No busques poesía tradicional en este blog. Esto es lo más parecido a un poema que soy capaz de escribir.

jueves, 31 de diciembre de 2009

1,2,3... empieza otra vez

Respiro…..
Profundamente.
Cuento hasta tres, una y otra vez.
Cuando me adelanto y llego a tres demasiado rápido… de golpe y sin voluntad me encuentro empezando de nuevo y yendo mas despacio….
Como dándome mas tiempo en un recurso casi penoso de valor que no creo tener…. Y que afortunadamente, tengo.
… ¿Tendré que ampliar mi cuenta hasta diez?…
¿O será mejor no ampliar más la cuenta esta vez?
¿Demasiadas oportunidades perdidas….o demasiadas mentiras?
Año nuevo… vida nueva….
… dicen.

viernes, 25 de diciembre de 2009

En Navidad

Son fiestas, lluviosas.
Pasé de hacer muñecos de nieve años atrás, donde lo más importante en esta vida era conseguir mantener erguida la nariz de zanahoria a no sentir la diferencia de unas fechas que de alguna forma, lo único que me traen es melancolía.
Tras el cristal, observo las gotas resbalar, mientras pienso en que me tocará limpiarlos una vez cese este frío polar y estas lluvias cansinas.
Me gusta la lluvia. Siempre me gustó.
Aunque también reconozco que me gusta cuando tan solo dura un día.
Me reconforta llegar a casa, cerrar la puerta y que, breves instantes después, se ponga a llover.
Me encanta meterme en la cama y dormirme escuchando el incesante picoteo en la galería.
Y levantarme al día siguiente y aunque no haya sol, que al menos tenga toda su intención de dar algo de calor.
Son fiestas, si, ¿y que?.
Son días tan normales, sin ir más lejos hoy es viernes, como tantos otros viernes. Y después de cenar en familia, me he venido a casa con la única intención de escribir, simplemente porque es viernes y porque me gusta escribir los viernes, ya sean de enero, de agosto o del maldito diciembre.
Y mañana más.
Si, mañana más.
Y no me apetece.
Las navidades, al menos mis navidades, son tristes.
Me faltas. Y no vendrás.
No vendrás como hace el turrón.
Me pondré a recordar tus chistes para al menos reírme un rato, aunque sea por dentro.
Como cada año, pediré 12 deseos.
Y como cada año, la mitad no se cumplirán.
Empiezo a pensar que lo mejor sería pedir solo uno y repetirlo 12 veces, a lo mejor por pesada se me cumple… ¿quien sabe?.
Sería algo así:
Que estés donde estés, que estés bien.
Que estés donde estés, que estés bien.
Que estés donde estés, que estés bien.
Que estés donde estés, que estés bien.
Que estés donde estés, que estés bien.
Que estés donde estés, que estés bien.
Que estés donde estés, que estés bien.
Que estés donde estés, que estés bien.
Que estés donde estés, que estés bien.
Que estés donde estés, que estés bien.
Que estés donde estés, que estés bien.
Que estés donde estés, que estés bien.
¿Qué tal queda?
¿Queda bien?
En fin, da igual… es un deseo tonto, sin respuesta, con el que puedo quedarme a esperar la vida entera… ya que nunca sabré como es la vida allá arriba hasta que no sea yo la que vaya de visita.
Esta noche, como tantas otras, al alzar la copa y brindar por la asquerosa navidad, yo, en silencio y por dentro, siempre por dentro… no vayan a creer que estoy loca, he brindado por ti.
Casi siempre te dedico mis brindis, al igual que casi siempre, también, soplo las velas de mis tartas por ti.
Son pequeños gestos que me salen sin querer, desde hace más de tres años.
No me preguntes el por qué, porque ni yo misma lo sé.
Me pasa con muchas otras cosas, como cuando veo algo de color amarillo, como cuando escucho a Maná, como cuando oigo reír a tu hijo, me pasa muy de vez en cuando, al mirarme al espejo (a veces me parezco tanto a ti…) entonces no se porque desvío la mirada y me invade de nuevo esa sensación, la de melancolía, la de querer algo y no poder tenerlo, es tan odiosa.
Me gustaría tanto que supieras que el Barça este año ganó seis copas.
Estarías tan feliz… y yo contigo.
Me encantaría sentarte a la mesa y contarte tantas cosas.
Explicarte que a tu hija se le caen los dientes y que aunque está fea, sigue siendo la niña mas bonita de esta tierra.
Que aún sigue creyendo en el ratoncito Pérez, en papa Noel y en los reyes magos.
Que no le faltan besos, porque tiene una caja llena de ellos.
Que saca muy buenas notas, 8 y 9 y que ante la dificultad de sumar 1+1, ella nunca falla y siempre dice 2.
Es lista, tiene algo, tiene magia.
El niño es un vago, en eso se parece a ti.
Pero es tu vivo retrato.
Yo me deshago. Me puede. Me invade. Me traspasa.
Te contaría que son divinos pero también que son dos diablos.
Te hablaría sin parar hasta que me dijeras que soy un loro como la mama.
Eso no ha cambiado, sigue hablando mucho y muy rápido.
Y cada vez está más sorda. Ahora si que ya tiene la oreja de plástico.
En este momento, tu te empezarías a reír y nos reiríamos juntos hasta cansarnos.
No sé tete, te escribo y te escribo, algunos no ven la luz porque los encuentro muy míos, muy nuestros… otros sin embargo, los publico, porque de alguna manera, como ya te dije una vez, escribirte es como un hilo conector que me conduce hasta ti… estés donde estés
(que estés bien) y eso me hace sentir, no bien sino mejor.
Como dice una canción: a veces lo bordas y a veces lo tiras por la borda.
A veces me sienta bien y a veces me sienta horrible.
A veces te escribo mucho y a veces me privo.
A veces me gustaría quererte un poco menos y a veces aún queriendo olvidar, no te olvido.
A veces eres un recuerdo y a veces eres mi único pensamiento.
Pero siempre, siempre, siempre… aunque ya no estés, eres mi único hermano.
Y siempre, siempre, siempre, yo te seguiré amando.
Feliz Navidad Marcos.

miércoles, 23 de diciembre de 2009

Mis charlas con Dolores V (+ fotos)

L- Hola
D- ¿Que vienes a cobrar? Porque no tengo un duro!!!
L- No, vengo a desearte Feliz Navidad.
D- Anda! coñiiiio… pues pasa.
L- ¿No tienes frío? Solo con ese calefactor (que mi secador de pelo tiene más potencia que eso)…
D- Es que mira, mi hija me ha regalado una estufa… mira ven, que te la enseño, pero la acabo de quitar porque me da miedo.
(La estufa era de aquellas que hacen tanta luz, hasta que se funden)
L- ¿Y porque te da miedo? Mientras no pongas nada encima, no pasará nada.
D- Ays!! No sé me da miedo y hace mucha luz y a mi me gusta estar a oscuras… ya con esto me esta bien, me pongo la mantita y a correr… (no me extraña que tenga frío, es de las que va con falda y calcetines de media por debajo de la rodilla)…
Nos sentamos en el sofá.
Me ha puesto la mano encima de la rodilla, así como en forma de cariño…
D- ¿ y no tienes novio?
L- ¿Otra vez? No, no tengo novio, es complicado.
D- Ya… se está mejor sola que mal acompañada…. Mi hija me dice, tienes a un montón de hombres locos por ti… ¿pero sabes q?, que yo no me veo durmiendo con ningún “tío” en la cama (PALABRAS TEXTUALES).
L- Con lo bien que se está teniendo espacio, ¿verdad?.
D- Yo no estoy “pa aguantá” a nadie….
L- ¿Has visto mi móvil nuevo?
D- Anda, que bonito… es de los que hacen fotos,¿no?…
L- Si, mira, vamos a hacernos una….
D- ¿Con estos pelos? (mientras se ahuecaba el pelo, super presumida)
L- Si estás guapísima… mira aquí…¿vale?
D- (mirando aquí, super sonriente)
L- Mira que guapas….
D- No la vendas al Lecturas, ¿eh?
L- jajajajaja (al Lecturas no, pero va directa al Pasacalles)

Le he dado un abrazo, le he plantado 4 besos, me ha estrujado y me ha dicho… ay Laura… que ya casi te quiero como a una hija…

Creo que le tendría que haber dicho que yo a ella ya casi la quiero, como a la abuela que ya no tengo.

PD. Las fotos no son de muy buena calidad, pero así han salido.
Os presento a mi Dolores.


lunes, 21 de diciembre de 2009

Y llueve

Lunes...
Un Lunes que podría ser como otro cualquiera...pero no lo es.
Porque llueve...
Y cuando llueve para mi todo es diferente...
Llora el cielo para mi...quizá es que lloran los que no están y que dijeron adiós....
Es Lunes... y empiezo a creer que entre los dos, se oculta un cielo temblando de amor...me acuerdo de ti...y llueve...


martes, 15 de diciembre de 2009

Mis charlas con Dolores IV

Se acercan las navidades, puede que sea eso por lo que mis clientes están quizás más cariñosos que nunca, no sé… lo que me hace ser consciente de eso, es la infinidad de besos y abrazos que hoy he tenido que dar… yo, que odio la Navidad… he felicitado por doquier a unos y otros.

Como no, mi Dolores…
Estoy enganchada a esta mujer, consigue que toque su timbre con una sonrisa en mi cara y de alguna manera, hasta que contesta (que suele ser bastante después) me tiene con una impaciencia un tanto simpática esperando en el portal.

Hoy me he dado cuenta que usa con mucha frecuencia una palabra… coño en mi lenguaje, “coñio” en el suyo… hay que aplicarle una cierta entonación y alargar ligeramente la palabra, o sea quedaría algo parecido a esto: “coñiiiiiio”.
Pues bien, la coletilla se lo pone a casi todo, puede que hoy lo haya dicho como 10 veces en escasos 15 minutos… pero de forma muy graciosa, hasta tierna y para nada vulgar.

D- Que frio hace hoy eh!
L- Muchísimo
D- Bueno, vas abrigada, con ese gorro no te conocía, pareces un caco… pero ponte una chaqueta mas gorda, que no tienes chicha pa’ abrigarte…
L- Llevo 2 jerseys y la chaqueta, bufanda, gorro y guantes…. ¿Que mas quieres?.
D- Ay! Coñiiiio No sé… ¿quieres un café?
L- Venga, si.
D- ¿Y estas Navidades que haces?
L- Nada, poca cosa, no me gustan… vendrán mis padres unos días y quizá yo también me escape… no sé.
D- ¿ A donde?
L- A Belén…
D- jajá jajá coñiiiio estás contestona hoy… ¿que te pasa?
L- Que no me gustan las Navidades….
D- Claro, es que cuando te haces mayor… pierden la gracia… cada vez te va faltando mas gente y se vuelven tristes… no es lo mismo ser que estar, que existir o faltar… queremos los que faltan y los que están a veces sobran… y otras veces, los que estamos a veces no podemos por la distancia y acabas cenando con familia que ni siquiera te caen bien…
L- (pensativa)
D- Pero bueno, por suerte solo es una vez al año y pasan rápido… tranquila.
El café ya está… Coñiiiio que me quemo….
L- Déjame a mi… anda…
D- Quita, coñiiio que no soy inútil.

Nos hemos tomado el café, con las pastitas que he subido (que ponía una cara de placer la mujer con la crema que daba gusto verla) y cuando me ha despedido, me dice:

D- Oye, toma esto (10 euros)… que la pensión no me da pa’ más….
L- No quiero dinero.
D- Coñiiiio no me lo desprecies…
L- Dolores, no pienso cogerlo.
D- (ME HA PEGADO UNA COLLEJA) y me lo ha metido a la fuerza en el bolsillo de la chaqueta.
Mira… niña, este año no voy al pueblo y no puedo traerte la butifarra… de todas maneras, a ti no te van!
L- ajajá (no sabía donde meterme)
D- Y haz el favor de venir a verme algún día de los de la fiesta…
L- Claro, por supuesto que si…
D- Anda tira… que pareces nieta mía…
L- Le he plantado un beso de abuela… y me he ido más feliz que unas pascuas… ¿será por las fechas…?

Me la pediría para reyes…

miércoles, 2 de diciembre de 2009

¿Qué será de ti?

Destellos de lucidez me ciegan como flashes.
Diapositivas que entre silencios van pasando ante mis ojos.
Hay días que lo veo todo bajo un prisma diferente.
Primeros planos en los que detecto todos tus defectos.
Las imperfecciones son casi imposibles de disimular ante mis ojos.
Maquillaje que no viste de seda a la que mona se queda.
Hay días en que no entiendo nada… y no te entiendo a ti tampoco.
No entiendo tu filosofía de vida y dudo de que pienses en alguien más que en ti misma.
Hay días en que tu voz me resulta casi insoportable.
Hay días en los que dudo de hasta si te quise por tu valor, si alguna vez lo tuviste… o solo porque ocupabas el lugar que ocupabas… y era lo que tocaba.
Me pregunto donde está todo aquel amor que dijiste sentir y que poco, muy poco, supiste demostrar.
Como pudiste reemplazar en tan poco tiempo, lo que años te costó crear.
Como supiste continuar con otro nombre, otro cuerpo y otro camino mientras dormías cada noche en la misma cama.
¿Fue tan sencillo como almacenar en cajas todos los recuerdos, igual que lo hiciste con todas sus cosas?
Que ni siquiera eso es del todo cierto… porque fui yo quién tuvo el corazón de mudanza en aquella habitación y en aquella casa, aún recuerdo como plegue su ropa, la de vestir, la de deporte, la del trabajo, aquella camiseta verde que no se quitaba desde el día en que se la regalé, sus zapatos, sus cds, su cepillo de dientes, como entre lagrimas, poco a poco fui recogiendo sus cosas apilándolas con cuidado en cajas de cartón mientras mi desolación ocupaba espacio dentro de las mismas.
Cajas que no supe nunca donde acabaron y que hoy me pregunto donde estarán, aunque prefiero no saberlo.
Seguramente me dirías que en el primer contenedor y eso me trituraría el alma como si de basura se tratase.
Me cuesta entenderte y ya no me esfuerzo en defenderte.
Tomaste tus propias decisiones, sin importante lo que estaba bien o lo que estaba mal.
Viendo como te van las cosas, es honroso por mi parte no hacer ningún comentario al respecto… aunque me apetece hacerlo, la verdad.
El tiempo pone a cada uno en su lugar, a ti de momento te ha dejado a un lado.
Igual que he hecho yo.
Apartarte.
Lo único que detesto, es tener que fingir alegría al escucharte por miedo a que me niegues escuchar las suyas. Que son las que me dan vida.
Si pudiera pasarte por alto… sin esperar a que pasen años… créeme que lo haría.
Y no te deseo ningún mal.
Eso sería como tirar piedras a mi propio tejado. Sería de tontos.
Solo me gustaría que sentaras la cabeza de una vez… y que encontraras aquello que perdiste algún día, la sensatez, bueno… eso si alguna vez la llegaste a tener…
Mientras tanto, yo seguiré esperando a que pasen los años… mientras pueda seguir encajando los manotazos… aquí estaré.