El desorden de tu risa

Estrangulas al silencio con tu risa
y a mi…
me cortas el aire cuando dejas de reírte.

Intento provocarte carcajadas a tiempo y a destiempo,
como un ejercicio de valentía egoísta que no acabo de entender.

He perdido de nuevo,
la vergüenza y el miedo a pasar por esto…
Me desinhibo lo bastante como para que quieras más de mí…
y lo suficiente como para que vuelvas a por más…

Cómo queriendo que lo que tenemos te parezca siempre poco…
o que necesites lo que sea que yo esté dispuesta a darte…
para que vengas a buscarlo…
para que vuelvas a buscarme.

Y yo no sé donde iremos a parar…
si seguimos así y con esto…

He dejado de esconderme porque siempre me encuentras…
y me resulta un juego de lo más tonto
a la vez que una gran pérdida de tiempo.
Quiero que me encuentres
y por eso no me escondo.
Puedes venir directamente a por mi…
como yo lo hago contigo.
Sin escondites estúpidos que nos hagan buscarnos para quizá no encontrarnos.

Sería el colmo de lo absurdo,
añadir trabas a lo que ya de por sí se complica solo,
sin ayuda de nadie.

Esta maldita manía que tengo de ponerlo siempre todo tan fácil.
Y de focalizar en tu risa mi mayor debilidad.
No puedo con eso, no puedo hacer eso.
Es ser demasiado egoísta.
Resumir todo el amor en una sola sonrisa.