Compro la sonrisa sincera, esa que cuenta verdad, la dedicada, la robada, la tímida y la que habla sin apenas decir nada.
Compro la risa, la carcajada, esa a la que llaman exagerada y que a veces se acompaña hasta con lágrimas, la que incluye gritos, la del hipo, la tonta, la nerviosa y la mejor, esa que contagia.
Compro la felicidad, la buscada, la encontrada, la escondida, la propia y la de los demás, esa que se da, que se regala y que a cambio no espera nada.
Compro la mirada, la de deseo, la que viaja a través del tiempo, la que es capaz de rescatarte de un agujero, la tierna, la achinada, la negra, la castaña, la verde y la azulada.
Compro detalles, inesperados, esos que de tan pequeños se hacen inmensos, los que te dejan sin saber que decir, los que te emocionan de la manera mas tonta y te hacen sonreír.
Compro una pequeña porción de lágrimas, de esas que cuando caen regeneran las ganas.
Compro la voz, la que no se olvida, la que produce una inmensa alegría, la que se echa en falta, la que provoca la risa, esa que te recuerda a una vida.
Compro a los amigos, a los que están, a los que no están, a los que están pero no están, a los que no están pero si están, a los que están aún cuando no pueden estar y a los que quieren estar pero no pueden estar.
Compro la música, la que transporta, la que te invade melancólica, la que te hace ponerte a brincar como loca... y la que aún sin saber su letra, te hace mover la boca.
Compro la creencia, a poder creer en algo o en alguien, si es que existe ese algo o ese alguien, se llame Dios o vete tú a saber como se llame.
La fe no la compro, porque no sé lo que es.
Compro los besos, los lentos, los fogosos, los eternos y los de ya no hay tiempo, los de chocar la boca de un niño y los de abuela que hacen tanto ruido.
Compro un sueño, fácil o difícil, cada uno verá hasta donde puede llegar, al menos uno hay que tener, para poder tener algo por lo que luchar.
Compro la esperanza, la ilusión, la pasión, la comprensión, la empatía, la humildad, la lealtad y todo aquello que me pueda ayudar a ser más accesible a los demás.
Compro caricias, de esas que se hacen con la mano abierta, de las que erizan, de las que giran, de las que hacen cosquillas y de las que acompañan mientras se tirita.
Compro el aquí, el ahora, el nada más me importa.
Compro el hoy, ese hoy que se transforma siempre en un todavía.
Porque el mañana ya vendrá, el pasado ya no está y el futuro quizá, no llegará.
Compro un poquito de por favor, un gracias, un no hay de qué y un a sido un auténtico placer.
Compro el silencio, ese que descansa, que te hace sentir en calma, ese que va bien para escucharse a una misma y poder así curar el alma.
Compro el poder sentirme siempre inspirada, con ideas nuevas que llenen toda esta cabeza, el innovar, el materializar, el perfeccionar cada pequeña obra maestra, el no ser conformista, el no volverme egocéntrica y tener siempre la suficiente autocrítica.
Compro las manos frías, para poder notar siempre, un corazón caliente.
Compro un recuerdo, aquel que sobrevive al paso del tiempo, ese que revives una y otra vez como si fuese el mismísimo ayer, el que te hace volver, ese que te hace crecer, el que te hizo ser y el que te deja poder ser.
Compro el aprender, el no volver a caer, el caminar siempre hacia adelante para no retroceder, el poder equivocarme y el perdón a dicha equivocación, el no errar doblemente, el conocer todos mis defectos, no justificarlos y aprender a lidiar con ellos, pero sobretodo compro, el no tener que recordarme a mi misma cuales son mis virtudes porque ya las tengo más que aprendidas.
Compro todo lo que me ayude a ser mejor persona, al igual que ya hace algún tiempo vendí, todas las malditas sobras.
http://mipasacalles.blogspot.com/2010/11/vendo.html
MIS COSITAS
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lunes, 31 de enero de 2011
lunes, 10 de enero de 2011
Buscando tu piel
Me paso parte del día pensando en desnudarte.
En poder sentir en mis torpes manos el calor que desprenden tus pequeños volcanes.
Debajo, muy por debajo… creo reconocer el latido constante que anuncia tu erupción.
Tu piel, siempre caliente.
Tu vientre, siempre suave.
Tus dedos, siempre fríos.
Tu mirada siempre incesante.
Bajo la sabana, todo lo que no seas tu, me molesta.
Anhelo dormir encima tuyo, tu medio presa por mis piernas, que te aprietan con fuerza, mientras agarro tus montañas y pasas tu brazo acurrucándolo…
Me quedo inmóvil, me quedo exhausta, amnésica de recuerdos que me hagan ser consciente de que caí rendida en tus brazos.
Pero es así, me convierto en débil cada vez que me tocas.
Cada vez que te desnudas, cada vez que te acercas… me quedo indefensa.
Esa piel que me prestas, esa de la que a veces me dejas ser dueña, esa que a escondidas me calienta, esa que siempre me vuelve egoísta de tu cuerpo y vampira de tu cuello…
Siempre pienso en tu piel…
En la piel que te viste y te desnuda la fachada.
Y voy buscando tu cobijo…
Es en el único lugar, en el que siento que no paso frío.
Ese amor mío imponderable, que no se evapora en el aire, espacio etéreo llenado de besos que rebosan por los cuatro costados del cuerpo.
Hazme el amor y hazme la cama conmigo dentro.
Que no pueda escaparme de ese sueño…
Ni de ese escondite perfecto.
En poder sentir en mis torpes manos el calor que desprenden tus pequeños volcanes.
Debajo, muy por debajo… creo reconocer el latido constante que anuncia tu erupción.
Tu piel, siempre caliente.
Tu vientre, siempre suave.
Tus dedos, siempre fríos.
Tu mirada siempre incesante.
Bajo la sabana, todo lo que no seas tu, me molesta.
Anhelo dormir encima tuyo, tu medio presa por mis piernas, que te aprietan con fuerza, mientras agarro tus montañas y pasas tu brazo acurrucándolo…
Me quedo inmóvil, me quedo exhausta, amnésica de recuerdos que me hagan ser consciente de que caí rendida en tus brazos.
Pero es así, me convierto en débil cada vez que me tocas.
Cada vez que te desnudas, cada vez que te acercas… me quedo indefensa.
Esa piel que me prestas, esa de la que a veces me dejas ser dueña, esa que a escondidas me calienta, esa que siempre me vuelve egoísta de tu cuerpo y vampira de tu cuello…
Siempre pienso en tu piel…
En la piel que te viste y te desnuda la fachada.
Y voy buscando tu cobijo…
Es en el único lugar, en el que siento que no paso frío.
Ese amor mío imponderable, que no se evapora en el aire, espacio etéreo llenado de besos que rebosan por los cuatro costados del cuerpo.
Hazme el amor y hazme la cama conmigo dentro.
Que no pueda escaparme de ese sueño…
Ni de ese escondite perfecto.
sábado, 8 de enero de 2011
Enséñame
El rencor, bastardo y cobarde…
maldito ladrón del tiempo,
que nos hace perderlo…
El perdón, dulce y benevolente…
para aquel que no necesita ofrecerlo…
porque olvida lo que para nada sirve
y vive feliz con lo que tiene.
maldito ladrón del tiempo,
que nos hace perderlo…
El perdón, dulce y benevolente…
para aquel que no necesita ofrecerlo…
porque olvida lo que para nada sirve
y vive feliz con lo que tiene.