso que volver a lo mismo no es sinónimo de recaer sino de reencontrarse.

Y que a veces ese gran puzle que nos montamos en la cabeza, solo tiene dos piezas.

Que tengo las mismas ganas que miedos de volver a encontrarte.

Que uno no significa nunca, ni dos nos asegura un siempre.   

Que ninguna soledad es igual.

Como tampoco hay dos personas que se parezcan.

Que dos no discuten si uno no quiere y que el momento justo para dejar de discutir

es cuando te dan la razón. Y no otro.

Que siempre estoy dispuesta a conversar y a demostrar dicha afirmación.

Que un cambio de opinión a tiempo al final es una victoria.

Que comprometer(se) no es lo mismo que prometer(se).

Que cuanto más empeño pongo en algo, más difícil me resulta engañarme.

Que a veces tengo la sensación de que voy muchas más veces de las que vuelvo.

Y que me duele más este presente, que cualquiera de mis pasados.

 

Pienso en lo mucho que me pesan los recuerdos y algún que otro olvido.

En que hace tanto tiempo (de todo) que ya no sé dónde nos sitúa la memoria.

La eternidad del olvido. Esa sí que la recuerdo…

Que me gustaría hacerte olvido cuando te recuerdo y de cómo no lo consigo.

Que cuando quiero acercarte a mí, parece que soy yo la que me alejo.

Y que intento no desmoronarme del todo, aunque en realidad ya estoy muy rota sin ti.

Que a veces prefiero no pensar, no mirar… y que, aunque no deja de ser real,

duele un poco menos. Aquello de ojos que no ven… corazón que no siente.

De que existen en mí demasiados lamentos y anhelos, que no puedo sustituir…

ni con nada, ni con nadie.

Que tengo vacíos y huecos en los que solo a ti te meto. Y de los que no quiero que salgas.

Que ya me has vuelto a llevar de paseo por toda mi nostalgia y que de nuevo encontré

tu cuerpo flotando en mi memoria. Ahí, dando vueltas sin cesar en mi cabeza.

Latir de ausencia que me acaricia, cada vez que pienso en ti.

Como huidos el uno del otro, sin que lleguemos nunca a encontrarnos…

Ni en un sitio, ni en otro. Como perdidos… o extraviados de nosotros mismos.

Que te tomaste un respiro indefinido y que yo, en ese mismo instante… 

decidí regalarte todo el aire que habitaba mi espacio. 

Que en el cielo no hay ventanas. Ni cristales rotos.

Y en la tierra, casi todo está hecho trizas.

 

Que la imaginación nunca me falta ya que la realidad tampoco lo hace.

Que imagino demasiado porque soñar ya no me es suficiente.

Que el ayer ya no anula el presente y que el futuro no garantiza nada.

Ahora y ya, lo quería para ayer…

Que hoy no es ayer, ni tampoco mañana.

Hoy, siempre hoy… y mañana ya veremos… eso, si al final tenemos tiempo.

Que lo dejamos todo para mañana y que mañana seguro nos saldrán otras cosas…

que volveremos a dejar para el día después.

Que ando a vueltas con el tiempo y que ya no sé qué hacer con él.

Que pensaba que ya y me doy cuenta que todavía no.

Que ya no, pero aún.

Para siempre, de momento, encima y además…

Y que podría no parar de “adverbiar” mi temporal.

Que nada cambia, aunque nada sea igual.

Que un quizás siempre acompaña a un suspiro.

Y que quizás te llegue mi beso, quizás…

… (suspiro)

 

Que cambio de parecer en un segundo, digo en un suspiro.

Y que ya lo he vuelto a hacer… suspirar una vez más, contigo.

 

Que es mala cualquier adicción, pero es mucho peor que nada te enganche.

Que llorar no resuelve nada que más bien lo revuelve todo.

Y que sigo sin poder hacerlo y dudando de si las lágrimas curan o escuecen.

Que tu indiferencia es distinta. Y que, a mí, la tuya, me duele más que ninguna.

Que doy muchos abrazos, pero recibo bien pocos.

Y que he aprendido a ir soltando todos los te quiero sin que se me atasquen y que

cuando los digo es porque son de verdad.

Que todavía no he aprendido a mentir. Que ni quiero ni pienso hacerlo.

Que no me niego a sentir, aunque puede que lo esté haciendo sin darme cuenta.

Que el placer es la coartada de la mentira y que a veces me brindo un escarceo

con quien me quiere salvar de la pena que siempre acompaña tu nombre.

 

Que no entiendo de magia ni sé de trucos.

Y que, en estos momentos, me vendrían tan bien...

Que quiero muchas cosas y que me conformo con muy poco.

Que necesitaba ser dueña y señora de un yoísmo en toda regla.

Y que mis yoísmos y yo estamos perfectamente, gracias por preguntar.

Y qué con todo lo que ha pasado, me he quedado sin paciencia ¡JODER!

Pídesela a quien quieras porque a mí ya no me queda…

Si algo tuviera, si algo me quedara, sabes que no me importaría entregártela,

aun a riesgo de necesitarla yo después.

El egoísmo nunca formó parte de mí, hasta ahora, hasta hoy.

En el que le estoy cogiendo cierto gusto a decir que no.

A anteponer mis problemas a los de los demás.

O simplemente, a priorizar mis apetencias.

A no jugármelo todo a una. A la misma.

Y a tomar mis propias decisiones, en modo valiente, pese a quien pese.

 

Pero que siga el balanceo que, a eso, nunca me niego.

  


jueves, 10 de diciembre de 2020

Hasta luego (hasta pronto)

Tengo que contaros algo, quiero hacerlo. 
Y en estos tiempos de covid, desaparecer sin más no me parece lo más sensato, 
ya bastantes preocupaciones tenemos como para sumarle una más…

Voy a estar unos meses un poco (más bien mucho) desconectada del blog.


He decidido salir de mi zona de confort y volver a estudiar, cuando no te gusta lo que pasa a tu alrededor, tienes que cambiarlo (o al menos intentarlo) pero no hacer nada no cambia nada y estoy cansada de esta situación y a nivel personal necesito un cambio que sólo no va a llegar.

 

Tengo tres meses para prepararme, para hincar los codos, para cambiar mis hábitos y para cambiar esas rutinas que tanto me gustan por otras que no tanto. 

Y para eso, necesito un tiempo que no tengo. 

Para no intentarlo a medias, para no excusarme a mí misma o sentirme culpable por no haberlo dado todo.

 

Mantenerme activa en el blog me hace sentirme conectada con mi interior, consigo sacar de dentro todas las emociones, todos esos sentimientos que a veces me invaden por completo y que solo con poesía (y derivados) consigo sanar las heridas que, aunque no se ven os puedo asegurar que sí que están.

Negarme el tiempo libre y esos pequeños vacíos en los que no hacer nada es para mí el mejor pasatiempo posible, a día de hoy me parece un gran desafío. 


Así que por este motivo voy a estar ausente, ya no solo de mi blog, también de los vuestros… y de todo lo que aquí se cuece y acontece.

No sé si podré apartarme del todo, necesito escribir, necesito entender(me), necesito dejarme llevar por la lectura y necesito el contacto virtual, dado que la realidad a veces me supera y no la consigo entender, aunque quiera.

También soy consciente de que debo tener algún momento para mí, para desconectar un poco, tomar aire y renovar un poco las fuerzas.

Así que eso haré, lo que seguramente no me dará tiempo para hacer todo lo que me gustaría hacer… (ya sabéis lo mucho que se acumula en tan solo un día… así que si tardo una semana en entrar no lo quiero ni pensar...) pero haré todo lo que pueda…

 

Como me dice una amiga: Cuando quieres, puedes.

Y yo, ahora mismo… quiero intentarlo.

 

Os iré contando y extrañando…

Hasta pronto.

 

jueves, 3 de diciembre de 2020

Alzar el duelo (Poema recitado por Auroratris)


Hoy traigo a este rinconcito de amor, a nuestra amiga Auroratris.
Y me hace especial ilusión por varios motivos.
Porque me gusta traeros por primera vez, escuchar vuestras voces y hacer que este trato virtual (bloguero) sea mucho más humano -casi puedo tocaros- y por la dedicación, el tiempo y el cariño que me mostráis al grabaros y enviármelo.
Por demostrarme con creces que llega a algún sitio todo lo que digo aunque el blog se llame todo lo que no te dije.
Porque vuestras palabras, vuestros comentarios, vuestras lecturas y audios me dan la fuerza que necesito para escribir por mucho más tiempo o para intentarlo al menos. 
Para llegar hasta donde la poesía me quiera llevar.

Hoy, a ti, querida Auro, además te quiero agradecer la comprensión, la cercanía, el acompañamiento y la sensibilidad con la que siempre llegas a este espacio y a mí.
Y, porque admiro muchísimo tu forma de escribir y sentir. 
Tú no llegas a algún sitio, llegas muy adentro… y de ahí no te voy a dejar salir.