La única que encuentras, para tu boca que siempre está
cerrada, que no sabe decir nada.
Mientras las lágrimas van cayendo por tu cara y ahogan tu
hipo, ese que siempre te viene y que solo yo te quito.
Qué pena da ese silencio que no eres capaz de gritar.
Qué pena doy, queriendo siempre hacerte olvidar lo que te
estancó, lo que no pudo cambiar frío por calor.
Como el frío que hoy se instala en mi piso, vacío, con
cajas de cartón que se hacen añicos.
La mudanza de lo que no se puede mudar, de lo que no se
puede cambiar.
Materiales que llevamos de un sitio a otro para decorar
espacios vacíos.
Vacío es lo que hoy estoy sintiendo contigo.
Un jarrón que alberga flores secas, que nunca crecen, que
nunca huelen.
Sueño que no se duerme, que en pesadilla convierte todo
el miedo que se siente.
Miedo al abismo que dejas al cerrar por última vez la
puerta.
Mi corazón está de mudanza y el tuyo quizá está de
suicidio.
Nos cambiamos de lugar, pero seguimos yendo con nosotros mismos y con todo lo que cargamos.
ResponderEliminarMe transmiten tristeza tus versos, y también un peso difícil de trasladar en ninguna mudanza.
Un beso grande, Laura
Sigo publicando textos que tengo guardados, este es de hace unos meses y si, estaba muy triste.
Eliminarpor suerte, eso a cambiado y ahora solo es nostalgia...
un abrazo Alis.