Deseo, impaciencia ante unos besos que no llegan, olvidados están aquellos que me diste, hace ya mucho tiempo, hace ya muchos días.
Se perdieron de camino, fueron quedando atrás, rezagados tras mis pasos, los cuales siguieron mientras tanto, sin retrasos, sin esperas, sin ser anotados y por lo tanto, tristemente olvidados.
Lista de tareas que hoy se viste de blanco, vacía, limpia de tinta, que no fue previamente escrita.
Vendiendo los retales de mis vestimentas, ropas usadas que andan desaliñadas, desgastadas y desgarbadas ante el uso constante.
Vistiéndome y desvistiéndome a diario, esperando en un oscuro cajón a ser elegidas, esperando con ansiedad el poder cubrir estos dos metros de piel que me rodean, de los cuales no puedo desprenderme aunque quiera, porque los siento tatuados sobre mi, desnudez a quemarropa, circulando por mis venas.
Mercenaria de un cuerpo que reclama deseo.
Mercenaria me siento porque compro y vendo.
Sultana de mercadillo que hoy cuelga el cartel de “traspaso y vendo”.
Desabrigada porque no encuentro amparo, entre tanto montón abaratado.
Desgañitándome entre la multitud que se acerca a curiosear. Que desmontan mis montones con total crueldad. Desmotivada al ver que consigo su atención, menos de quien de verdad la deseo.
Desafines que al susurro pasan desapercibidos. Y que al grito pueden incomodar a todo aquel que descaradamente escucha.
¿Pero que puedo hacer, si me siento abochornada?
Debido a este calor que me acecha y que no cesa, ni aun desnudando esta desnudez que me protege, de miles de ojos que me observan.
Desguazo mi cuerpo, a quien pueda interesar.
Materia invisible.
Vendo caro lo invendible porque no se debe tocar.
Cachitos de carne sin sal.
Dieta difícil de equilibrar.
Balanza que jamás dará mi peso real, porque diariamente me alimento de aire que acabo expulsando sin más.
Órganos vitales que dormitan.
Latidos debilitados.
Sentimientos descarriados que deben volver a su punto de partida.
Bombeos de sangre que me hagan sentir de nuevo cosquillas.
Miradas que me digan que hay deseo, que hay vida.
Gracias Jordi, me has dado un nombre, un escrito y un sinfín de ideas.
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