Tren destino, alguna parte.
No se sabe.
Una mujer.
Más anciana de lo que su edad marca.
La vida, quizás, que pasa factura.
Triste.
Mirada fija.
Apagada.
Llorosa.
Mira a través del cristal, aunque no ve nada.
Suspira.
¿Qué tendrá?
Viste de negro.
Ropa arrugada.
Pelo enmarañado.
Arrugas profundas.
Manos entrelazadas
Observo a escondidas.
Me invade un instante de soledad.
De entendimiento.
Ambiguo.
Porque sin sentir, siento.
Sin conocer, llego.
Gente igual.
Gente dispar.
Gente que habla sin hablar.
Miradas atentas, miradas perdidas.
Siempre miradas.
Ella, me mira.
Mantengo mirada.
Me dedica una media sonrisa, veleidosa.
La devuelvo, igual.
Quizá me leyó la mente.
Quizá encontró un punto de apoyo, entre la gente.
Quizá algunos tenemos estigmas en el alma.
Quizá a veces, sabemos verlos.
Quizá a veces, no queremos.
Escribo y plasmo lo que siento.
Se levanta.
Llega a su destino.
Me mira.
La miro.
Adiós, me susurra.
Adiós, le digo.
Se va.
Arranca el tren, de nuevo…
La veo caminar, la pierdo.
Me quedo con una sensación extraña.
Quizá estigma, quizá duende.
Quizá.
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