Losa pendiente de grabar.
Inscripción dolorosa que perdurará durante los años a restar.
Reduciendo el cuerpo con los recuerdos para enterrarlo bajo tierra como tesoro que no queremos que los demás vean.
Adornos florales que marchitarán… junto con la vida, que se encerró y ya no saldrá nunca más.
Mientras acompaña mi pena el recordatorio de lo bueno que eras.
Tristezas y añoranzas.
Cementerios vivientes en el día de todos los santos y en el santo día de todos.
Lugares aterradores.
Preferí no encerrarte en ningún lugar.
Como tu querías.
Como ahora, después del tiempo quiero yo.
Esparcí al viento lo que quedaba de ti, junto a un árbol, en una montaña.
Montaña a la que llaman sagrada.
A la que regreso de vez en cuando a hablarte… para que no estés solo.
Para que no te sientas solo.
Nunca solo.
Siempre contemplo aquel bonito paisaje contigo.
Sentada en aquella piedra, mientas fumo… y avivo tus cenizas.
Mientras me emociono sin querer.
Y te hablo como si me hubiese vuelto loca.
El viento me refresca.
Cala mis huesos.
Y entumecida me voy, sabiendo que me costará regresar a aquel lugar.
Siempre me cuesta.
Pero siempre vuelvo.
Creyendo inocente que me esperas…
Que me ves llegar…
Que te sientas a mi lado…
Y nos fumamos juntos en una tarde, la vida que ya no te queda.