Interludio

ACTO I

(7 AM)
Llevo tres días durmiendo poco y mal por diferentes motivos.
Desisto en el intento de perder más tiempo y me levanto a regañadientes.
Café. Mucho café.
Tengo el sueño cambiado, al igual que el ritmo.
Estoy en modo viernes pero es domingo.
Y además, es muy temprano.
Últimamente los fines de semana no paro y si soy sincera, tengo ganas de no hacer nada, de estar con mis cosas, con mis nadas.


INTERLUDIO 

El viernes no dormí en casa.
Y cuando no duermo en mi cama, no descanso.
Busco con qué entretenerme y si hay cuerpo, investigo.
No se me ocurre mejor manera de pasar el rato.
Supongo que la luz tiene algo que ver y los ruidos.
Y prefiero regular la intensidad de una mirada que la luz de una ventana sin persiana.
Hay cosas que no se pueden controlar, otras si.
Y me posiciono, doy vueltas y más vueltas y acabo dándome cuenta de que prefiero estar encima o debajo pero nunca a un lado.
Me tendrás que perdonar pero hoy aquí no duerme nadie.
Prometo tratarte bien de buena mañana, si me dejas.
Y veo que si…


ACTO II

(10 AM)
Hay días en que todo está desordenado, la casa, la vida, las entrañas, la cama, el pelo y las ganas.
Y hay días en que tardo más tiempo en decidir el titulo de la entrada que en escribir el texto entero.
Hay momentos, pequeños y frágiles instantes en los que nada (me) importa.
Como este.
En el que vuelvo a la cama porque me ha entrado un sueño tremendo y a regañadientes me acuesto.
Con lo inspirada que estaba…

Sonrío.