La duda existencial se pronuncia interiormente.
Y golpea fuerte, muy fuerte.
Tanto que a veces duele.
Pero es así, el saber, si ocupa lugar.
Y son miles las preguntas que quiero hacerme siendo miles las respuestas que no quiero escuchar.
Gozo de una impunidad que no merece reproches ni castigos y que me otorga una indulgencia exenta de perdones.
Pero también me invade un egoísmo impropio que me adueña de todo y que me cree dueña de todos.
No quiero compartirte con nadie ni compartirme yo con alguien.
No quiero saber. No quiero.
Solo quiero restarle a ese conocimiento, la importancia que merece tener.
Haz lo que quieras, pero te pido, que no me lo cuentes.
El amor es un equilibrio de egoísmos…
Y yo he dejado aquí muy evidente, cual es el mío.
Me ha encantado porque se desnuda el sentir, ese temor-dolor por la propiedad y por el querer ser toda ofrenda.
ResponderEliminarMil besitos y feliz semana.
Igualmente Auroratris.
Eliminar:)
Para no querer saber, haces un ejercicio de mirarte y mostrarte bien valiente.
ResponderEliminarLas preguntas cuyas respuestas no queremos escuchar son generalmente las que más crecimiento nos pueden regalar.
Un abrazo grande y un beso
Me auto-exploto muchas veces... pero que le vamos a hacer.
EliminarQuemar después de leer.
Un beso