de tu hipocresía,
la calma,
la ignorancia,
la mentira.
La nana perfecta,
cantada al ombligo,
con la que arrullar el llanto,
de mi yo desvalido.
Y ahora…
que el desgarro daña tu cuerpo,
que mis lágrimas desvelan tu sueño,
que te exprimo sin aliento,
que veto tu sexo
y robo tus pensamientos…
Dime…
¿qué será de nosotros?
¿qué será de mi…?
tonto,
que soy capaz…
de creérmelo todo…
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