Y me incluyo.
Apenas se nota (
Siento calma.
Tengo un mar de silencio al que ponerle
ruido.
Observo mi horizonte.
Una fina línea que parece
que se rompe.
Mi mirada está más cerca del mar que del cielo.
Hay un abismo entre mis pies
y el suelo…
Y en ese espacio vacío, mi cuerpo solitario…
flota y se evapora con la misma facilidad que
la tristeza se condensa en mi lagrimal.
El aire me trae un susurro y me lo cuenta al oído.
Mientras, por mis costados,
se filtra el viento mientras va silbando…
Susurrante silbido que
atraviesa mis grietas y me hace tararear una canción sin nombre.
Navego por mi mirada, así me encuentro…
sin coordenadas y sin rumbo.
Mientras se duplican y amontonan los
horizontes y se empiezan a hundir todos mis barcos.
Y yo que creía que estaba hecha de partes
insumergibles…
Me podría ahogar en un vaso de agua y
mantenerme a flote en un inmenso mar.
Y olvidar que fue lo que me hizo llegar hasta aquí o hasta allí, a nuestra playa,
a aquella orilla nuestra en la que no solo
rompían las olas, también se nos rompía el amor.
¿El alma flota o va a la deriva?
Lo simple y lo profundo, tú y el mar.
Esa es mi inmensidad.
Lo pongo todo perdido de poesía.
Y
tú, sin enterarte…