Te rogué, si…
porque valías la pena.
Te supliqué, si…
porque creía en ti.
Te eche de menos, si…
porque el tiempo que pasé contigo,
fue el mejor de mi vida.
Pero la dignidad,
el orgullo,
y mucho del cariño…
todo eso,
lo perdí por el camino.
Porque creo,
que no hay que conformarse,
con lo que una vez hubo,
que es una demostración constante,
eso de amar a alguien.
Y que llega un momento,
antes o después…
en que hay que saber decir que no,
recoger,
incluso…
irse,
a donde a una la quieran bien.
Y lo difícil que resulta ser tan valiente para dar ese paso. Los putos buenos recuerdos son muy traidores...
ResponderEliminarLa dignidad es al fin la salvación
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