No busques poesía tradicional en este blog. Esto es lo más parecido a un poema que soy capaz de escribir.

martes, 29 de noviembre de 2022

Verso a beso

Descansa un verso en mi boca

en la punta de la lengua

y que por andar besándote

siempre se calla

¡el muy canalla!

lunes, 14 de noviembre de 2022

Me quedo contigo

Quiero que lo que sentimos juntas no lo volvamos a sentir por nadie.
Porque contigo es con quien quiero quedarme.

jueves, 10 de noviembre de 2022

Pasado, presente... ¿futuro?

Ya no sé qué decirte.
Ya no sé qué hacerte.
Ya no sé dónde ponerte.
Y te quiero, claro que te quiero… 
pero ahora mismo no te entiendo.

Quisiera saber…
cómo hemos llegado hasta aquí,
a este punto sin retorno…
en el que el pasado ya no importa,
ya apenas pesa…
y que hace que en este presente…
te mire y ya no te reconozca.

¿Qué futuro nos espera cuando ya no nos veo en él…?

sábado, 5 de noviembre de 2022

Luces intermitentes

Verde

Noche cerrada volviendo a casa.
Luces y sonidos invaden el espacio vacío en el que me encuentro.
Intermitencias por todas partes, hasta en mis latidos.
Llueven mis ojos y tengo una sensación que me sobrepasa.
Una falta de oxígeno cuando sé que tengo todo el aire del mundo.
Y de golpe, sonrío.
Sin que nadie me mire, sin que nadie me juzgue.
Porque sí, porque no, porque yo qué sé…
Dándome cuenta de la fragilidad del momento…

 

Rojo

Mientras, cambio de un estado de ánimo a otro sin esfuerzo.
Sin preguntarme por qué, sin esperar una respuesta que ya sé.
Busco un lugar donde ponerme más a salvo que en medio de la nada, en medio de todo.
En tierra de alguien, en tierra de nadie.
Enciendo un cigarrillo con el que poder ventilarme.
Y que esta respiración tosca que me asalta cambie de nombre y pase a llamarse ilusión.
No sé qué hacer con todo esto, ni dónde ponerlo.
Intento meterlo en algún sitio, cerrarlo al vacío.
Como si se tratase de un recipiente hermético y con mucho cuidado para que no me estalle todo por los aires. 
Estoy sola ante el peligro, mi otro yo no sé dónde se ha metido, pero aquí no.


Ámbar

Me pongo en marcha, sigo con el camino hasta casa, a lo conocido…
Dándome cuenta de que a partir de este instante ya nada volverá a ser lo mismo, será mejor.
Viajar fuera para volver dentro.
Viajes al centro que te sacan del sitio.

 

lunes, 24 de octubre de 2022

Premio de consolación

¿Se puede volver a un lugar, a un instante, a una persona…?
¿O retroceder en el tiempo?
Yo qué sé, como por ejemplo a un año atrás…
A cualquier momento menos ahora.
Dicen que «al lugar donde fuiste feliz no debieras tratar de volver…»
pero no estoy de acuerdo.
A ti quisiera volver una y otra vez…
No salir de ti o de aquella habitación donde nos amamos por primera vez.
Sabiendo de antemano que aquel iba a ser un recuerdo del que no querría desprenderme jamás… 
 

jueves, 20 de octubre de 2022

Bises

Esa mirada tuya se merece un bis. 
Y que todo un estadio coree al unísono, otra, otra, otra

A mí me gustan tus ojos.
Y a ti te gustan mis pestañas.

Si vuelves a mirarme así… prometo hacerte la ola con ellas 
y aplaudir hasta que se me rompan los dedos de tanta euforia.
 

lunes, 17 de octubre de 2022

Confía

Enséñame tus heridas, dónde te escuece…
Para tratarte con más dulzura, justo en el punto que más te duele.
Para saber qué te falta y qué te sobra necesito saber dónde quererte.

martes, 11 de octubre de 2022

Donde el olvido

Me pongo en esa misma piel, la del recuerdo y la ausencia.
Me viste entera y me desnuda por completo.
Deja visible mi vergüenza y oculta mi verdad, aunque no quiera.
Con una fachada que se tambalea al más mínimo soplo que llega.

Casi dejé de escribirte, nunca de pensarte.
Pienso en la inmediatez de las palabras que ahora se dicen casi sin pensar, casi sin sentir.
Y en lo mucho que te echo de menos, aunque ya no te lo diga.
Nunca esperé una respuesta, no podías dármela.
Siempre odié el yo también… y preferí no escuchar nada a cambio.
Quise que tuvieras voz y no eco.
Sabía que me querías, y eso me bastaba.
Me quedé a expensas de un vacío que no se puede volver a llenar.
Quizá abarqué más de la cuenta y no pensé en mi propia tristeza. 
Y créeme cuando te digo que esa sí que es capaz de ocuparlo todo.

Y es esa ausencia desmemoriada la que hace que a días vaya olvidando tu cara, no es que con ella venga el olvido, ni mucho menos que yo lo acepte, solo es que empiezo a confundir el recuerdo de todo lo que es tuyo, incluso el sonido de tu risa se torna débil al instante, como el de tu voz…
Y yo suplico para que no se apaguen, no del todo.
Mientras me despido de ti con una mano y con la otra… cierro trato con el mismísimo diablo.

Hay amores que nunca mueren y personas que tampoco.
Y a los que nos quedamos aquí, solo nos queda vivir.

lunes, 26 de septiembre de 2022

Verde

Tú, con ojos de primavera.
Los míos siempre en otoño.

Tengo un atardecer precioso en tus ojos.
De un verde (esperanza) que lo invade todo.
E(re)s luz entrando por todas partes.

Cuando me miras y sonríes, soy capaz de todo.
Y esa sonrisa que me escondes, te delata.
Me gustan las sonrisas, pero no todas.
No sonrías que me enamoro.

 

martes, 26 de julio de 2022

Poemita

Mientras que tú me sigas mirando así… habrá poesía.
Me digo como aliciente cuando parece que los versos me huyen.
Cuando las palabras se amontonan en mi boca y no consigo hacerme entender.
Cuando la inspiración viene y va, pero no quiere quedarse.
Cuando ando perdida en poesía que no es mía. 
Cuando soy más poeta del silencio que de la palabra.

Palabras que no sirven.
Que no dicen.
Al folio en blanco nunca he sabido mentirle.

Prefiero hablar contigo que hablar de ti.
Vivirlo en vez de contarlo.
Escribir desde la tristeza, para mí, siempre ha sido más fácil…
Y ahora, entre líneas… resulta que tanta felicidad no cabe.

Tengo un poema de amor extraviado en la memoria, pero no me importa.
Porque también tengo los ojitos llenos de ganas de verte.
A ti tampoco sé mentirte…
¿Dime si eso no es poesía?

jueves, 30 de junio de 2022

Nada más serio que tu risa

Quiero que este tiempo que no vivo, 
que se escapa de entre mis manos como un suspiro, 
pero que cierra la puerta de un portazo, se detenga.
Que pare, que no pase y que tú lo hagas conmigo.
 
Quiero aprovechar tu risa, llenar mi memoria y recordar cómo suena,
contener el eco de tu carcajada en mi interior,
respirarte, compartir el mismo aire  
y que ese vendaval me zarandee como un huracán,
abriendo puertas y ventanas y poniéndolo todo del revés,
al igual que lo has hecho tú. 
 
Porque tu risa es así, un torbellino de emociones…
que una vez dentro no sale,
que se invita a sí misma a quedarse,
para que yo pueda asistir a tu pequeña gran fiesta feliz…
sin que me importe perder el tiempo por ti 
o no me duela malgastarlo si es contigo.
 
Quiero que este tiempo que no vivo,
te traiga hasta a mí,
aquí y ahora,
no como deseo y sí como súplica,
porque tengo que aliviar como sea esta necesidad que me creas,
de pasar todo mi tiempo contigo, ese tiempo que nunca sobra…
de reírte a todas horas, de amarte en tantas otras…
y de quedarme a vivir para siempre en tu boca.

martes, 7 de junio de 2022

Se lo tomó muy en serio


- ¿Qué es importante para ti?
- Que me hagan reír.

Y me hizo llorar de risa…


viernes, 27 de mayo de 2022

Ventajas de ir al infierno acompañada por un ángel

Yo que pude ver la hoguera apagarse y el viento encenderse, o cómo la ira se dormía y la tristeza se reía de sí misma. Yo que pude con su dulzura protegerme y aplacar la rabia con golpes de ternura. Yo que pude sostener en mis brazos aquellos cuerpos tan pequeños y candentes, y trasladarlos de una estancia a otra, mientras su aliento descansaba en mi cuello y sus piernas pinzaban mi cintura.

Yo que pude besar sus frentes sin vigilar mi espalda, y peinarles el pelo como si les desenredara el sufrimiento. Y que les tapé con cuidado cuerpo y corazón para que no pasaran frío. Dicen del infierno que es un lugar inhóspito, yo creo que todo depende de quién te acompaña. Y que solo es necesario el abrazo de alguien que te sostenga, con quien seas capaz de disimular que puedes seguir en pie, aunque apenas te queden fuerzas.

Cuando me daban su manita me creía invencible. Aunque estaba muerta de miedo.


                                                                                                                                                                         A mis sobrinos. 
  

lunes, 21 de marzo de 2022

Desvelos

Qué bonita es la cama contigo.
Mi cuerpo te quiere.
Y yo, también.

¿Vamos a no dormir...?

viernes, 4 de marzo de 2022

No lo sé


No sé, últimamente sé pocas cosas. Repito demasiado estas palabras. Estoy rara, no estoy bien. Y tengo que hacer algo al respecto, pero no sé el qué. 

El otro día lloré, por fin. Y lo disfruté. Qué sensación tan absurda: sentirme bien por desahogarme y mal por estar jodida. Notar cómo apenas puedo respirar, cómo siento la asfixia mientras que no me olvido de sonreír.
 
Cuando de golpe te pones a llorar sin motivo aparente de impotencia, de rabia, por no ser capaz de controlar tu estado de ánimo, tu estado de sitio, tu espacio tranquilo. Cuando te ves sumergida de pies a cabeza en una vorágine de sentimientos que no puedes entender y que sabes que no te hace ningún bien y que, aun así, siguen estando ahí, un día y otro… y solo te pides un poco más de paciencia para que todo vuelva a su lugar (más pronto que tarde) porque sabes que en algún momento todas las aguas vuelven a su cauce. Cuando decides acostarte antes de cenar porque lo único que necesitas es un poco de silencio o dormirte para que ya sea mañana y quizá te levantes mejor, o no. Dormir como solución.
 
Llevo demasiado tiempo sintiéndome así. Con la sensación de no encajar en ningún lugar. De haber(me) perdido por el camino a no se sabe dónde, de haber(me) encontrado con algo que no necesito y no poder desprenderme de él ni de todo lo que trae consigo.

Y es muy fácil decir: desconectaLo realmente difícil es volver a conectar. No hay botón que apretar, ni opción de quita y pon donde prefieras. No se pueden chasquear los dedos y aparecer en otro lugar como por arte de magia, no se puede. O quizá sea yo la que no puede, la que no sabe cómo hacerlo por mucho que lo desee, por mucho que lo intente.
 
Tengo muchas ideas, pero pocas ganas. Eso es lo que peor llevo, la inapetencia que me invade por completo. El bloqueo que siento con casi todo lo que intento, la dificultad que veo ante las cosas más sencillas, esas mismas cosas a las que tan acostumbrada estaba antes de todo esto.
 
Imaginar (ciertas cosas) siempre se me dio bien. Otras en cambio, no. Y por imaginar que no quede, es más fácil intentarlo que poner excusas. Pruebo, me obligo, me esfuerzo de verdad que sí, pero no me da resultado. O, al menos, no el esperado.

No entiendo el porqué, pero últimamente me desinflo con casi todo lo que intento como un globo a partir del tercer día. Uso la crítica como defensa. Nada es lo que parece, nada es lo que creía, «yo pensaba, yo creía» (¿lo veis?, excusas). Y entonces me desmotivo, me apago, me enfado conmigo misma y tengo la sensación de no entregarme al cien por cien con lo que hago.

Quizá lo que me pasa es que aún no sé qué es lo que quiero hacer con mi vida (bueno, sí que lo sé, pero eso no me da de comer) y hacer las cosas por hacerlas nunca me ha parecido una buena idea. Porque las haces, pero a medias, y después se te queda el cuerpo a medio camino también, como es lógico.
 
Y mi cabeza va en una dirección (el corazón ahí plantado, sin moverse el muy cabrón) y el cuerpo me va en otra, y llego a un cruce (entiéndase cruce como tomar una decisión), y la flexibilidad no es lo mío y no puedo coger tres caminos a la vez, por mucho que me estire. Vuelvo una y otra vez como una cinta elástica al puto cruce y no avanzo.

Cuando de pequeña me preguntaban «¿qué quieres ser de mayor?», siempre contestaba que MAYOR. Y ahora que ya lo soy, que por fin me he hecho grande, sigo sin saber que contestar. O quizá, lo que pasa es que estoy vieja, me he hecho mayor de repente y me he quedado sin fuerza y sin tiempo.

No lo sé...



- ¿A qué te dedicas?
- Hago tiempo.
Nerea Delgado.





miércoles, 2 de febrero de 2022

ConjugARTE

 

Acariciarte es levantar un huracán bajo mis dedos.

Erizarte el cuerpo y las ganas con un único objetivo, enredarte.

Besarte con la boca abierta y temblorosa, del revés y en todas partes...

en el canto del labio, en la barbilla, en la punta de la nariz o en esa arruguita

en la esquina de tu ojo que me ha hecho perder la cabeza.

Temblarte con caricias que son puro ego.

Dibujarte en la piel lo que te digo con la boca.

Probarte hasta alcanzarte ¿sabes lo bien que sabes?

Desnudarte la sonrisa y sentirme satisfecha ante semejante insinuación.

Arroparte en los días que tengas frío y quemarte bajo las sábanas cualquier domingo.

Respirarte, compartir el mismo aire.

Alzarte siempre para que tengas la sensación de no pisar el suelo.

Volarte la cabeza de tal manera que quieras estar conmigo para los restos.

Tenerte y no perderte.

Echarte de menos siempre y nunca echarte de más.

Buscarte donde quiera que estés y encontrarte.

Pensarte hasta gastarte.

Celebrarte cada día por la suerte de encontrarte.

Inventarme un mundo al que llevarte porque este se nos ha quedado pequeño.

Y que vengas conmigo sin que te importe el sitio, sin que me preguntes dónde vamos.

Si quieres lo planeamos y lo llamamos destino.

 

Quiero amarte como si el mundo fuese a acabarse.

 

Y recordarte, extrañarte, tocarte, notarte, contarte, escucharte, ampararte, cobijarte, tentarte, pararte, rogarte, entregarte, curarte, quebrarte, calarte, cansarte, usarte, llenarte, calmarte, maravillarte...


 

 

<<Quiero conjugar contigo todos los verbos que acaben en arte>>

Elvira Sastre.

 


martes, 18 de enero de 2022

Liberosis


Habla de ti, me dicen. Y en el fondo pienso que no hago otra cosa. Que siempre intento desnudarme quitándome poco a poco las palabras del cuerpo, que hablo sobre las cosas que me pasan y de cómo me siento con ellas, aceptando que en papel me expreso algo mejor que hablando y que a veces no consigo transmitir ni una milésima parte de lo que quiero decir. Y eso me da rabia porque siento que no alcanzo mi emoción, que me quedo corta con lo que digo como a medias, de no sé muy bien el qué, pero a medias.

Mientras me duchaba me ha invadido un instante de soledad... El único ruido que oía era el del agua chocando contra mi espalda. Debía hacer algo con todo ese frío que se me había metido en el cuerpo y que hasta me impedía hablar con normalidad. He tenido un ratito para mí, para mirar dentro. Y me he encontrado con algún sentimiento que creía perdido y con algún pensamiento que tenía olvidado. Y entonces he venido aquí, a intentar hacer algo con todo eso antes de que se me olvide, antes de que (como el agua) se pierda todo por el desagüe del día. He dejado el agua correr y ya de paso lo he intentado conmigo, no soy capaz de llover y supongo que cuando lo intentas y no puedes es porque no lo necesitas en realidad. Llorar creo que es una buena manera de vaciarse de lo que no llena. Y a veces siento que me inundo y que soy incapaz de achicar toda el agua que me anega por dentro.


Qué triste es ese momento en el que te das cuenta de que te falta algo y no sabes el qué, pero sigues con la búsqueda, aunque no sepas muy bien que es lo que estás buscando. 
Buscar, buscar, buscar… y alguna vez encontrar. Es el cuento de nunca acabar. Siempre he creído que encontrarme no debe ser motivo para dejar de buscarme, que el autoconocimiento nunca es completo, que el aprendizaje es constante y que debo criticarme lo suficiente como para entender que si no lo hago es a la mediocridad al único sitio al que me dirijo. Mejorar como persona en un mundo que parece que solo empeora.

 

 

<<Nada es veneno, todo es veneno, la diferencia está en la dosis>>.

(Paracelso)

 

Imagino una balanza en la que pesar los daños y los alivios, las emociones y las tristezas, con la que poder hacer balance para darme cuenta de qué es lo que he ganado, qué lo que he perdido y qué lo que me han robado. Tomarme las medidas para hacerme un traje. Volver al peso y talla que me sientan bien. No dejarlo ni corto ni largo. Aunque reconozco que encontrar la medida exacta me está resultando difícil. Encontrar el equilibrio es harto complicado.

 

Quiero darme cuenta de las cosas, aunque no llegue a tiempo, porque nunca es tarde si de lo que trato es de avanzar. Siempre es pronto para perder el tiempo ganar tiempo y aprender, para empezar de cero, para reinventarme, para cambiar todo lo que quiero cambiar. Aunque no me salga bien a la primera, aunque a medio camino me dé cuenta de que eso tampoco es lo que necesito, aunque siga sin saber qué es lo que quiero a mis casi 43 años.

 

Me cuestiono muchas cosas, es verdad. Me gustaría hacer muchas más cosas de las que hago, eso también es verdad. Y van pasando los años y ahora tengo una sensación que nunca había tenido antes, la de no sentirme realizada con lo que hago… y eso es nefasto. Ver la fecha de caducidad de algo que pensabas que no se podía poner malo, ver que un día más es también un día menos y que a pesar de los intentos… nada volverá a ser como antes.

 

Hay días en los que tanta incertidumbre me supera y levantarme de la cama es lo único que hago. Tanto cambio no sé cómo encajarlo y reconozco que ya no tengo las mismas ganas que cuando tenía veinte años. Siento que ya no tengo la misma fuerza para superar los obstáculos y doy vueltas y más vueltas en la cama pensando en lo mucho que necesito dormir y dejar de sentirme así. Empiezo a notar que todo me cuesta más tiempo, noto cierta lentitud para arrancarme, me quedo pensando más de la cuenta, como el relojito en la pantalla que te dice «espera».

 

¿Y hasta cuándo tengo que esperarme?

 

… creo que voy a hacerme un café, mientras tanto…

 

 

Para trabajar en seguros... no me siento nada segura. Ironías de la vida. Me resulta muy difícil vender algo en lo que he dejado de confiar y me resulta más difícil aún tener que poner mi mejor cara cuando es a mí a quien están intentando engañar… (como si no nos conociéramos ya). Las relaciones sean del tipo que sean, tienen que aportar algo. Ya sea confianza, empatía o desahogo. No hace falta amenazar, ni infundir miedo, ni mentir para conseguir lo que se quiere, no se trata de una demostración de poder y sí de entendimiento, aquello de remar todos juntos en el mismo barco… y en la misma dirección. Jamás me había costado tanto entenderme con alguien, intento siempre atender a lo que se me dice, ponerme en la piel de la otra persona y hacer cuanto esté en mi mano para que todo funcione. Pero hay unos mínimos que todos debemos cumplir, respeto, educación, un tono adecuado no invasivo, que no tengas que callarte simplemente porque no te dejen hablar. Pero intentar hablar con alguien que no quiere escucharte es como darte contra una pared y quedarte ahí, sin moverte, esperando a ver qué es lo que le pasa a tu cabeza a partir del tercer golpe.

 

Te hago un spoiler: Te va a hacer daño.

 

 

Hay días en los que me encanta mi trabajo.

Lo malo es que ya son muy pocos.

domingo, 9 de enero de 2022

Cállame de una vez...

 
Bésame si quieres.
¿A qué estás esperando?