Va,
dime algo…
que me haga creer de nuevo en ti…
que me haga ver…
que no posees muchas luces,
pero tampoco muchas sombras…
Va,
haz que confíe de nuevo en tu palabra,
que deje de pensar,
que mientes más que hablas…
que solo escuchas el eco que produce tu garganta,
que no te importa nada,
que en tu pena te escudas,
mientras lloras lágrimas falsas.
Va,
haz algo,
deja de estar ensimismada,
piensa por una vez las cosas,
que tu edad ya te delata.
Va,
venga…
que ya es hora de ponerle fin a esta patraña,
haz algo con tu vida,
que no te das cuenta y poco a poco se te escapa.
No busques poesía tradicional en este blog. Esto es lo más parecido a un poema que soy capaz de escribir.
MIS COSITAS
martes, 4 de diciembre de 2012
lunes, 26 de noviembre de 2012
Consciente
La línea divisoria la pones tu con la curva de tu boca.
Horizontes cercanos, paralelas en forma… cuerpos equidistantes.
Trazo una línea invisible que intento traspasar a diario.
Sintiendo que me dejo llevar hasta donde me quieras llevar.
Impones el nervio, alteras mis tiempos, desordenas mi independencia interpuesta.
Mi impulsiva soledad quiere que la acompañes, te pide a gritos que llenes sus silencios.
No se si soy consciente, al menos lo intento.
La consciencia esta a solo un paso de la locura.
¿y dime, que significa la palabra cordura?
Horizontes cercanos, paralelas en forma… cuerpos equidistantes.
Trazo una línea invisible que intento traspasar a diario.
Sintiendo que me dejo llevar hasta donde me quieras llevar.
Impones el nervio, alteras mis tiempos, desordenas mi independencia interpuesta.
Mi impulsiva soledad quiere que la acompañes, te pide a gritos que llenes sus silencios.
No se si soy consciente, al menos lo intento.
La consciencia esta a solo un paso de la locura.
¿y dime, que significa la palabra cordura?
lunes, 12 de noviembre de 2012
Reconozco
Reconozco,
que al verte llegar,
aflora en mi un cosquilleo,
una alegría innata,
un movimiento torpe,
una sonrisa exagerada,
con la que miro a otra parte,
mientras busco tu abrazo alterado,
con el que te invito a que pases,
con el que te invito a quedarte.
Reconozco,
que el abrazo que me das,
me cuesta despegar,
tu pecho del mío así sin más…
sin notar un dolor extremo,
como el de dos pieles pegadas con pegamento,
que se destrozan ensangrentadas al ser separadas.
Distinguir tu olor de ángel del de narciso,
en esa piel que tan bien huele,
es como intentar no mirar,
no respirar,
no tragar…
difícil,
imposible.
demasiado audaz.
Difícil romper los latidos,
de un corazón de cristal,
que cae en picado,
sobre un suelo de colchones,
mientras rebota,
sobre una cuerda tensada corta,
amarrada con alevosía,
a unas arterias espitosas,
que han dejado de coagular…
la sangre que no les pernocta.
Reconozco,
que al hablar de ti se me llena la boca,
que sonrío cuando no toca,
que pienso en ti a todas horas,
que a veces no llega el momento,
que siempre vuela cuando te quedas…
que vuelvo a pensar en ti,
a todas horas,
en si duermes o si despiertas,
en si descansas o en si sueñas,
que quiero y busco la destreza,
con la que dejarte fuera de juego,
sin arbitrio ni reglas…
con el único fin de que levantes bandera
o una simple ceja.
Reconozco,
que paso noches en vela,
esperando tus palabras,
esperando a que aparezcas,
así por sorpresa…
y sorprendida estaré cuando te vea,
incrédula ante esa belleza,
que haces bailar tan coqueta.
Reconozco,
que tengo que despegarme de ti,
en un arranque de cordura que no tengo,
con movimientos esquizofrénicos,
a veces cobardes,
otras violentos,
para no evidenciar demasiado,
lo que ya anda muy claro.
Reconozco,
reconozco…
que al verte llegar,
aflora en mi un cosquilleo,
una alegría innata,
un movimiento torpe,
una sonrisa exagerada,
con la que miro a otra parte,
mientras busco tu abrazo alterado,
con el que te invito a que pases,
con el que te invito a quedarte.
Reconozco,
que el abrazo que me das,
me cuesta despegar,
tu pecho del mío así sin más…
sin notar un dolor extremo,
como el de dos pieles pegadas con pegamento,
que se destrozan ensangrentadas al ser separadas.
Distinguir tu olor de ángel del de narciso,
en esa piel que tan bien huele,
es como intentar no mirar,
no respirar,
no tragar…
difícil,
imposible.
demasiado audaz.
Difícil romper los latidos,
de un corazón de cristal,
que cae en picado,
sobre un suelo de colchones,
mientras rebota,
sobre una cuerda tensada corta,
amarrada con alevosía,
a unas arterias espitosas,
que han dejado de coagular…
la sangre que no les pernocta.
Reconozco,
que al hablar de ti se me llena la boca,
que sonrío cuando no toca,
que pienso en ti a todas horas,
que a veces no llega el momento,
que siempre vuela cuando te quedas…
que vuelvo a pensar en ti,
a todas horas,
en si duermes o si despiertas,
en si descansas o en si sueñas,
que quiero y busco la destreza,
con la que dejarte fuera de juego,
sin arbitrio ni reglas…
con el único fin de que levantes bandera
o una simple ceja.
Reconozco,
que paso noches en vela,
esperando tus palabras,
esperando a que aparezcas,
así por sorpresa…
y sorprendida estaré cuando te vea,
incrédula ante esa belleza,
que haces bailar tan coqueta.
Reconozco,
que tengo que despegarme de ti,
en un arranque de cordura que no tengo,
con movimientos esquizofrénicos,
a veces cobardes,
otras violentos,
para no evidenciar demasiado,
lo que ya anda muy claro.
Reconozco,
reconozco…
lunes, 29 de octubre de 2012
Recovecos.
En la esquina de tu perfil,
allí donde cóncava tu sonrisa acaba,
en ese lugar donde un lunar distrae mi mirada….
el mismo lugar por el que salen siempre pausadas tus palabras.
Es allí donde tus ojos terminan afilando tu mirada,
en otra de tus esquinas acabadas,
donde barren dos arrugas,
toda la felicidad que gastas….
Esos ojos que cierras mientras me besas,
de esa forma tan dulce que demuestras,
vista desde arriba eres preciosa,
lo mismo que desde abajo,
igual que el barranco de tus pestañas,
por el que caigo en cada parpadeo,
sin red y sin importancia.
Es tu cara,
lugar de distracción repentina mientras mi retina embobada te dosifica.
esos ojos,
esa mirada,
esa boca,
esa saliva que me hidrata,
esa peca,
ese lunar que beso con ganas,
esa melena que mis dedos entrelazan,
esa lujuria que acata,
la vergüenza que aparece
y que disipo…
con sonrisas alborotadas.
Son tantas las cosas que te diría…
tantas las palabras que en mi boca callan…
te mire por donde te mire,
la serenidad me sorprende,
la impaciencia me puede,
la incongruencia se dispara…
las rodillas crujen y bailan,
mientras te sigo debiendo un baile…
y más de mil palabras.
Déjame acompañarte,
de ahora en adelante.
o sonrío o me diluyo,
dime tu,
¿con qué prefieres quedarte?.
martes, 9 de octubre de 2012
Alarde.
Muerdo tu lengua,
esa que sabe a metal,
mientras juegas indecente a cazarme,
sin que yo ponga resistencia,
pero si alarde,
de melena larga en mi cabeza,
de un pelo del que no soy dueña,
de unas pecas que marean,
de unos labios que rodean mientras sellan.
Me resguardo,
en una esquinita del armario,
de ese del que entro y salgo,
cuando me conviene,
cuando ya no puedo evitarlo.
Dicen que es de sabios,
reconocer los fallos,
supongo que intento serlo a diario,
mientras voy reconociendo…
que no soy capaz de afrontar,
la que es mi debilidad,
me equivoco
y me vuelvo a equivocar,
pero es que al mirarte,
a veces…
“ya no existe nada más”.
Alarde,
cuando me miras,
alarde cuando vuelvo a pasar por no haber sido vista,
alarde constante de sonrisas,
que siempre te buscan…
y que siempre te encuentran.
Alarde,
cuando te acercas,
alarde… cada vez,
que mi boca saborea lo que hay entre tus piernas,
alarde,
puro alarde de egocéntrica,
que se vuelve inocente,
cada vez que me dices que llegas.
esa que sabe a metal,
mientras juegas indecente a cazarme,
sin que yo ponga resistencia,
pero si alarde,
de melena larga en mi cabeza,
de un pelo del que no soy dueña,
de unas pecas que marean,
de unos labios que rodean mientras sellan.
Me resguardo,
en una esquinita del armario,
de ese del que entro y salgo,
cuando me conviene,
cuando ya no puedo evitarlo.
Dicen que es de sabios,
reconocer los fallos,
supongo que intento serlo a diario,
mientras voy reconociendo…
que no soy capaz de afrontar,
la que es mi debilidad,
me equivoco
y me vuelvo a equivocar,
pero es que al mirarte,
a veces…
“ya no existe nada más”.
Alarde,
cuando me miras,
alarde cuando vuelvo a pasar por no haber sido vista,
alarde constante de sonrisas,
que siempre te buscan…
y que siempre te encuentran.
Alarde,
cuando te acercas,
alarde… cada vez,
que mi boca saborea lo que hay entre tus piernas,
alarde,
puro alarde de egocéntrica,
que se vuelve inocente,
cada vez que me dices que llegas.
domingo, 30 de septiembre de 2012
¿Soy tu amor?
Voy silbando,
poco a poco,
como un susurro,
despacio,
sigiloso en el viento,
mientras va atravesando el espacio,
que hay de tu boca a la mía,
para morder poco a poco el tiempo,
que no se utiliza,
mientras tu y yo nos besamos,
sin que nada más nos importe.
Tan flojito,
que apenas puedas oír,
todo aquello que te digo,
sin necesidad de repetirlo,
la intuición se hace amiga,
somos tres en este cuarto,
¿notas la compañía?
Dime, dime, dime…
atenta estoy a tus labios,
dime, dime, dime…
que quiero escucharte,
dime, dime, dime…
como casi ya,
me estas necesitando…
que yo te diré,
lo mucho,
que no te estoy odiando.
poco a poco,
como un susurro,
despacio,
sigiloso en el viento,
mientras va atravesando el espacio,
que hay de tu boca a la mía,
para morder poco a poco el tiempo,
que no se utiliza,
mientras tu y yo nos besamos,
sin que nada más nos importe.
Tan flojito,
que apenas puedas oír,
todo aquello que te digo,
sin necesidad de repetirlo,
la intuición se hace amiga,
somos tres en este cuarto,
¿notas la compañía?
Dime, dime, dime…
atenta estoy a tus labios,
dime, dime, dime…
que quiero escucharte,
dime, dime, dime…
como casi ya,
me estas necesitando…
que yo te diré,
lo mucho,
que no te estoy odiando.
martes, 25 de septiembre de 2012
Vaya...
Extrema riqueza,
de tu boca…
bienvenida sea,
a mis labios,
que abiertos como picos de pájaros,
piden comida mientras muerden a picotazos.
Y es que afilo mi lengua,
en contacto con el aire,
mientras se evapora el calor que desprendes,
mientras humedezco todo a su paso.
Recorriendo los vértices,
de tu cuerpo que no me cansa,
arrastro la sal del mar que te llevaste a casa,
mientras callada,
voy chupando
y lentamente,
voy tragando.
Y solo pienso en amarte,
desnudarte,
saborearte,
sabor de arte,
mudarte,
bañarte,
volver a amarte.
sin despegarme.
No sé que me das,
bueno,
si,
si que lo sé,
creo saberlo bien,
pero dicho así quizá queda mejor…
es como el aire que respiras,
al que no das importancia,
pero que necesitas.
de tu boca…
bienvenida sea,
a mis labios,
que abiertos como picos de pájaros,
piden comida mientras muerden a picotazos.
Y es que afilo mi lengua,
en contacto con el aire,
mientras se evapora el calor que desprendes,
mientras humedezco todo a su paso.
Recorriendo los vértices,
de tu cuerpo que no me cansa,
arrastro la sal del mar que te llevaste a casa,
mientras callada,
voy chupando
y lentamente,
voy tragando.
Y solo pienso en amarte,
desnudarte,
saborearte,
sabor de arte,
mudarte,
bañarte,
volver a amarte.
sin despegarme.
No sé que me das,
bueno,
si,
si que lo sé,
creo saberlo bien,
pero dicho así quizá queda mejor…
es como el aire que respiras,
al que no das importancia,
pero que necesitas.
martes, 18 de septiembre de 2012
Late.
Mientras espera,
la ansiedad congénita,
le muestra la cara b,
del que todo lo quiere para ayer,
con impaciencia,
con descaro,
con un saber hacer indigno,
casi creído,
de aquel iluso,
que pensaba que no sabía,
que creía que no podía,
mientras se dejaba hacer
y a duras penas, hacía, también.
¡Ay! amigo,
qué loco andas tras la falda,
de aquella que presumida enseña cacha,
mientras deja caer la mirada,
así en plan descarada,
mientras disimula y hace como si nada,
poderosa,
simpática,
morigerada y de buena raza.
Late,
absurdo y extravagante,
mientras siente,
atontado y desafiante.
¡Late!,
músico loco,
¡late!
y sobre todo,
no pares..
la ansiedad congénita,
le muestra la cara b,
del que todo lo quiere para ayer,
con impaciencia,
con descaro,
con un saber hacer indigno,
casi creído,
de aquel iluso,
que pensaba que no sabía,
que creía que no podía,
mientras se dejaba hacer
y a duras penas, hacía, también.
¡Ay! amigo,
qué loco andas tras la falda,
de aquella que presumida enseña cacha,
mientras deja caer la mirada,
así en plan descarada,
mientras disimula y hace como si nada,
poderosa,
simpática,
morigerada y de buena raza.
Late,
absurdo y extravagante,
mientras siente,
atontado y desafiante.
¡Late!,
músico loco,
¡late!
y sobre todo,
no pares..
miércoles, 15 de agosto de 2012
Sí o sí.
Un sí es un sí, un vale que no se disfraza, un no cedido, un movimiento positivo.
Dime sí, aunque sea no, que el no imperativo me ciega, pregúntame si acepto y yo te diré que sí quiero, porque lo que tu quieres oír, quizá no sea lo que yo quiero decir, pero aún así, me gusta pensar que tengo la ultima palabra y el derecho a decidir, porque ceder con un no, es ganar un sí y en este caso, siempre eres tu quién sale ganando.
Dime sí, aunque sea no, que el no imperativo me ciega, pregúntame si acepto y yo te diré que sí quiero, porque lo que tu quieres oír, quizá no sea lo que yo quiero decir, pero aún así, me gusta pensar que tengo la ultima palabra y el derecho a decidir, porque ceder con un no, es ganar un sí y en este caso, siempre eres tu quién sale ganando.
miércoles, 1 de agosto de 2012
Imaginando.
Hoy estaba imaginando como sería nuestra vida si tu no te hubieses marchado.
Como hablaríamos, como nos reiríamos, cuando y dónde nos veríamos…
Como habrían cambiado las fechas importantes por otras compartidas.
Seguramente tendría fotos tuyas por toda la casa en vez de una detrás de una puerta.
Y no sé porque, pero no puedo tenerte a la vista, me dueles si veo tu imagen en cualquier parte.
Y me asombra ver lo bonito en lo que quedaste.
Porque mantienes uno a uno los rasgos, no te hiciste mayor, eres exactamente igual que lo eras hace seis años, mientras todos los demás vamos cambiando.
No puedo imaginarte con pelo blanco, ni más gordo ni más flaco, sin aquella barba que tanto me gustaba…
Tal cual eras, tal cual te recuerdo.
Siempre me ha fascinado el hecho de que cuando alguien se va, permanece siempre joven en el recuerdo de los que se quedan.
Hoy imaginaba tu apoyo, tu chiste fácil, tu risa mágica, hoy imaginaba tu empujón hasta casi caerme al suelo mientras seguro intentabas agarrarme para que no me cayera…
Y la única verdad, es que me faltas y que por más que lo intento, por más fuerte que aprieto los ojos, los dientes y los puños, nada cambia.
Pero me cuesta trabajo, mi sinsentido, ponerle orden a este algoritmo y encontrarle un resultado positivo que no interesado… a esta ecuación personal a la que me calculo.
A veces “nada” puede serlo “todo”.
Me he hecho mayor y a gatas ya no voy.
Mientras voy perdiendo esa inocencia que alguna vez fue solamente mía hasta que la entregué al mejor postor, sin carencia a noventa días.
Aquellos noventa días que tanto daño te hacían.
Y soy consciente que intentar mitigar el dolor que se aposenta en mi mientras hace metástasis alrededor de aquello a lo que llamamos corazón es como enfermar y no ir al medico por miedo a que te diga que te estás muriendo.
El monstruo nunca duerme, pero ya no me da miedo, ni tan siquiera me quita el sueño.
Ya no.
Mientras sigo diciendo aquello de que estés donde estés, que estés bien.
Algún día te iré a ver.
Como hablaríamos, como nos reiríamos, cuando y dónde nos veríamos…
Como habrían cambiado las fechas importantes por otras compartidas.
Seguramente tendría fotos tuyas por toda la casa en vez de una detrás de una puerta.
Y no sé porque, pero no puedo tenerte a la vista, me dueles si veo tu imagen en cualquier parte.
Y me asombra ver lo bonito en lo que quedaste.
Porque mantienes uno a uno los rasgos, no te hiciste mayor, eres exactamente igual que lo eras hace seis años, mientras todos los demás vamos cambiando.
No puedo imaginarte con pelo blanco, ni más gordo ni más flaco, sin aquella barba que tanto me gustaba…
Tal cual eras, tal cual te recuerdo.
Siempre me ha fascinado el hecho de que cuando alguien se va, permanece siempre joven en el recuerdo de los que se quedan.
Hoy imaginaba tu apoyo, tu chiste fácil, tu risa mágica, hoy imaginaba tu empujón hasta casi caerme al suelo mientras seguro intentabas agarrarme para que no me cayera…
Y la única verdad, es que me faltas y que por más que lo intento, por más fuerte que aprieto los ojos, los dientes y los puños, nada cambia.
Pero me cuesta trabajo, mi sinsentido, ponerle orden a este algoritmo y encontrarle un resultado positivo que no interesado… a esta ecuación personal a la que me calculo.
A veces “nada” puede serlo “todo”.
Me he hecho mayor y a gatas ya no voy.
Mientras voy perdiendo esa inocencia que alguna vez fue solamente mía hasta que la entregué al mejor postor, sin carencia a noventa días.
Aquellos noventa días que tanto daño te hacían.
Y soy consciente que intentar mitigar el dolor que se aposenta en mi mientras hace metástasis alrededor de aquello a lo que llamamos corazón es como enfermar y no ir al medico por miedo a que te diga que te estás muriendo.
El monstruo nunca duerme, pero ya no me da miedo, ni tan siquiera me quita el sueño.
Ya no.
Mientras sigo diciendo aquello de que estés donde estés, que estés bien.
Algún día te iré a ver.
lunes, 2 de julio de 2012
Ella.
Su cuerpo.
El mío.
Frío y calor.
Dos cuerpos en uno, que se fusionan.
Se funden.
Su cuerpo, siempre al dente, haga frío o calor, cubierto de una piel fina y tersa, dotado de un fino tacto, delicado, con cierto sabor a miel y tabaco.
Mi cuerpo, siempre templado, contagiado por subidas de tono, obligado sudoroso que no conoce la queja, que mantiene un bloque de hielo entre los pies mientras juega.
Frío.
Calor.
De nuevo, frío.
Sudor para un resfriado.
Ella, regala caricias a diestro y siniestro.
Yo, recibo por todas partes.
Me sume en un profundo abismo por el que no caigo, del que no despierto mientras sueño.
Sus brazos, son almohadas de plumas de oca, donde me hago sitio, donde solo yo, afortunada, encuentro la paz que necesito.
Las dos sabemos, cual es mi debilidad, quizá fácil, siempre infantil.
Tocada y hundida.
Me quedé sin barco ni flota.
Floto.
Muero.
Boca a boca de nuevo.
Vuelvo.
No conoce el egoísmo.
No finge.
Brinda con pretexto de auto-regalo.
Como quien da un refresco.
Bebe con sed.
Habla.
Habla sin parar.
No calla.
No sabe callar.
Se deja llevar.
La otra parte de la mitad, la mía, siempre sensible aunque insensible a veces, intenta aparentar, sin saber muy bien porque ni para qué, dura y critica consigo misma, ante la atenta mirada de mis ojos, fiel a mis principios, paciente. Casi siempre.
Consciente.
Las dos, fruncen el ceño en señal de incredulidad y fruncen la nariz en señal de ternura.
Ambas, fruncen el sexo en señal de necesidad.
Sin más.
Tal cual.
Una no acepta cumplidos.
La otra los pide sin parar.
Las dos aprendieron a escuchar, necesitando opinar.
No hay consejos baratos, ni frases fáciles hechas de antemano.
Una sabe andar y la otra caminar.
Que no es igual.
Una va siempre saltando como si estuviese subida a unos grandes zapatos.
La otra, perezosa, siempre va arrastrando sus pasos.
Una tan bonita, sigilosa y silenciosa, que se levanta a escondidas por su lado de la cama, no enciende luces, anda de puntillas por la casa, su cigarro y su café, su lápiz de ojos, su siempre tierna despedida, un beso, un abrazo, una sonrisa a pesar del sueño, sus tacones escaleras abajo.
La otra tan indefensa, a veces en cama otras en puerta, ojos semicerrados, legañas habitadas, desnuda y fría en la entrada, otras tapada, siempre la misma pregunta, un beso, un abrazo, una sonrisa dormida, sus pies directos a la cama.
Tan diferentes, tan fáciles.
Una tan segura, la otra tan variable.
Activos y pasivos que encuentran su cuadre.
Una se fía, la otra no engaña.
Una quiere aunque lo niega, la otra niega que también quiere.
No reconocen la felicidad mientras la hacen suya.
Pequeñas niñas quizá, ya, maduras.
El mío.
Frío y calor.
Dos cuerpos en uno, que se fusionan.
Se funden.
Su cuerpo, siempre al dente, haga frío o calor, cubierto de una piel fina y tersa, dotado de un fino tacto, delicado, con cierto sabor a miel y tabaco.
Mi cuerpo, siempre templado, contagiado por subidas de tono, obligado sudoroso que no conoce la queja, que mantiene un bloque de hielo entre los pies mientras juega.
Frío.
Calor.
De nuevo, frío.
Sudor para un resfriado.
Ella, regala caricias a diestro y siniestro.
Yo, recibo por todas partes.
Me sume en un profundo abismo por el que no caigo, del que no despierto mientras sueño.
Sus brazos, son almohadas de plumas de oca, donde me hago sitio, donde solo yo, afortunada, encuentro la paz que necesito.
Las dos sabemos, cual es mi debilidad, quizá fácil, siempre infantil.
Tocada y hundida.
Me quedé sin barco ni flota.
Floto.
Muero.
Boca a boca de nuevo.
Vuelvo.
No conoce el egoísmo.
No finge.
Brinda con pretexto de auto-regalo.
Como quien da un refresco.
Bebe con sed.
Habla.
Habla sin parar.
No calla.
No sabe callar.
Se deja llevar.
La otra parte de la mitad, la mía, siempre sensible aunque insensible a veces, intenta aparentar, sin saber muy bien porque ni para qué, dura y critica consigo misma, ante la atenta mirada de mis ojos, fiel a mis principios, paciente. Casi siempre.
Consciente.
Las dos, fruncen el ceño en señal de incredulidad y fruncen la nariz en señal de ternura.
Ambas, fruncen el sexo en señal de necesidad.
Sin más.
Tal cual.
Una no acepta cumplidos.
La otra los pide sin parar.
Las dos aprendieron a escuchar, necesitando opinar.
No hay consejos baratos, ni frases fáciles hechas de antemano.
Una sabe andar y la otra caminar.
Que no es igual.
Una va siempre saltando como si estuviese subida a unos grandes zapatos.
La otra, perezosa, siempre va arrastrando sus pasos.
Una tan bonita, sigilosa y silenciosa, que se levanta a escondidas por su lado de la cama, no enciende luces, anda de puntillas por la casa, su cigarro y su café, su lápiz de ojos, su siempre tierna despedida, un beso, un abrazo, una sonrisa a pesar del sueño, sus tacones escaleras abajo.
La otra tan indefensa, a veces en cama otras en puerta, ojos semicerrados, legañas habitadas, desnuda y fría en la entrada, otras tapada, siempre la misma pregunta, un beso, un abrazo, una sonrisa dormida, sus pies directos a la cama.
Tan diferentes, tan fáciles.
Una tan segura, la otra tan variable.
Activos y pasivos que encuentran su cuadre.
Una se fía, la otra no engaña.
Una quiere aunque lo niega, la otra niega que también quiere.
No reconocen la felicidad mientras la hacen suya.
Pequeñas niñas quizá, ya, maduras.
martes, 22 de mayo de 2012
Insulsa arpía.
Deambula por mi mente,
hace escasos días,
una sensación inerte,
una vaga idea,
que se adhiere…
que me despierta y que me duerme,
que me crea y me desmiente…
que ahoga mis penas y me va creando nuevas…
Y es ella,
insulsa arpía…
la que me da y luego me quita,
la que me suma y después me resta,
primero la cal,
más tarde la arena,
la que me pinta y colorea,
y que luego me borra con suma delicadeza…
cuadros abstractos,
llenando mis cabales,
lienzos blancos pintados de negro…
rabia contenida,
sosiego lleno de ira.
Delimitada en tiempo y espacio, absorbida por unas horas elásticas, estáticas.
El tic tac me resta poco a poco los segundos que ocupo en nada.
Nada vacía de llamas y llena de circunstancias, que me obstruye la garganta mientras voy secando lágrimas.
Obcecada en mis ideas, retenida entre cuatro paredes que no dicen nada, solitaria.
No sé que me pasa.
Estímulos adormecidos, iniciados con el pie izquierdo que no provocan una reacción en cadena en ese devenir de las horas.
Las gotas repican contra las ventanas agrietadas, la uralita sonora y acompasada en un baile que no es de nadie.
Amanece y la luz va entrando tímidamente, en la escalera ya hay vida, se crea el ruido inevitable de quienes tienen prisa y el dolor del pecho me impide respirar con normalidad.
Me desvela el frío, las ganas de un café caliente y un áspero cigarro pasando por mi garganta.
Pie izquierdo.
Primer paso.
Zapatillas en las manos y los pies descalzos.
¿Que hora es?
Nunca me levanté tan pronto.
Para no hacer...
Es dinámica,
es pulsátil,
una nada con la que se dice todo.
Maldito detonador de emociones,
este,
que me lleva al limite,
que obceca mis “decires“,
que disiente mis detalles,
anulando mis pensares,
dando vida a los pesares,
acrecentando sin mesura,
la de vueltas que soy capaz de dar,
a la misma cosa,
a una sola cosa,
convirtiéndola en millar.
La idea disentida,
del querer controvertido,
me hace capaz de anhelar lo que ya tengo,
obligándome a perderlo.
A veces me doy rabia.
Otras me doy miedo.
Estoy conociendo el tedio,
aberración hacia una misma,
por no llegar a entenderme y dejar de quererme.
Un mal día lo tiene cualquiera,
lo sé,
lo difícil es encontrar el equilibro…
y no tachar del calendario,
más días de los debidos.
hace escasos días,
una sensación inerte,
una vaga idea,
que se adhiere…
que me despierta y que me duerme,
que me crea y me desmiente…
que ahoga mis penas y me va creando nuevas…
Y es ella,
insulsa arpía…
la que me da y luego me quita,
la que me suma y después me resta,
primero la cal,
más tarde la arena,
la que me pinta y colorea,
y que luego me borra con suma delicadeza…
cuadros abstractos,
llenando mis cabales,
lienzos blancos pintados de negro…
rabia contenida,
sosiego lleno de ira.
Delimitada en tiempo y espacio, absorbida por unas horas elásticas, estáticas.
El tic tac me resta poco a poco los segundos que ocupo en nada.
Nada vacía de llamas y llena de circunstancias, que me obstruye la garganta mientras voy secando lágrimas.
Obcecada en mis ideas, retenida entre cuatro paredes que no dicen nada, solitaria.
No sé que me pasa.
Estímulos adormecidos, iniciados con el pie izquierdo que no provocan una reacción en cadena en ese devenir de las horas.
Las gotas repican contra las ventanas agrietadas, la uralita sonora y acompasada en un baile que no es de nadie.
Amanece y la luz va entrando tímidamente, en la escalera ya hay vida, se crea el ruido inevitable de quienes tienen prisa y el dolor del pecho me impide respirar con normalidad.
Me desvela el frío, las ganas de un café caliente y un áspero cigarro pasando por mi garganta.
Pie izquierdo.
Primer paso.
Zapatillas en las manos y los pies descalzos.
¿Que hora es?
Nunca me levanté tan pronto.
Para no hacer...
Es dinámica,
es pulsátil,
una nada con la que se dice todo.
Maldito detonador de emociones,
este,
que me lleva al limite,
que obceca mis “decires“,
que disiente mis detalles,
anulando mis pensares,
dando vida a los pesares,
acrecentando sin mesura,
la de vueltas que soy capaz de dar,
a la misma cosa,
a una sola cosa,
convirtiéndola en millar.
La idea disentida,
del querer controvertido,
me hace capaz de anhelar lo que ya tengo,
obligándome a perderlo.
A veces me doy rabia.
Otras me doy miedo.
Estoy conociendo el tedio,
aberración hacia una misma,
por no llegar a entenderme y dejar de quererme.
Un mal día lo tiene cualquiera,
lo sé,
lo difícil es encontrar el equilibro…
y no tachar del calendario,
más días de los debidos.
lunes, 30 de abril de 2012
Ansiosa
Me deslizo sigilosamente entre tus piernas,
silencios destinados a callarte la boca,
mientras respiras acelerada contagiándome tu ansiedad.
Esa ansiedad mediática,
que tolera la vergüenza al miedo escénico,
mientras te hace sentir insignificante,
ante unos ojos que solo son capaces,
de concentrarse en una sola cosa,
ignorando todo lo demás.
Entrar en ti,
en ese espacio húmedo que regalas,
mientras los dedos se van arrugando,
debido al charco en el que resbalas,
sea la hora que sea,
siempre idónea,
siempre dispuesta,
quedarme en ti,
no salir,
hasta que dejes de temblar
y empieces a respirar.
Pero ni en frío puedo olvidar,
como la humedad iba resbalando por tus piernas,
ni como me abrazas con ellas,
como lo hacen las serpientes con sus presas…
mientras habitamos los espacios,
el roce se hace intenso,
el calor nos invade y los fluidos se expanden.
Mientras pareces decirme:
no te muevas de aquí o me matas y si te mueves,
soy yo la que te mato.
silencios destinados a callarte la boca,
mientras respiras acelerada contagiándome tu ansiedad.
Esa ansiedad mediática,
que tolera la vergüenza al miedo escénico,
mientras te hace sentir insignificante,
ante unos ojos que solo son capaces,
de concentrarse en una sola cosa,
ignorando todo lo demás.
Entrar en ti,
en ese espacio húmedo que regalas,
mientras los dedos se van arrugando,
debido al charco en el que resbalas,
sea la hora que sea,
siempre idónea,
siempre dispuesta,
quedarme en ti,
no salir,
hasta que dejes de temblar
y empieces a respirar.
Pero ni en frío puedo olvidar,
como la humedad iba resbalando por tus piernas,
ni como me abrazas con ellas,
como lo hacen las serpientes con sus presas…
mientras habitamos los espacios,
el roce se hace intenso,
el calor nos invade y los fluidos se expanden.
Mientras pareces decirme:
no te muevas de aquí o me matas y si te mueves,
soy yo la que te mato.
martes, 3 de abril de 2012
Regreso.
Esperé a que se hiciese de noche, agazapada como una gata entre los coches, mientras caía la oscuridad.
Esperé el momento, mientras mordía con alevosía mis uñas.
Estaba escrito que algún día encontraría la recompensa al trabajo bien hecho.
El esfuerzo se mide con la satisfacción.
Provoca a tu intelecto y te sorprenderás.
Provoca a tus miedos y no huyas… quédate un rato más, a esperar a ver que pasa.
Vale la pena.
Aún hoy, sigo inflada como un globo, a punto de volar.
Enredada de nuevo.
Nos vamos leyendo.
Esperé el momento, mientras mordía con alevosía mis uñas.
Estaba escrito que algún día encontraría la recompensa al trabajo bien hecho.
El esfuerzo se mide con la satisfacción.
Provoca a tu intelecto y te sorprenderás.
Provoca a tus miedos y no huyas… quédate un rato más, a esperar a ver que pasa.
Vale la pena.
Aún hoy, sigo inflada como un globo, a punto de volar.
Enred
Nos vamos leyendo.
lunes, 20 de febrero de 2012
Que cuando...
Y es que no puedo ser más yo,
que cuando estoy contigo…
que cuando me miras y me dejas,
que cuando me levantas y me balanceas…
no puedo ser más mía, más simple,
más terca…
que cuando me besas y deletreas,
en silencio palabras necias…
con esa cara dulce,
con esa sucia lengua…
Y es que no puedo ser más yo,
que cuando me escuchas,
que cuando me entiendes,
que cuando callas y asientes,
no puedo ser más egoísta, más egocéntrica,
más narcisista…
que cuando pienso en alto y te miento a medias…
con esta cara que sonríe a tientas,
con esta viperina lengua…
que te besa sin delicadeza.
que cuando estoy contigo…
que cuando me miras y me dejas,
que cuando me levantas y me balanceas…
no puedo ser más mía, más simple,
más terca…
que cuando me besas y deletreas,
en silencio palabras necias…
con esa cara dulce,
con esa sucia lengua…
Y es que no puedo ser más yo,
que cuando me escuchas,
que cuando me entiendes,
que cuando callas y asientes,
no puedo ser más egoísta, más egocéntrica,
más narcisista…
que cuando pienso en alto y te miento a medias…
con esta cara que sonríe a tientas,
con esta viperina lengua…
que te besa sin delicadeza.
miércoles, 8 de febrero de 2012
Devuélveme la piel.
Devuélveme la piel,
aquella piel simple,
que me robaste…
quedándome desnuda…
para sentirme tan fría,
desprotegida…
Devuélveme aquella piel que me vestía,
que adornaba mis curvas,
que olía a aquello que tu decías,
que robaba a tus labios,
mil y una caricias…
Devuélveme la piel,
aquella que celosa se erguía,
caprichosa,
engreída…
Devuélveme esa piel,
que por posesión es mía,
que nunca entregué a nadie,
y que solo tú,
te atreviste a quitarme.
aquella piel simple,
que me robaste…
quedándome desnuda…
para sentirme tan fría,
desprotegida…
Devuélveme aquella piel que me vestía,
que adornaba mis curvas,
que olía a aquello que tu decías,
que robaba a tus labios,
mil y una caricias…
Devuélveme la piel,
aquella que celosa se erguía,
caprichosa,
engreída…
Devuélveme esa piel,
que por posesión es mía,
que nunca entregué a nadie,
y que solo tú,
te atreviste a quitarme.
lunes, 30 de enero de 2012
Aire
La encrucijada que me ocupa los días, no es otra sino esta.
Dejarse llevar o dejarse ir.
Hay quién se deja llevar por la corriente, por el viento cuando sopla fuerte, por la marea de gente…
Hay quien se dejar ir, sin darse cuenta, poco a poco, despacio… y se deja arrastrar hacia ningún lugar, lugar en el cual, uno no encuentra el sitio, su sitio, no lo hace suyo y todos necesitamos apropiarnos de algo, de un metro cuadrado que nos pertenezca, donde nadie nos pise, donde nadie se meta…
El no sé, no aclara, no soluciona, no despeja, desestabiliza, tambalea sobre una cuerda que no tensada anda demasiado floja…
La vida es si y es no.
El puede, solo dura un tiempo…
Un no sé, involuntariamente declina una negación.
Te mantiene en una ignorancia que pide tu atención y te da respuestas a esas preguntas que parecen no tener solución.
Así que como yo no quiero buscar respuestas a todas mis preguntas, porque son muchas, creo que lo mejor será afirmarme en mis propias negativas…
Porque normalmente lo que te viene de primeras, es lo más coherente.
Y nunca he sido cobarde, solo tenia que juzgarme para intentar ser más valiente.
Porque en ese dejarme llevar hacia ningún lugar solo encontraba un arrastre hacia ningún sitio.
Y ya no insisto en algo que no funciona solo.
A mi edad, ya no.
Y le pediremos a no se quién…. la paciencia, que a mi ya no me queda.
Para que me haga seguir por donde solo ella quiera.
Dejarse llevar o dejarse ir.
Hay quién se deja llevar por la corriente, por el viento cuando sopla fuerte, por la marea de gente…
Hay quien se dejar ir, sin darse cuenta, poco a poco, despacio… y se deja arrastrar hacia ningún lugar, lugar en el cual, uno no encuentra el sitio, su sitio, no lo hace suyo y todos necesitamos apropiarnos de algo, de un metro cuadrado que nos pertenezca, donde nadie nos pise, donde nadie se meta…
El no sé, no aclara, no soluciona, no despeja, desestabiliza, tambalea sobre una cuerda que no tensada anda demasiado floja…
La vida es si y es no.
El puede, solo dura un tiempo…
Un no sé, involuntariamente declina una negación.
Te mantiene en una ignorancia que pide tu atención y te da respuestas a esas preguntas que parecen no tener solución.
Así que como yo no quiero buscar respuestas a todas mis preguntas, porque son muchas, creo que lo mejor será afirmarme en mis propias negativas…
Porque normalmente lo que te viene de primeras, es lo más coherente.
Y nunca he sido cobarde, solo tenia que juzgarme para intentar ser más valiente.
Porque en ese dejarme llevar hacia ningún lugar solo encontraba un arrastre hacia ningún sitio.
Y ya no insisto en algo que no funciona solo.
A mi edad, ya no.
Y le pediremos a no se quién…. la paciencia, que a mi ya no me queda.
Para que me haga seguir por donde solo ella quiera.
lunes, 9 de enero de 2012
Suave
Y en silencio,
tu cuerpo me habla,
del fino tacto que acaricias,
del calor endemoniado que consumes,
de la maldita dulzura que regalas,
de la niñez que te robaron,
de la madurez que por fin has encontrado.
Y te busco a tientas en la cama,
por no recordar si te quedaste a mi lado,
y te busco desesperada,
bajo el nórdico, bajo las sábanas, bajo la cama.
Hasta que escucho tu respiración,
hasta que encuentro tu sonrisa,
hasta el buenos días corazón…
no soy yo.
No se quién soy.
E intento respirar tu intimidad,
una vez más,
ese olor tan tuyo,
que sabe tan bien,
ese olor que impregna la ropa,
el aire,
que empapa la piel,
que cala los huesos,
que me vuelve adicta…
sin querer.
Mientras me regalas un vaivén,
que viene y que va,
una danza que bailas suave,
mientras me pisas sin dañarme.
Y entro en ti sin hacer daño.
Sin ruido.
Despacio.
Intento inhabilitar ese espacio,
que tú y yo hemos creado,
queriendo ser la dueña,
de pequeños momentos,
de pequeños instantes,
para luego devolverte,
toda esa avaricia…
que creo haberte robado,
y que no es mía.
Llámame como quieras,
tú puedes hacerlo,
por ti…
me dejo…
por ti…
quiero…
porque…
hay miradas y MIRADAS,
y la tuya habla tanto…
que deberías aprender a estar callada.
tu cuerpo me habla,
del fino tacto que acaricias,
del calor endemoniado que consumes,
de la maldita dulzura que regalas,
de la niñez que te robaron,
de la madurez que por fin has encontrado.
Y te busco a tientas en la cama,
por no recordar si te quedaste a mi lado,
y te busco desesperada,
bajo el nórdico, bajo las sábanas, bajo la cama.
Hasta que escucho tu respiración,
hasta que encuentro tu sonrisa,
hasta el buenos días corazón…
no soy yo.
No se quién soy.
E intento respirar tu intimidad,
una vez más,
ese olor tan tuyo,
que sabe tan bien,
ese olor que impregna la ropa,
el aire,
que empapa la piel,
que cala los huesos,
que me vuelve adicta…
sin querer.
Mientras me regalas un vaivén,
que viene y que va,
una danza que bailas suave,
mientras me pisas sin dañarme.
Y entro en ti sin hacer daño.
Sin ruido.
Despacio.
Intento inhabilitar ese espacio,
que tú y yo hemos creado,
queriendo ser la dueña,
de pequeños momentos,
de pequeños instantes,
para luego devolverte,
toda esa avaricia…
que creo haberte robado,
y que no es mía.
Llámame como quieras,
tú puedes hacerlo,
por ti…
me dejo…
por ti…
quiero…
porque…
hay miradas y MIRADAS,
y la tuya habla tanto…
que deberías aprender a estar callada.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)