No busques poesía tradicional en este blog. Esto es lo más parecido a un poema que soy capaz de escribir.

sábado, 26 de diciembre de 2020

Balance(o)

Es momento de hacer balance.

O de columpiarme sobre un año, que más que traerme experiencias…

lo que me ha dejado ha sido muchas reflexiones.

Y preguntas, dudas y una infinita incertidumbre.

Pero ya es hora de volver a la importancia de las cosas que sí importan.

Aunque siempre he dicho que las cosas más importantes de esta vida no son cosas.

Y voy a intentar explicar en esta entrada, algunas de las "cosas" que he pensado

durante este fugaz e interminable año.

 

Pienso que volver a lo mismo no es sinónimo de recaer sino de reencontrarse.

Y que a veces ese gran puzle que nos montamos en la cabeza, solo tiene dos piezas.

Que tengo las mismas ganas que miedos de volver a encontrarte.

Que uno no significa nunca, ni dos nos asegura un siempre.   

Que ninguna soledad es igual.

Como tampoco hay dos personas que se parezcan.

Que dos no discuten si uno no quiere y que el momento justo para dejar de discutir

es cuando te dan la razón. Y no otro.

Que siempre estoy dispuesta a conversar y a demostrar dicha afirmación.

Que un cambio de opinión a tiempo al final es una victoria.

Que comprometer(se) no es lo mismo que prometer(se).

Que cuanto más empeño pongo en algo, más difícil me resulta engañarme.

Que a veces tengo la sensación de que voy muchas más veces de las que vuelvo.

Y que me duele más este presente, que cualquiera de mis pasados.

 

Pienso en lo mucho que me pesan los recuerdos y algún que otro olvido.

En que hace tanto tiempo (de todo) que ya no sé dónde nos sitúa la memoria.

La eternidad del olvido. Esa sí que la recuerdo…

Que me gustaría hacerte olvido cuando te recuerdo y de cómo no lo consigo.

Que cuando quiero acercarte a mí, parece que soy yo la que me alejo.

Y que intento no desmoronarme del todo, aunque en realidad ya estoy muy rota sin ti.

Que a veces prefiero no pensar, no mirar… y que, aunque no deja de ser real,

duele un poco menos. Aquello de ojos que no ven… corazón que no siente.

De que existen en mí demasiados lamentos y anhelos, que no puedo sustituir…

ni con nada, ni con nadie.

Que tengo vacíos y huecos en los que solo a ti te meto. Y de los que no quiero que salgas.

Que ya me has vuelto a llevar de paseo por toda mi nostalgia y que de nuevo encontré

tu cuerpo flotando en mi memoria. Ahí, dando vueltas sin cesar en mi cabeza.

Latir de ausencia que me acaricia, cada vez que pienso en ti.

Como huidos el uno del otro, sin que lleguemos nunca a encontrarnos…

Ni en un sitio, ni en otro. Como perdidos… o extraviados de nosotros mismos.

Que te tomaste un respiro indefinido y que yo, en ese mismo instante… 

decidí regalarte todo el aire que habitaba mi espacio. 

Que en el cielo no hay ventanas. Ni cristales rotos.

Y en la tierra, casi todo está hecho trizas.

 

Que la imaginación nunca me falta ya que la realidad tampoco lo hace.

Que imagino demasiado porque soñar ya no me es suficiente.

Que el ayer ya no anula el presente y que el futuro no garantiza nada.

Ahora y ya, lo quería para ayer…

Que hoy no es ayer, ni tampoco mañana.

Hoy, siempre hoy… y mañana ya veremos… eso, si al final tenemos tiempo.

Que lo dejamos todo para mañana y que mañana seguro nos saldrán otras cosas…

que volveremos a dejar para el día después.

Que ando a vueltas con el tiempo y que ya no sé qué hacer con él.

Que pensaba que ya y me doy cuenta que todavía no.

Que ya no, pero aún.

Para siempre, de momento, encima y además…

Y que podría no parar de “adverbiar” mi temporal.

Que nada cambia, aunque nada sea igual.

Que un quizás siempre acompaña a un suspiro.

Y que quizás te llegue mi beso, quizás…

… (suspiro)

 

Que cambio de parecer en un segundo, digo en un suspiro.

Y que ya lo he vuelto a hacer… suspirar una vez más, contigo.

 

Que es mala cualquier adicción, pero es mucho peor que nada te enganche.

Que llorar no resuelve nada que más bien lo revuelve todo.

Y que sigo sin poder hacerlo y dudando de si las lágrimas curan o escuecen.

Que tu indiferencia es distinta. Y que, a mí, la tuya, me duele más que ninguna.

Que doy muchos abrazos, pero recibo bien pocos.

Y que he aprendido a ir soltando todos los te quiero sin que se me atasquen y que

cuando los digo es porque son de verdad.

Que todavía no he aprendido a mentir. Que ni quiero ni pienso hacerlo.

Que no me niego a sentir, aunque puede que lo esté haciendo sin darme cuenta.

Que el placer es la coartada de la mentira y que a veces me brindo un escarceo

con quien me quiere salvar de la pena que siempre acompaña tu nombre.

 

Que no entiendo de magia ni sé de trucos.

Y que, en estos momentos, me vendrían tan bien...

Que quiero muchas cosas y que me conformo con muy poco.

Que necesitaba ser dueña y señora de un yoísmo en toda regla.

Y que mis yoísmos y yo estamos perfectamente, gracias por preguntar.

Y qué con todo lo que ha pasado, me he quedado sin paciencia ¡JODER!

Pídesela a quien quieras porque a mí ya no me queda…

Si algo tuviera, si algo me quedara, sabes que no me importaría entregártela,

aun a riesgo de necesitarla yo después.

El egoísmo nunca formó parte de mí, hasta ahora, hasta hoy.

En el que le estoy cogiendo cierto gusto a decir que no.

A anteponer mis problemas a los de los demás.

O simplemente, a priorizar mis apetencias.

A no jugármelo todo a una. A la misma.

Y a tomar mis propias decisiones, en modo valiente, pese a quien pese.

 

Pero que siga el balanceo que, a eso, nunca me niego.

  


jueves, 10 de diciembre de 2020

Hasta luego (hasta pronto)

Tengo que contaros algo, quiero hacerlo. 
Y en estos tiempos de covid, desaparecer sin más no me parece lo más sensato, 
ya bastantes preocupaciones tenemos como para sumarle una más…

Voy a estar unos meses un poco (más bien mucho) desconectada del blog.


He decidido salir de mi zona de confort y volver a estudiar, cuando no te gusta lo que pasa a tu alrededor, tienes que cambiarlo (o al menos intentarlo) pero no hacer nada no cambia nada y estoy cansada de esta situación y a nivel personal necesito un cambio que sólo no va a llegar.

 

Tengo tres meses para prepararme, para hincar los codos, para cambiar mis hábitos y para cambiar esas rutinas que tanto me gustan por otras que no tanto. 

Y para eso, necesito un tiempo que no tengo. 

Para no intentarlo a medias, para no excusarme a mí misma o sentirme culpable por no haberlo dado todo.

 

Mantenerme activa en el blog me hace sentirme conectada con mi interior, consigo sacar de dentro todas las emociones, todos esos sentimientos que a veces me invaden por completo y que solo con poesía (y derivados) consigo sanar las heridas que, aunque no se ven os puedo asegurar que sí que están.

Negarme el tiempo libre y esos pequeños vacíos en los que no hacer nada es para mí el mejor pasatiempo posible, a día de hoy me parece un gran desafío. 


Así que por este motivo voy a estar ausente, ya no solo de mi blog, también de los vuestros… y de todo lo que aquí se cuece y acontece.

No sé si podré apartarme del todo, necesito escribir, necesito entender(me), necesito dejarme llevar por la lectura y necesito el contacto virtual, dado que la realidad a veces me supera y no la consigo entender, aunque quiera.

También soy consciente de que debo tener algún momento para mí, para desconectar un poco, tomar aire y renovar un poco las fuerzas.

Así que eso haré, lo que seguramente no me dará tiempo para hacer todo lo que me gustaría hacer… (ya sabéis lo mucho que se acumula en tan solo un día… así que si tardo una semana en entrar no lo quiero ni pensar...) pero haré todo lo que pueda…

 

Como me dice una amiga: Cuando quieres, puedes.

Y yo, ahora mismo… quiero intentarlo.

 

Os iré contando y extrañando…

Hasta pronto.

 

jueves, 3 de diciembre de 2020

Alzar el duelo (Poema recitado por Auroratris)


Hoy traigo a este rinconcito de amor, a nuestra amiga Auroratris.
Y me hace especial ilusión por varios motivos.
Porque me gusta traeros por primera vez, escuchar vuestras voces y hacer que este trato virtual (bloguero) sea mucho más humano -casi puedo tocaros- y por la dedicación, el tiempo y el cariño que me mostráis al grabaros y enviármelo.
Por demostrarme con creces que llega a algún sitio todo lo que digo aunque el blog se llame todo lo que no te dije.
Porque vuestras palabras, vuestros comentarios, vuestras lecturas y audios me dan la fuerza que necesito para escribir por mucho más tiempo o para intentarlo al menos. 
Para llegar hasta donde la poesía me quiera llevar.

Hoy, a ti, querida Auro, además te quiero agradecer la comprensión, la cercanía, el acompañamiento y la sensibilidad con la que siempre llegas a este espacio y a mí.
Y, porque admiro muchísimo tu forma de escribir y sentir. 
Tú no llegas a algún sitio, llegas muy adentro… y de ahí no te voy a dejar salir.


lunes, 30 de noviembre de 2020

Artefacto poético

El amor, eso que se siente cuando sientes sin querer hacerlo.

Esa es mi respuesta, solo… si el amor es la pregunta.

¿Lo es? ¿O solo es la solución?

 

Tengo ganas de un amor que no se acabe, pero no de promesas sin futuro.

Tengo ya a mi soledad con el aforo completo.

Y me he cansado de buscar fuera lo que ya tengo dentro.

Si quieres te lo (de)muestro…

No tengo miedo a compartirlo, quizá un poco sí a que me lo quiten o a que me lo rompan…porque cuesta mucho recomponerlo.

No tengo ganas de más "hasta luego" ni de dar más tiempo ¿para qué? 

Todo es tan relativo…

Y ahora que estoy tan bien, tan tranquila… sería de locos, pero ¿quién no lo está?

 

A veces un te echo de menos vale más que tres te quiero.

Y me siento más culpable por decirte "yo también" que por no llegarte a querer.

Mi corazón no siempre acierta y yo tampoco, pero ahí estamos los dos, unidos de mutuo acuerdo y por comprensión.

 

Y sí, podríamos ponernos a jugar con excusas… ¿por qué no? Mientras no nos engañemos…

Después de todo ¿a ver a qué le llamamos amor? A cualquier cosa, diría yo…

Otra pregunta que me puedes responder. Y escucha(te).

 

Tenemos un desgaste que no se ve, pero que se puede sentir si miras bien.

No tengo por qué cumplir tus expectativas, sí las mías.

Después vienen las decepciones, quizás deberías…

 

Puedes besarme si quieres (debes).

Lo estoy esperando (quiero).

Lo tenemos todo por hacer como ves.

¿Qué prisa tienes?

Si lo hacemos todo hoy, mañana corremos el riesgo de no tener nada que hacer.

O de aburrirnos, ahora que lo hacemos tan rápido…

 

Tengo muchos silencios.

¿Cuál de ellos prefieres? ¿En cuál quieres quedarte?

Puedes elegir, te dejo hacerlo…

Luego no me llames egoísta, te ofrezco lo que tengo.

 

Este poema está a punto de explotar.

Ponte a cubierto.



miércoles, 25 de noviembre de 2020

No me acostumbro

A veces, sin darme cuenta, me parece oír en la escalera, unos pasos sigilosos
que se acercan a la puerta.
Y presto atención, mientras siento algo parecido a la ilusión…y que se desvanece
como si nada, cuando pasan de largo o ni siquiera llegan hasta mi casa.
No es nadie.
No eres tú.
(pena)
O cuando suena el teléfono y siempre espero que seas tú quien llame,
pero no es tu nombre el que aparece en la pantalla.
Ya no.
Tú no.
(pena)
O cuando me invade la nostalgia y busco entre las fotos alguna donde estés tú,
en la que pueda ver tu mirada o tu sonrisa y descubro (siempre) algo nuevo
que no había visto antes.
Te busco.
Te encuentro.
(pena)
Por todas estas cosas y por muchas más que prefiero no contar…
Es aquí, donde puedo desahogarme, donde encuentro intimidad…
para hablar de todos esos pequeños detalles que me ha dejado tu ausencia.

Una ausencia a la que, maldita sea, por muchos años que pasen, no llego a acostumbrarme.




A mi hermano.


lunes, 23 de noviembre de 2020

Hundimientos parciales

 
Acuno excusas con la intención de dormir.
Es por eso que la noche siempre es de mentira.
Y este silencio con el que a veces hablo está tan lejos de la memoria como del olvido.
 
Tengo tantas ganas de hablar en pasado de este presente…
Ojalá pueda llegar a conformarme con todo lo que tengo aun sabiendo todo lo que me falta.
 
Mientras un quizás sigue durmiendo entre nosotras y el aire parece que se acaba.

viernes, 20 de noviembre de 2020

Imaginando (audio by Prozac)

 



Imagina que un día, un vendaval de alegría fuese a tu encuentro y te arrasara… 
Imagina que no hiciese falta decir mucho más para poder confiar. 
Imagina que esas buenas sensaciones, esas conversaciones y esas risas, 
de golpe te fuesen regaladas... sin que te importase el desorden. 
Imagina que no hiciese falta medir el tiempo para saber cuándo alguien es bueno. 
Imagina que el Prozac fuese realmente un medicamento para la felicidad… 

Imagina… solo eso...
porque no hay mejor medicina que tu risa… 
y esa es la auténtica realidad.




miércoles, 18 de noviembre de 2020

Así, atropellado

Empiezo sin saber muy bien qué es lo que quiero decir.
Me atropellan los pensamientos y tengo que poner(me) orden como sea.
De ahí el título, voy a ver que sale de todo esto.
Me vienen ganas de otro atropellado, de soltar lo que me venga en gana.
Aunque no tenga sentido (al final siempre lo tiene).
Tengo ganas de un intensivo, sí, de otro, igual que de repetir inventario sin que me importe el resultado.
Porque tengo la habilidad de perder el tiempo y no me importa.
Y ya que estoy de sumas y restas, he de decir que tu más ya no me resta y que el menos siempre va a más. Y eso es bueno para mí.
Pero como ahora (parece) que soy contable y en este debe y haber las cuentas nunca me han cuadrado, opto por declararme en bancarrota y decir lo que ahora todo el mundo dice: no me consta.
Tenerlo fácil ya es algo, no tenerlo fácil también lo es.
Y cuando no tienes nada, tampoco tienes nada que perder, así que arriesgas (quizá) más de la cuenta y te la juegas… y esta vida a veces parece un maldito juego.
Tengo que recalibrar la balanza, que me dé las medidas exactas de lo que está por venir. Últimamente tengo la impresión de andar descompensada, con pérdidas, no me salen las cuentas y empiezo a cansarme.
Tengo que reubicar a todas esas personas que no se sienten bien y que les parece un jodido deporte desanimar a los demás. Ya está bien. Bastante me cuesta mantenerme a flote como para que encima (también) tenga que preocuparme por las cargas de los demás. ¿Por qué hay personas tan egoístas? 
El ser humano no deja de sorprenderme y casi siempre es para mal. 
Solucióname mi problema (que es lo que me interesa) y te jodes, tú me das igual. 
(esa es la conclusión a la que he llegado después de todo).
Hay personas que tienen la inteligencia justa para pasar el día.
A las que me cuesta entender y con las que ya no me esfuerzo - ni lo más mínimo - en defender. 
Hay conductas que no se pueden tolerar. Hay conductas que no se deben perdonar.
Con las que hacer aquello de oídos sordos... no se puede
Es un arte parecer tonto sin serlo.
El problema es cuando se es tonto de verdad y no se puede hacer nada para remediarlo.
Si quieres te lo demuestro, no tengo ningún problema en hacerlo.
Es un comentario muy estúpido, lo sé, pero es que tengo la tarde tonta también.
¿Lo ves? Y hacerme la tonta, cuando quiero, es algo que se me da bastante bien.
Pero hoy es mi día, es el día de las enfermedades raras y yo sufro una bien extraña, soy feliz "casi" todo el tiempo y no necesito a nadie para que me haga sentir bien, ya lo hago por mí misma…
Y en este prospecto, las contraindicaciones las sufren los demás, que no yo, que no tengo indicaciones adversas de un tiempo a esta parte.
Y como lo que yo quiero hacer es perder el tiempo, mi tiempo, observo y no hago nada. Porque no hacer nada también es algo.
Y quiero ponerme a pensar en todas esas cosas que tendría que hacer y que no hago nunca (y no sé el porqué).
Todo tiene su causa y su efecto. Y también su consecuencia.
Nadie me dijo que fuese fácil y lo intenté hasta que lo conseguí.
Aunque a veces tenga la sensación de no tener nada más que decir, sé que aún me queda mucho por hablar y casi todo por hacer.  Y lo intentaré de nuevo en cada escrito, en cada grito que necesite gritar (aunque no sepa hacerlo).
Es como cuando digo que no quiero hablar de un tema y a continuación me pongo a hablar del tema. A veces no me entiendo ni yo. Como para que me entiendan los demás… Qué osadía por mi parte…
El tamaño de mi cabeza es directamente proporcional al tamaño de mi tozudez.
Grande, muy grande.  Pero estoy abierta al diálogo, eso siempre. Pero no me gustan los cuentos chinos, así que no me hagas creer en cosas absurdas ¿tú te has oído?
No sabía que los miércoles tenían tantos tiempos muertos para llenarlos con mis nadas y lo mejor, no sentirme mal por (mal)gastarlos como me dé la gana.
Y aquí estoy inventándome una jornada más, el día de mi fiesta nacional.
Vestida de domingo y maquillada para la ocasión.
Re-re-re-reconstrucción. Una vez más.
 

domingo, 15 de noviembre de 2020

Sens(x)ualidad nocturna

Dejo para mañana casi todo lo que podría hacer hoy.

Y me doy cuenta de mi inapetencia para todo lo que no tenga que ver contigo.

La verdad es algo sobre lo que no se puede mentir.

Y lo cierto es que contigo siempre soy sincera. No me cuesta nada.

Soy demasiado generosa con la verdad y así me va.

 

Ahora o nunca, ahora y siempre.

Hoy ya es mañana y amaneció sin permiso.

Y amanecer en ti, contigo… es algo que casi tengo olvidado y a lo que no me importa volver de vez en cuando.

A aquellas caricias en mi espalda que rozaban la perfección, sabías dar en el punto exacto de esa fina línea que me atravesaba de la cabeza a los pies.

Hoy quisiera escuchar mi nombre en tu boca hasta que me lo gastaras.

Y aun quedándome sin nombre, a ti siempre te respondería. Ya lo sabes.

 

A veces no hace falta la presencia para sentir a alguien cerca.

Y acabo de darme cuenta que algunas distancias no se pueden medir.

Hay brisas y recuerdos que acarician. Y tú acabas de hacerlo.

Aunque tu lado de la cama siga vacío, el eco de tu respiración acaba de hacerme el boca a boca como si me faltase el aire.

Y me trago el instinto junto con un poco de alivio mientras todo pasa arañando la garganta. Y entonces suspiro y todo vuelve a la normalidad.

No me canso de esta pasión que a veces se esconde, miedosa de sí misma y que sale hoy sin miedo a que tú te escondas.

Hoy voy a permitirte(me) tu presencia.

Hoy voy a dejar que me arrolles por completo porque necesito tocarte con la punta de mis dedos. Hasta que estos acaben saciándome en un acto egoísta y necesario. Uno más.

 

Hay días en los que te busco en mi memoria y te encuentro (y allí todo es perfecto).

Se nos hizo tarde para volver a la vida de antes.

Y hoy, hoy nos hemos amado otro rato.

Joder, como te sueño de bien.

Me he brindado tu capricho para que después no puedas llamarme cobarde.

Puedes quedarte a dormir si quieres… que mañana no habrá preguntas, ni planes a largo plazo, te dejaré marchar sin proponerte nada mientras te evaporas como el humo del café o del cigarro.

 

Ahora mismo he notado un ligero temblor en mi voz al leer en voz alta todo esto.

Y la verdad es que ya no puedo quererte como lo hacía antes.

Igual que tú tampoco puedes mirarme de la misma forma dos veces.

 

Te echo de menos. No sabes cuánto.

Da igual, no se puede medir.

Te sigo soñando. Algunas noches.

Esas noches que se me atascan y en las que no puedo dormir.

 

Sigo viviendo.

Bueno, voy tirando…

 

Tan lejos de todo, hasta de (ti) mí.

No recuerdo dónde leí, el amor que entiende de todo, no entiende de nada.

Y hay ciertas cosas que escapan a mi razón.

Voy a darme un descanso hasta la próxima vez...

 

  





Desnúdate,
dijiste.
Y te escribí un poema.

(Las pequeñas esencias)

 



sábado, 14 de noviembre de 2020

Al fin, me fui

A ti ya no te quedan uñas que comer mientras que a mi se me ha cerrado el estómago.
De impaciencia por querer emprender un viaje a ninguna parte pero que me aleje de aquí y de ti.
No pretendo rellenar el vacío existencial que tengo, solo quiero desenroscar ligeramente la tapa que lo encierra.
Ahora, no sé qué hacer contigo.
Puto desastre.
Yo que antes no podía decir sin ti y ahora no quiero un contigo.
Extraña soledad, sin ti pero contigo, conmigo pero sin ti, ridícula calamidad que ya no aguanto más.
Voy a romper las ventanas, saltando al vacío en un acto de valentía que no me pertenece y que me hace sentir extraña a mi también.
Tenía tantas ganas de llegar hasta a ti… que esa fue mi carrera interminable, me dejó sin aliento y sin ganas hasta que sin saber cómo, di un último paso y frené en seco, me di la vuelta y empecé a correr en sentido contrario…
Hay metas en cada puerta y cansancio en cada intento de abrirlas y no encontrarte a ti, de no encontrar nada.
Has terminado con mi paciencia, me has gastado el amor por no usarlo.
Y me he cansado de explicarte cosas que ni llegas a entender, porque prefieres no entenderlas, eso te resulta más sencillo y tú siempre vas a lo fácil.
Ya no puedo más y yo cuando me voy, no regreso.
Todo esto es lo (que parecía) que querías y aquí lo tienes, disfrútalo…si puedes.
Y no llores, ni ahora ni nunca, ya no me creo ni tus lágrimas, ni tus miradas.
Ya no soporto tus destiempos, ni tus tonterías y mucho menos tus desidias, nunca creí merecerlas y por fin me di cuenta.
He cerrado tu puerta y no quiero que vuelvas.




miércoles, 11 de noviembre de 2020

¿Que si te olvidé?

¿Mi mayor recuerdo?
Mis ganas de olvidarte.




domingo, 8 de noviembre de 2020

Evaluando


Me alivia pensar que una vez fui suficiente.
Que alcancé lo más alto del baremo del vértigo.

miércoles, 4 de noviembre de 2020

Sideral (audio by Alís)

 


Echaba de menos tu voz, a ti.
Ayer hice equilibrios sobre tu risa y no caímos, ninguna de las dos.
Pero...
Shhh...
Ya está bien de secretitos...
(que esto, se me ha vuelto a ir de las manos) 
... me gusta contártelos todos.

Me haces tanto bien.


lunes, 2 de noviembre de 2020

Mentira piadosa

Mientras se hace añicos la nostalgia, oscurece.

Escapamos de la pena para seguir en pena, almas en pena.

Heridas abiertas en mundos que se cierran.

Cicatrices que no se ven, pero que nos debilitan en cuerpo y alma.

 

(Pienso mientras doy vueltas sobre mí misma)

 

He salido a pasear un momento.

No he visto a nadie.

Pero necesitaba respirar un poco de aire.

Regenerar las ganas y que no se me note la desilusión cuando te llame por teléfono.

Como si esas cosas no se notasen sin ser vistas. Diría que sí.

Pero es que últimamente ya no tengo nada claro. O no tanto como antes.

 

Ver ponerse el sol, a pesar del frío que siento…

(ahora que se hace de noche tan pronto) es un pequeño impulso que me da fuerza,

eso cuando no se me pasa la hora o no tengo ganas de tanto esfuerzo.

 

Por no hablar de esos días en los que se pone a llover, como yo.

Esos días me quedo en casa y me quedo en mí.

No salgo de ninguna de las dos.

 

Rompiendo(me) y recomponiendo(me) un día más.

 

El yo contra el mí.

Como te entiendo, a pesar de mí…

 

 

Llamando…

 

¿Cómo estás, mamá?

¿Yo? ¡GENIAL!

viernes, 30 de octubre de 2020

Viernes astromántico


El azul del cielo me pierde y el de algunos ojos también.

No respondo al azul de las miradas ni a un verde esperanza.

Para luz la de tus ojos, todo queda entre el cielo y el mar como puedes ver.

Agrupo en constelaciones tus lunares y con mi telescopio observo toda esta puta maravilla.

Si quieres te dejo mirar…

 

Me encanta el rojo en según qué bocas…



miércoles, 28 de octubre de 2020

Alguien como tú


No estaba pensando en ti y de golpe el eco de su risa ha llegado hasta mi oído.

Y esto ocurre en cualquier parte. Resurges de la nada y lo ocupas todo.

Al menos, durante un instante.

 

Cuando no es un lugar es una palabra, o una fotografía, o una persona, o cualquier cosa sin importancia que viene en forma de recuerdo.

Como cuando suena esa canción… que más que recordarme a ti me recuerda a mí y como me sentía cada vez que la escuchaba contigo.

Y vuelvo a pasar de canción. Una vez más.

Un vuelco al corazón en cada instante que se presenta así, por sorpresa y a veces en el momento más inoportuno.

 

No hay nada peor que seguir enamorada de un recuerdo y no de la persona.

Seguir enamorada de alguien a quien has dejado de querer.

Echarla de menos, aunque sabes de sobra que estás mejor sin ella.


Supongo que cuesta reconocer en voz alta que sigues queriendo, 

aunque de una forma bien distinta.

Pocos lo entienden, pocos lo admiten.

¿Alguien más lo siente?

 

Quisiera olvidar que no olvido, quisiera no caer tan cerca de mi memoria.

Al pensa(r)miento cuando se trata de ti.

 

¿Dónde estás cuando no te pienso?

Me gustaría saberlo.

 

Encuentros y desencantos, encantos y desencuentros, recuerdos y olvidos.

 

Recuerdos que voy perdiendo y que pasan al olvido con la misma rapidez que fueron vividos.

Intento alejarte de mi memoria mientras yo me acerco a mi olvido.

Y empiezo a tener claro que voy muchas más veces de las que vuelvo.

 

Voy a seguir olvidándote en canciones hasta que desaparezcas de todos mis poemas.

Me lo he prometido.



 


viernes, 23 de octubre de 2020

Hoy quisiera (audio by Eliana)






Retomo la etiqueta de audios, con mis poemas recitados por vosotros, 
que me siguen llegando y llenando de ilusión cada vez que los escucho. 
Son regalos increíbles y por los que estaré eternamente agradecida.
En esta ocasión, el turno es para mi amiga Eliana, mi querida argentina, 
con la que he podido compartir no sólo el proceso del libro sino también, 
estas lecturas y tardes (noches) de poesía en mi casa.
Las echo de menos pero mucho más a vos.


martes, 20 de octubre de 2020

Guía sobre el arte de perderse

 

Año nuevo, vida nueva…dicen.

Y a la velocidad a la que va este año, creo que hago bien si empiezo mi balance dos meses antes porque cuando me quiera dar cuenta estaré atragantándome con las uvas (o no) o vete a saber qué pasará de aquí a entonces…

 

La vida no es más que simple tiempo, un tiempo que no tiene tiempo.

Y sí. Algún tiempo pasado fue mejor, pero vivimos tan deprisa, que somos incapaces de saborear los momentos que tuvimos una vez y a los que ahora nos resulta imposible volver.

Y me doy más tiempo, es un recurso penoso. Una demostración de valor que creo no tener. Pero es que a veces se me olvida de que está hecho el tiempo y voy perdiéndolo.

Supongo que es eso, que los años raros traen sensaciones raras al presente y que, aunque quiera, ya me resulta imposible volver a lo que una vez fue. Y en este año, esta sensación de pérdida y este maldito estado de ánimo me está coartando y ¿por qué negarlo? asfixiando también.

 

Hace frío, debería quedarme en casa.

Pero necesito estirar los brazos, las piernas, las ganas… salir y respirar aire.

Y hoy he decidido sociabilizar un poco y he perdido la cuenta de las veces que me he arrepentido. No por estar con mis amigas (que eso siempre me hace bien) sino por el miedo, por sentirme desubicada, preocupada y con la cabeza en otro lugar.

La distancia con según qué personas para mi es una tortura y puedo estar cuatro meses sin verlas, pero si las veo, las necesito abrazar, no lo puedo evitar.

Y no es que me de miedo el contagio, me da miedo no saber qué hacer con toda esta incertidumbre, me da miedo el propio miedo.

Intento encontrar el equilibrio, aunque siento que últimamente no hago otra cosa que tambalearme, sin tener muy claro el rumbo que debo coger.

 

Los adoquines de las calles van tropezando con mis pasos torpes, inseguros.

De momento no caigo. Pero no las tengo todas conmigo.

Me ajusté la noche a un estado de embriaguez extraño, en el que no me costó mucho entrar, pero del que me era muy difícil salir por otra puerta que no fuese la de atrás.

Fui la primera en irme. Sí, yo. Que lo he cerrado todo y que nunca he tenido fin.

Pero es que hoy, me salté la dieta de los sentimientos y me bebí hasta el agua de las plantas. Y escribiendo estoy, con un cierto mareo, con unas ciertas ganas y con un cierto olor a añejo. El vino con el que poder brindar no levanta mano ni copa. Al menos no la mía. Siento que no hay nada que celebrar. Y perdonadme, brindar por seguir teniendo salud me parece de lo más frívolo… con todo lo que está pasando, con la de gente que está cayendo, con todos los que se están yendo.

¿Y qué puedo hacer cuando salen a mi encuentro todos estos sentimientos?

De verdad que no sé qué hacer con (todos) ellos.

Otros tiempos ¿los mismos corazones?

 

Saudade la ausencia, el anhelo. Un estado emocional entre la pena y la felicidad que mezcla las tristezas con los afectos. El sabor agridulce de lo que nunca volverá.