Sigo
estando en el mismo lugar, como esperando.
Pero
no espero nada.
Créeme.
Ya
no.
Y
tampoco entiendo nada,
pero
sigo intentándolo.
Deberías
creerlo.
Y
sin embargo, sigo estando.
No
digo nada, no hago nada.
Porque
yo amaba tus alas,
pero
nunca supe hasta que altura deseaban volar.
Mientras
te animaba a saltar.
Porque
me llenaba tu sonrisa,
me
llenaba tu ansiedad,
me
llenaba tu inconsciencia y esas ganas de volar.
Y
sin embargo, sigo estando.
En
otro sitio, en otro lugar.
No
me fui porque dejara de quererte,
me
fui porque cuanto más tiempo me quedaba…
menos
me quería a mí misma.
Esa
era la auténtica verdad.
Ya
no hacíamos nada juntas,
tú
volabas sin paracaídas y a mí eso ya no me gustaba.
Y
mucho menos, ver tu sonrisa mientras lo hacías.
Sin
miedo.
Sin
miramiento.
Y
sin embargo, sigo estando.
Ya
no hay miedo.
Ya
no hay enfado.
Ya
no hay nada.
Solo
me queda el reproche, el arrepentimiento por
no haber sido capaz de saltar antes…
para
igualmente estrellarme, quizás, pero con valentía y no sintiéndome una cobarde.
Y
sin embargo, sigo estando.
Aquí.
Y
sigo sin atreverme a dar el salto.
me fui porque cuanto más tiempo me quedaba…
ResponderEliminarmenos me quería a mí misma.
Esos dos versos son una declaración gigante, reflejan una enorme valentía y una capacidad de aprender maravillosa. No hay cobardía en esa decisión, al contrario.
Es el seguir queriendo a quien nos hace sentir así lo que trae sombra a tu grandeza. (Es sólo mi opinión)
Un beso
Gracias Alís, un beso muy grande.
EliminarY sin embargo... me encanta cada palabra de este escrito.
ResponderEliminarEscribir así, para mi que escribo también, es una valentía en si, desnudarse ante tanta gente, aunque no seamos conscientes.
La verdad es Sandrita, que salvo tu y unas diez personas más (para no hacer corto) no me conocen en persona. En este blog gozo de anonimato porque nunca he querido mezclarlo con las redes sociales... Aquí soy todo y no soy nadie. Y eso, me encanta.
EliminarHay versos que son auténticas declaraciones, cuántas veces nos hemos quedado a sabiendas que eso implicaba menos amor hacia nosotros mismos.
ResponderEliminarMe ha encantado tu lugar. Con tu permiso me quedo y de paso agradezco tus palabras en mi blog de regalos.
Mil besitos y feliz finde, Laura.
Un placer tenerte por aqui Auroratris.
EliminarNo se donde lei esto:
"Te quise tanto...
Tanto, como tuve que quererme a mi."
Lo simplifica tan bien... :)
Saludos.
Y aún entre tanta duda permanecer ya es bastante.
ResponderEliminarAgradezco tu visita a mi blog.
Un beso dulce y dulce fin de semana.
Gracias por pasarte por aquí, Dulce.
EliminarUn abrazo.
QUE NUNCA EL VÉRTIGO TE EMPAÑE.
ResponderEliminarAbrazos amiga.
Yo que nunca tuve miedo a saltar....
Eliminar:) Un beso.
Somos pájaros. Nacidos para volar, para no tener dueños. Nunca he visto a un pájaro quedarse en algún lugar en el que se sienta incómodo. Sea lo que sea, has hecho bien.
ResponderEliminarEso creo.... aunque no lo tengo muy claro. ;) un abrazo.
EliminarCuántas veces no hemos estado así, como dices en este poema...
ResponderEliminarQueda la determinación y nuevos poemas.
Abrazo, Laura.
Y que fluyan las ideas.... Saludos.
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