Su cuerpo.
El mío.
Frío y calor.
Dos cuerpos en uno, que se fusionan.
Se funden.
Su cuerpo, siempre al dente, haga frío o calor, cubierto de una piel fina y tersa, dotado de un fino tacto, delicado, con cierto sabor a miel y tabaco.
Mi cuerpo, siempre templado, contagiado por subidas de tono, obligado sudoroso que no conoce la queja, que mantiene un bloque de hielo entre los pies mientras juega.
Frío.
Calor.
De nuevo, frío.
Sudor para un resfriado.
Ella, regala caricias a diestro y siniestro.
Yo, recibo por todas partes.
Me sume en un profundo abismo por el que no caigo, del que no despierto mientras sueño.
Sus brazos, son almohadas de plumas de oca, donde me hago sitio, donde solo yo, afortunada, encuentro la paz que necesito.
Las dos sabemos, cual es mi debilidad, quizá fácil, siempre infantil.
Tocada y hundida.
Me quedé sin barco ni flota.
Floto.
Muero.
Boca a boca de nuevo.
Vuelvo.
No conoce el egoísmo.
No finge.
Brinda con pretexto de auto-regalo.
Como quien da un refresco.
Bebe con sed.
Habla.
Habla sin parar.
No calla.
No sabe callar.
Se deja llevar.
La otra parte de la mitad, la mía, siempre sensible aunque insensible a veces, intenta aparentar, sin saber muy bien porque ni para qué, dura y critica consigo misma, ante la atenta mirada de mis ojos, fiel a mis principios, paciente. Casi siempre.
Consciente.
Las dos, fruncen el ceño en señal de incredulidad y fruncen la nariz en señal de ternura.
Ambas, fruncen el sexo en señal de necesidad.
Sin más.
Tal cual.
Una no acepta cumplidos.
La otra los pide sin parar.
Las dos aprendieron a escuchar, necesitando opinar.
No hay consejos baratos, ni frases fáciles hechas de antemano.
Una sabe andar y la otra caminar.
Que no es igual.
Una va siempre saltando como si estuviese subida a unos grandes zapatos.
La otra, perezosa, siempre va arrastrando sus pasos.
Una tan bonita, sigilosa y silenciosa, que se levanta a escondidas por su lado de la cama, no enciende luces, anda de puntillas por la casa, su cigarro y su café, su lápiz de ojos, su siempre tierna despedida, un beso, un abrazo, una sonrisa a pesar del sueño, sus tacones escaleras abajo.
La otra tan indefensa, a veces en cama otras en puerta, ojos semicerrados, legañas habitadas, desnuda y fría en la entrada, otras tapada, siempre la misma pregunta, un beso, un abrazo, una sonrisa dormida, sus pies directos a la cama.
Tan diferentes, tan fáciles.
Una tan segura, la otra tan variable.
Activos y pasivos que encuentran su cuadre.
Una se fía, la otra no engaña.
Una quiere aunque lo niega, la otra niega que también quiere.
No reconocen la felicidad mientras la hacen suya.
Pequeñas niñas quizá, ya, maduras.
Hoy especialmente necesitaba leer algo así, genial.
ResponderEliminar:)
Besos
genial :)
ResponderEliminarun beso guapa
Recóndita en un cuenco de cerezas, abraza tu lengua el rojo maduro que es pasión de unos labios que muerden deseosos lo que un día fue fruto. Respaldo de tu cabeza mi pierna, que acoge de una mujer la melodía de una nana que acuna años de espalda cargada de calles, de caras, de puertas, de palabras, de pesares. Despierta acaricio sin avaricia la belleza dormida, que nace de rasgos perfectos, que yace en constelaciones de pecas en tu espalda escritas. Tu piel en tacto de seda huele a eterna primavera, mueren de envidia las flores que hasta su olor las impregna. Parpadean tus pestañas moviendo el aire a su antojo, largas como un día donde el tiempo se vuelve loco. Congela tu mirada relojes de arena, de color más dulce que la miel de una colmena. Dos cucharadas de azúcar para un café que sabe amargo, solo, oscuro como las noches de luto que no paso a tu lado. Lenta en movimientos marcados, me acorralas enlazada de piernas y brazos en un espacio perfecto de noventa. Me sobra el mundo cuando te siento cerca. Aceleras mi pulso cuando pegada a mi espalda, desconozco donde acaba mi cuerpo y empieza el tuyo. Entrecortada la respiración, ininteligible la palabra. Muda, del todo despreocupada. El último cigarro antes de cerrar con llave. Un día más, escasez de sueño. Suena el despertador marcando las seis. Te observo, te contemplo, te percibo. Te miro, te miro, te miro, te miro, te miro. ¿Amor, ya te vas? Sí. Y aún cuando todavía no me he ido, ya te echo de menos.
ResponderEliminarComplemento perfecto. Felicidad absoluta. Me encanta leerte así. Un petonàs, guapa! (vas al Cruïlla? Jo estic pensant de passar-m'hi dissabte...)
ResponderEliminarNo me meto en tu blog casi nunca...(explico esto para que no pienses que soy una acosadora)por no decir nunca..tal vez 3 veces en la vida.
ResponderEliminarVeo que tienes pareja, totalmente enamorada..(o eso creo)jeje, yo también la tengo.
Pero cada vez que te leo me dan unas ganas de buscarte y conquistarte!!!pero no en plan PUM!!! si no poco a poco...hasta calarte los huesos..
En fin..tengo q dormir...debo..deliro.
Bella Laura, antes que nada gracias por tus palabras. Aqui ando de nuevo, la verdad si pe3nsaba dejar el blog, pero lo extraño, aún no decido que hacer. Yo tengo mucho cariño a mi espacio pero lo cree por algo y alguíen y eso terminó, de alg+un modo siento que ya no debería estar en este lugar.
ResponderEliminarUn beso
E.
Que buena eres leñe!
ResponderEliminar;)
que alegría que las jirafas hayan sido dos veces miradas por vos.
ResponderEliminarbeso grande!
Me gusta leerte feliz!!!
ResponderEliminarbesos
PODRIA PASAR HORAS, DÍAS LEYENDOTE...INCRÍBLE...
ResponderEliminarCuando llegue a este blog y empecé a leer no sabía si se trataba de una chica para un chico o al revés.
ResponderEliminary la verdad que al descubrir que era de una chica para otra chica me dió envidia poder sentir tanto amor,sea cual sea el sexo de los participantes de la cuestion,que es lo de menos.
Quiero enamorarme y sentir tanto amorrr!
Que lindo lo que eswcribiste,justo lo leo hoy en plena crisis de pareja sintiendo que jamas volvere a amar ni ser amada.
Besos