No busques poesía tradicional en este blog. Esto es lo más parecido a un poema que soy capaz de escribir.

jueves, 29 de agosto de 2019

A lo tonto a lo tonto...

Necesitaba un beso y me lo diste.
Necesitaba un abrazo y de cemento te volviste.

Ya tengo claro que es lo siguiente que voy a pedirte.

martes, 27 de agosto de 2019

Micropoesía (o algo parecido)

Me lo decías así, como con rabia...
que ya me estabas queriendo,
mucho más de lo que creías,
mucho más de lo que querías...
¿es que acaso, no lo merecía(s)?

domingo, 25 de agosto de 2019

Alzar el duelo

A veces me da por pensar en cómo nos llevaríamos ahora.
Ahora que ya entiendo de la vida (lo) suficiente como para saber qué me gusta y qué no.
Ahora que entiendo de moralidad y de dobles filos y que ya no tengo la libertad para hacer lo que hice en su momento, escapar.

Ahora que ya sé lo que significan las contradicciones, los impulsos o cómo se siente una cuando se sitúa, en ese punto exacto entre la espada y la pared... por hacerlo quizá con demasiada asiduidad.
Ahora que ya sé lo que significa que te escuchen, que te quieran de verdad, que conozco la sensación que se tiene al ser engañada y de cómo duele el dolor de una pérdida.

Ahora que ya sé lo que se siente cuando se tiene intimidad y que no estoy dispuesta a perderla nunca más.
Ahora que he aprendido a llevar la contraria y a justificarme con ella, eso me lo enseñaste bien…
Ahora que ya me hice mayor, aunque en casa sigan llamándome la niña.

A veces me pregunto... cómo nos llevaríamos ahora, tú y yo, con la vida a cuestas.
Y si dejaría que me vieras así, tal y como estoy ahora, deshilvanada...
Cómo si tú fueses capaz de recomponer mi ovillo sin protestar...o sin soltar alguna gracia.

A veces me cuestiono cosas sin importancia como por ejemplo... ¿cómo sería tu voz?, sobre todo eso, tu voz... porque sin querer casi la tengo olvidada.

A veces me encuentro sacudiéndome y desprendiéndome de los restos de la vida como quién se limpia restos de ceniza de la ropa del día.









viernes, 23 de agosto de 2019

Paradigma flexivo

Alguna que otra vez,
sin darme cuenta,
todavía uso el presente cuando hablo de ti.
Quiero,
supongo,
volver de donde vine como si nunca me hubiese ido.
Otras en cambio,
no consigo conjugar mis tiempos verbales más que en pasado...
Un pasado tan lejano que ya no se puede ni conjugar.
Olvidado.

Ya no estás.
Ya no estoy.
Ya no estamos.

Ya no duele.
Ya no dueles.

Ya no eres.
Ya no somos.

miércoles, 14 de agosto de 2019

Aires (buenos) #2

Salgo a la calle como quién tiene prisa.
Siempre fui rápida andando y siempre me tocó esperar.
Ya sumo a mis horas un tiempo de descuento que se alarga más de la cuenta.
Intento por todos los medios que ésta nada signifique algo.
El frío se instala en mis huesos y la tos explota en mi tráquea.
Pero no puedo estar quieta, ni la fiebre puede conmigo, por lo tanto tú tampoco.
Voy recorriendo el camino buscando no encontrarte, pisando mis huellas como jugando a rayuela.
Escondo la nariz en mi bufanda para borrarte.
Allí huelo a mi y allí te olvido.
Me tendrás que perdonar pero en ese olvido he encontrado la alegría de no tenerte, la ilusión de no encontrarte y todo lo que no te dije.
Y hablamos, me cuentas, te cuento, no nos decimos nada y nos lo decimos todo.
Me siento bien con esto, es bien extraño.
Como extraña soy acá, turista solitaria que prefiere no hablar para que no le pregunten ¿de dónde sos?
(¿Que más dará?)
En el fondo, siempre sentí que soy de vos.
Andáte donde quieras, solucionate... y quizá algún día vuelva.
Aunque me guarde la duda y arquee la ceja...
El mundo está lleno de casos perdidos.

He leído en alguna parte  "En la oscuridad es inútil el horizonte"

Esta es la ciudad que siempre quise andar contigo.
Conmigo la estoy descubriendo.
Tú eres ese abismo en el que yo me sostengo.



sábado, 10 de agosto de 2019

Aires (buenos) #1

Buenos Aires me recuerda a tu pelo, aquel tan enredado por las mañanas, al caos de tu mirada rápida y a la sentencia de algunas de tus palabras.
Se parece a Madrid, es como estar en casa pero a miles de kilómetros y con un desbarajuste horario...al que creo que ya me estoy acostumbrando, después de doce días intensos y rodeada de personas que me hacen sentir como en casa.
Las luces son cegadoras, hay calles que nublan la vista y me resulta difícil centrar la mirada en un sólo punto y hacerlo nítido a la vez.
Ruido, bares, luces de neón, kioskos, taxis, prefiero mirar a los ojos y sentir la transparencia de quién me rodea...más autóctona que la propia Buenos Aires.
Puede resultar un tanto caótica, peligrosa incluso, pero me siento tranquila...
Tengo puestos mil ojos en ella con tal de no perderme ningún detalle.
Detalles que pueda llevarme a casa y reciclar siempre que quiera. Traerlos a mi mente, que ocupen todo el lugar,  como lo hace el humo de un cigarrillo consumido mientras lo impregna todo con su aroma.
A veces me siento aprendiz, atenta e inocente, con un hambre voraz de experiencias, que más tarde olvido pero que perduran en esencia en la imaginación, como cuentacuentos de mi propia vida... Dónde vivo todo lo que puedo y si no, me lo invento.
Las calles están en ruinas, los adoquines levantados hacen que tropiece una y otra vez pero no me hacen caer.
Volver al frío como quién regresa a casa en Navidad buscando el calor familiar.
Nunca fui miedosa y aquí por momentos lo tengo, se apodera de casi todo.
Hay pobreza, quizá demasiada. Gente vendiendo cosas inútiles para buscarse la vida. Robos a la vista, vigilan tus pertenencias casi mejor que tú...y actúan al despiste, no puedes estar alerta constantemente y menos cuando no estás acostumbrada a tanta tensión.
Los billetes están gastados, casi se rompen al tacto y tienes que guardarlos con cuidado al menos para que sirvan de uso una vez más...regateos y cuentas con los dedos que no sirven para nada porque aquí todo es demasiado barato (al menos para mi) y he dejado de calcular los cambios (los monetarios) debido a que me parecían un esfuerzo inútil.
Se acercan elecciones y la sensación de que el país se va a la mierda es tres veces mayor que en mi tierra.
Ganó la derecha, parece que saldrá reelegida y que la sociedad, prácticamente en general, busca y quiere que le roben en sus propias narices...en todas partes, tiene tan poca memoria como agallas para afrontar un cambio, no sólo político también de ideas.
Todo es corrupción acá casi como allá.
Pero hablar de política no es lo mío, no sé muy bien porque he hecho esta anotación... Pero la voy a dejar en esta coctelera de ideas mientras me sirvo otra copa.
La honestidad parece algo del paleolítico y se tiene que buscar en la Wikipedia para entender su significado... Como si no fuese de esta época...
Y esa sensación es la que tengo, como haber retrocedido en el tiempo varias décadas y estar adaptándome poco a poco a esa situación.
El reencuentro con varios amigos que decidieron venirse a vivir aquí (por amor, que casi todo lo puede) pero que añoran lo que tuvieron allí y lo ven ya como a años luz...
Eso, ha sido fantástico, volver a abrazarlos como quién no suelta algo por miedo a que se lo quiten de nuevo... y emocionarse con ese contacto (que para mí, es de amor también) pero del que quiero volver a tener y no esperar tantos años para volver a sentir.
No sé hacía dónde voy pero sé que me esperan.
Y estoy justo a la mitad de mis días aquí...y me da rabia que pasen tan rápido y no tener la magia suficiente en mis bolsillos para poder alargarlos.
Porque Buenos Aires, me sigue recordando al enredo en tus cabellos y a la paz que reina en mi cabeza desde que no los peino.