He ido sumando a tu cuerpo,
las caricias de mis dedos,
uñas cortas que afilé mordiendo,
he ido sumando al paso del tiempo,
la rutina,
el deseo,
nuestro ir creciendo.
He reciclado tu aroma,
envasándolo al vacío….
pequeñas dosis de aire,
bocanadas de alivio,
que destapo cuando siento que me asfixio,
cuando creo que no hay nada,
que me traiga de nuevo al olvido.
He ido sumando esa pereza,
de querer cambiar las cosas,
de no saber como hacerlo,
de no encontrar el amparo,
ni nada con lo que poder cambiarlo.
He ido sumando al ayer…
un antes,
un posible después,
para que me quede un todavía,
que sea difícil romper,
anclado a lo que fue nuestra vida,
que se va llenando de reproches,
de podrías…
de malditas dulzuras…
Mientras el hoy,
nos olvida,
el futuro,
no llega,
y este mientras tanto que parece que no cesa,
no avanza,
nos deja quietas,
nos sumó
y ahora…
parece que solo nos resta.
No busques poesía tradicional en este blog. Esto es lo más parecido a un poema que soy capaz de escribir.
MIS COSITAS
miércoles, 26 de octubre de 2011
domingo, 23 de octubre de 2011
Frío
Tirita el cuerpo,
entumecido,
en esta noche fría…
que no entiende de abrigo.
Y mío es tu espacio,
mía es tu presencia,
mía es la sombra que desprende mi rareza.
Tirita el cuerpo,
sombrío…
bajo una manta…
que solo da frío.
entumecido,
en esta noche fría…
que no entiende de abrigo.
Y mío es tu espacio,
mía es tu presencia,
mía es la sombra que desprende mi rareza.
Tirita el cuerpo,
sombrío…
bajo una manta…
que solo da frío.
Etiquetas:
en 2 min.(o falta de tiempo),
Todos los titulos
martes, 11 de octubre de 2011
Asilo
Y en ese asilo obsoleto,
de artrosis mal doliente,
sus paredes silenciosas,
pronuncian nanas mientras duermen,
a esos oídos que escuchan,
cada noche el mismo cuento…
y cada noche,
les parece nuevo.
Cuerpos enardecidos,
oídos sordos,
memorias olvidadas,
almas casi disecadas,
arrugadas.
La catastrófica soledad,
que arrasa todo a su paso,
haciendo del abuelo,
un recuerdo olvidado.
Mecedoras incansables,
que hacen del vaivén,
un columpio de emociones,
un va y viene de ilusiones,
mientras ellos estáticos,
apenas…
no se mueven.
Y los cuerpos irrisorios,
que poco a poco se van arrugando,
encogidos por el frío y el hastío continuo,
tedio infinito,
de aquel que quiso con locura...
y que ahora ya, no se siente querido.
Ventanas que dan al patio,
al jardín de la alegría,
y que a través de ellas,
solo se observa melancolía.
Se recuerda todo lo que se fue,
todo lo que se es…
y todo lo que ya,
no se podrá ser.
Mientras las batallas se suceden,
en la memoria histórica de algunos,
que viven el presente,
anclados a su pasado,
y sin poder avanzar a ningún futuro.
Y es así,
triste y desolador cuando acontece,
no hay tiempo,
no hay espacio,
ni nada que pueda pesarlo,
no hay baremo,
no hay esquemas,
nada que pueda medir la espera.
Llega la primavera,
y con ella pasa el verano,
caen las hojas del otoño
y bajo la manta les resta el invierno.
Estaciones del olvido,
que pasan veloces,
rápidas e incansables,
ante sus ojos dormidos,
mientras tiemblan de enfermedad,
y desde hace tiempo,
su memoria,
poco a poco...
los olvida.
de artrosis mal doliente,
sus paredes silenciosas,
pronuncian nanas mientras duermen,
a esos oídos que escuchan,
cada noche el mismo cuento…
y cada noche,
les parece nuevo.
Cuerpos enardecidos,
oídos sordos,
memorias olvidadas,
almas casi disecadas,
arrugadas.
La catastrófica soledad,
que arrasa todo a su paso,
haciendo del abuelo,
un recuerdo olvidado.
Mecedoras incansables,
que hacen del vaivén,
un columpio de emociones,
un va y viene de ilusiones,
mientras ellos estáticos,
apenas…
no se mueven.
Y los cuerpos irrisorios,
que poco a poco se van arrugando,
encogidos por el frío y el hastío continuo,
tedio infinito,
de aquel que quiso con locura...
y que ahora ya, no se siente querido.
Ventanas que dan al patio,
al jardín de la alegría,
y que a través de ellas,
solo se observa melancolía.
Se recuerda todo lo que se fue,
todo lo que se es…
y todo lo que ya,
no se podrá ser.
Mientras las batallas se suceden,
en la memoria histórica de algunos,
que viven el presente,
anclados a su pasado,
y sin poder avanzar a ningún futuro.
Y es así,
triste y desolador cuando acontece,
no hay tiempo,
no hay espacio,
ni nada que pueda pesarlo,
no hay baremo,
no hay esquemas,
nada que pueda medir la espera.
Llega la primavera,
y con ella pasa el verano,
caen las hojas del otoño
y bajo la manta les resta el invierno.
Estaciones del olvido,
que pasan veloces,
rápidas e incansables,
ante sus ojos dormidos,
mientras tiemblan de enfermedad,
y desde hace tiempo,
su memoria,
poco a poco...
los olvida.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)