Tengo una teoría.
A veces hasta tengo
dos.
Y alguna que otra
vez hasta son opuestas.
Y no es que me
contradiga, es que veo diferentes opciones para una misma cosa…
Es como cuando digo
que no quiero hablar de un tema y a continuación me pongo a hablar del tema.
Podría decir que he
dejado de ser tan cuadriculada como también podría decir que ya no tengo la
misma paciencia.
La indecisión me
produce aburrimiento.
El aburrimiento me
produce hartazgo.
Y el hartazgo me
produce indiferencia.
En las ultimas
semanas, diferentes personas (tres para ser exacta) me han dicho que soy
intensa.
(¿?).
Y si así me ven, es
que así deberé ser.
Y no me importa.
Como dije en la
última entrada, prefiero arder a sentir tristeza por dentro.
Es mejor arder en un
solo segundo que aburrirse aunque solo sea por un minuto.
Y siempre llevo un
mechero a mano porque no me gusta pedir fuego.
(Hay cosas que creo
que es mejor no pedir…)
Y en los últimos
días, he de reconocer que no solo despegó el avión que me llevo a Madrid,
también despegué yo, dirección a todas partes.
Y no pude haber
caído en mejor lugar, en todo el centro.
En mi kilómetro cero
y desde ese punto, empezar a caminar.
Mi paso por Madrid,
mis pasos por allí, han sido muchos y muy buenos.
"Todo está en los pies. El secreto está en el
suelo que pisas, así que pisa fuerte" (que le decía a una amiga el otro día).
Y a veces vivir, es
como una carrera, no se sabe ni dónde ni cuando está la meta…
Pero se llega. Y
tanto que se llega.
Y no me importa el
tiempo que tarde en cruzar la línea…
Porque no hay nadie
que espere ni que quiera esperar… así que yo, con la calma que me caracteriza,
apareceré cuando sea, sin prisas.
(Y puede que hasta con las manos en los
bolsillos).
O lo que es lo
mismo, apareceré cuando me apetezca y quiera.
Eso si, con la
sonrisa puesta.
Siempre he pensado
que son dos las mochilas que en la espalda cargamos.
Una pesa y la otra
no.
Las penas son como
piedras.
Las alegrías como
plumas.
Así que intento
acumular grandes dosis de ligereza, personas, emociones, risas, abrazos,
cariño, sentimientos, charlas y cervezas (muchas cervezas) para intentar
contrarrestar la carga a la que someto a mi espalda.
Cosas. Pasan cosas.
Casi había tenía olvidado el sonido de mi risa.
Y aunque no me guste
mucho su timbre, tampoco lo cambiaría.
Porque (mi risa) es
mía y últimamente me estoy hartando a reír y lo digo así en plan bruta, porque
incluso a veces consigo que me duela la mandíbula al hacerlo.
Quizá estuve
demasiado tiempo seria…
Quizá fue la falta
de práctica…
Pero da igual, me da
igual…
es un dolor que me
encanta, que no me molesta ni lo más mínimo y que quiero plantar fijo en mi
cara.
Mi(s) teoría(s)…
Es dinámica.
Es pulsátil.
Una nada con la que
se dice todo.
¿Qué si soy intensa?
Prueba(me) y verás.