Estoy
a medias. De no sé muy bien qué, pero a medias.
Así
me siento, esa es la sensación que tengo.
Extraña,
desubicada, en constante observación.
Un
escrutinio voraz al que me someto a mí misma.
Y
creo que eso no es nada bueno.
Y
es entonces cuando pienso en cómo nos ven los demás.
En
la imagen que proyectamos.
Que
tampoco es real, la gente se equivoca en sus juicios…
Aquí
cada uno sabe y conoce lo suyo, pero parece que todos tenemos derecho a juzgar.
Nunca
hacía nada con todo esto, pero esta vez he iniciado un viaje.
Un
viaje que me lleva directamente al ruido.
Al
ruido que me crea la incomodidad cuando no me siento bien.
Como
cuando la música está demasiado alta y eso me impide mantener una conversación
tranquila. Y entonces callo.
El
ruido que lo llena todo aun estando en el más absoluto silencio.
Ese
ruido que no me deja pensar en otra cosa que no sea el propio ruido.
Y
en esta búsqueda constante que es el estar bien empiezo a darme cuenta
de que es lo que me ha traído hasta aquí, a esta situación.
Y
descubro que no debo dejarlo todo para mañana, que es hoy cuando tengo que
solucionar mis problemas, mis miedos, mis fantasmas.
Pero
es que a veces no sé cómo actuar, cómo continuar, cómo solucionar las cosas a
tiempo y
se van asentando…
Y
cuando reacciono (cuando me doy cuenta) parece que se ha hecho tarde y que ya
llevan demasiado tiempo a mi alrededor y que forman parte de mí.
Y
no, no quiero eso.
Siempre
he sido decidida, consecuente, valiente… y
no sé el porqué de un tiempo a esta parte he perdido la seguridad de la que
siempre hice alarde.
Y
entonces me digo: «Laura… tú puedes. Y puedo».
Y
en ese mismo momento soy yo la que se vuelve ruido, la que lo trae consigo.
En
la risa, en la voz, mientras camino.
Y
me encanta el estruendo, todo el bullicio que traigo y ser yo la que haga
sonoro tanto silencio.
Mientras
tarareo una canción… busco en mi archivo su nombre y me pongo a cantar.
Vuelve
poco a poco la música a ocuparlo todo, subo el volumen hasta el punto exacto.
Ese
punto en el que soy capaz de hacer varias cosas a la vez sin bloquearme.
Necesito
poco para sentirme bien.
Y
acabo de recordar, las palabras que siempre me dice una amiga:
«Laura,
eres música».
Y
(me) he vuelto a darle al play.
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